DISCURSO DE QUIEN ODIABA A LOS FUNCIONARIOS
Funcionario es el Rey, y ya me dirán si no es un lujo tener España el doblete de Jefatura y Presidencia del Estado. Hagamos que Presidencia asuma la Jefatura del Estado, y me llevo una.
Funcionario es un militar. Pasemos el cuerpo militar a Policía o Protección Civil. Me llevo dos, me ahorro La Escuela: espacio de Paz y las jornadas de cada 30 de enero, y gano en verdadera paz (mundial).
No se entiende que haya un cuerpo de Policía y otro de Guardia Civil. Unifiquemos los dos cuerpos. Me llevo tres y un gran ahorro en jerarquías y altas nóminas.
Tampoco hay necesidad de una policía nacional, otra autonómica y otra local. Unifiquemos los cuerpos de policía. Me llevo cuatro y gano en coordinación y en cuerpo único de Seguridad del Estado.
Si a la unificación de estos cuerpos añado bomberos y protección civil, me llevo cinco.
Ahora supongamos que donde los cuerpos de Seguridad van patrullando de dos en dos (esos guardias de tráfico), para ahorrar y en adelante, van de uno en uno. Me llevo seis y doblo los puntos de prevención contra el delito.
Supongamos que las empresas semiestatales como Telefónica, Campsa-Repsol, etcéteras de agua, gas (con sus dos bombonas, blanca o naranja), y electricidad, vuelven a ser lo que fueron: una única empresa por sector y servicio, y que esa única funciona ciudadanamente bien. Me llevo siete y muchísimo consejo de administración.
Supongamos que donde hay la pública, la privada y la concertada, en la Enseñanza, se impone una enseñanza única que acaba con discriminaciones disfrazadas de uniforme y libertad de enseñanza que son “nido de diferencias” y “criadero de desigualdades”. Me llevo ocho.
Supongamos que donde hay Congreso y Senado, con una sola cámara de representantes nos conformamos. Me llevo nueve y un montón de gastos oficiales por delante.
Y donde Comisiones y UGT, que se parecen como gotas de agua, no sólo no queda ni una gota sino que les retiro a todos los sindicatos toda subvención. Me llevo diez y recupero independencia y unidad sindical.
Supongamos en fin que el cuerpo de enseñanza admite de una vez el principio de escolarización universal: que dejamos de pasarnos chistes, presentaciones PPs y escritos de condolencia y pésame mucho sobre qué bella era mi enseñanza antigua y qué fea es la enseñanza que ahora se lleva. Que defendemos como enseñantes nuestros derechos adquiridos: señor, señora: estas eran las condiciones laborales por las que yo opté a esta plaza y me presenté a estas oposiciones. Como ciudadano o ciudadana no tengo por qué oponerme a que los centros permanezcan abiertos en julio y en agosto, como si están al público las 24 horas del día y en régimen de guardería o campo de deportes. A lo que me opongo es que sea yo, precisamente yo, quien tenga que venir fuera de las horas que en mis oposiciones (mi convenio colectivo) salieron a concurso y yo gané con justos méritos (más justos que los criterios que se siguen en las empresas privadas).
Entonces y sólo entonces, cuando alguien me critique como funcionario lo poco que trabajo, someteré con gusto mi productividad a pública revisión: como trabajador del Estado y por el bien del Estado, ¿cómo iba a oponerme yo?
Daniel Lebrato