LOS AÑOS XVII Y XVIII DE NUESTRA ERA
que era y es la Edad de la Estulticia
(eufemismo por no decir la estupidez)
la vida pública se vino tan abajo, tan abajo,
que hasta el más tonto del reino se dio cuenta
de que en aquella corte faltaba una moral.
Una moral pública que no escondiese debilidades privadas
y una moral privada que no justificase la total putrefacción.
Todavía la están buscando.