La clave está en el macho que se excita
viendo lo que ve,
queriendo hacer y haciendo
lo que otros machos hacen. Si no,
no eres hombre, chaval, con todos tus tatuajes,
con todas tus barbitas, con todo tu alcohol
y con toda tu vocación de buena gente,
de servicio, de guardia civil o de soldado encima.
No tiene más misterio la penetración en grupo
a una muchacha, así ella nos haya incitado
o luego se muestre deseosa o complaciente.
Como si nos paga o le pagamos:
que a ella la juzguen por eso.
Yo, con mi polla tiesa y esperando mi turno,
yo ya estoy juzgado.