El Dios que todo lo ve puede ser Google; los servicios de inteligencia, en plan chungo; o el ojo de los mercados, en plan quién manda aquí. Por razones complejas, Dios había dispuesto que esta vez ganara Hillary Clinton bajo el titular: Primera mujer presidente de los Estados Unidos (la otra vez fue: primer presidente de raza negra). A Dios no le gusta que le lleven la contraria y todavía sus creyentes darán titulares de rechazo al elegido Trump, que viene a comprar un mundo que Hillary ya tenía comprado. No hay más. Aproveche el mundo para librarse de los Estados Unidos. Con misiles y marines no se gana el paraíso.
–enlace a Ética contra Trump.