la Sevilla del ABC.

Identificación entre una ciudad y un modo de ver, llamamos “la Sevilla del ABC” (desde el 12 de octubre de 1929; ABC de Madrid, desde 1903) al paquete ideológico que ha ido conformándose entre ciudad y periódico. Este ideario, más masculino que femenino (eran los varones quienes leían la prensa desde primera hora del desayuno: hemeroteca de bar), no hay que tomarlo en el sentido político conservador (y, ante la República, golpista) sino en el sentido de configuraciones mentales que alcanzan a quienes se las dan de progresistas o han sido de la competencia (como su rival histórico, El Correo de Andalucía, fundado por el cardenal Spínola en 1899, o su actual competidor en los quioscos, el Diario de Sevilla, pasando por las ediciones regionales de El País, El Mundo o prensa gratuita). El ABC es guardián de las esencias de Sevilla y el Ayuntamiento lo escucha y le teme: desde la Cabalgata hasta el chiringuito en la playa, desde la Feria a la Feria del Libro, desde la Maestranza hasta el Rocío, desde el Corpus a San Miguel y a Navidad, desde las comuniones por mayo hasta las esquelas y los anuncios por palabras. La ciudad se mira en el ABC, ¡qué buen nombre!, ABCdario de lo que hay que hacer.

Ante la Feria “de sábado a sábado”, la Sevilla del ABC reacciona corta de reflejos y como con miedo a pensar posibles soluciones a lo que evidentemente parece un absurdo: ese último fin de semana ni chicha ni limoná, ni enteramente feriado ni enteramente libre de fiesta, con Toros y Calle del Infierno pero sin casetas, algo incoherente como oferta de ocio para el turismo y para los planes de fin de semana. Y todo porque la Sevilla del ABC es incapaz de no hacer “lo que siempre se ha hecho” y porque frente al “de sábado a sábado” parece no haber más opción que volver al Lunes del Alumbrao. Como si los fuegos artificiales (pirotecnia raquítica para que el espectáculo alcance los quince minutos) tuvieran que ser por fuerza de clausura. Y como si las 24 o las cero horas fueran el único corte autorizado entre un día y otro día y como si el segundo domingo no se pudiera pasar en paz y buena compañía con las casetas abiertas, plan dominguero. Esa falta de imaginación es característica de la Sevilla del ABC. También, no concebir la privatización de la Feria con cargo al bolsillo de la comunidad de feriantes. O hacerse la Feria parque temático que cobrara la entrada a un recinto cerrado y que podría auto subvencionarse por publicidad o patrocinios. Nada de eso le cabe en la cabeza a la Sevilla del ABC, vote al PP o vote izquierda. Como tampoco le cabe que haya un evento en la ciudad sin que yo, sevillita, esté presente:

–¿Diez días de Feria? ¡Si yo con cuatro tengo bastante!

–¡Que la Feria esté abierta no significa que tú tengas que ir!

Narcisismo gregario y autoritario con lo que la ciudad considera sus fiestas, costumbres y tradiciones. Léalo en ABC.


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