Mientras no cambie el suicida,
la mentalidad que le lleva a ser él la primera víctima.
Tinc por porque lo que pasa ahora no pasaba antes y los culpables de que pase (quienes rearmaron las religiones como un troyano contra la Unión Soviética) no han pagado ni van a pagar por ello (España, vía PP Aznar, en las Guerras del Golfo). Tinc por porque la reacción es que no podrán con nosotros ni contra nuestra /libertad /cultura /democracia /civilización ni contra nuestro mundo /mundo occidental /mundo de valores /derecho a salir /a seguir como si nada. Tengo miedo a las manos en las manos que estamos, a su estampa orgullosa y a sus guardaespaldas de lujo. Tengo miedo a la exaltación de la patria y a la misa funeral, a las velitas, a las fotitos, a los peluches, a los reenvíos particulares sobre el pequeño niño Julián. Miedo a las Víctimas del terrorismo y a los fastos de la efeméride en cuanto pase un año. Y otro, y otro, y se siga diciendo yo no tengo miedo.
Mientras no cambie el suicida, la mentalidad que le lleva a ser él la primera víctima (en Barcelona, gente de 17 o 22 años de edad), yo seguiré teniendo miedo. Miedo al cielo que le tienen prometido y a quienes se lo prometen. Miedo a la explicación que distingue entre el yihadista malo y el islamista bueno. Miedo de la religión, de todas las religiones, de la cristiana y de la judía, y de quien las llama cultura que, como es cultura /costumbre /tradición, no ha de cambiar. ¿No han de cambiar? Entonces yo seguiré teniendo miedo, hispano catalán: yo tinc por.
apostilla de Rafa Iglesias
No debió haber en Barcelona más gritos que el de libertad, escribe un calumnista de Diario de Sevilla. Precisamente libertad democrática clamaban esas voces. Y no hay peor sordo que el que no quiere oír. Y hay quien mira, pero no ve. O mira a otro lado. O cierra los ojos a la evidencia arrolladora.
El que siempre será el principito y nunca El Rey, y su séquito de siervos convenientes de estómagos agradecidos, intentaron rentabilizar políticamente la situación. Y les salió el tiro por la culata. Simplemente. No. El pueblo catalán no tiene miedo. Ni a terroristas ni a otras amenazas solapadas por parte de erroristas. Esos mismos que cacarean hacer un referéndum NO es democrático. No. Ni miedo ni respeto, a quienes no lo merecen, pues no se lo han ganado, por reciprocidad pura y sentido común. La ley del embudo no cabe en una democracia del siglo 21. Y las herencias pseudo feudales, heredadas de un dictador genocida golpista, menos. ¿Se imaginan en Alemania un aristócrata mandando, dejado atado y bien atado por Hitler? ¿Política ficción, verdad? Pues eso.