Etiqueta: tapadismo

CREAR Y CREER

nada

CREAR Y CREER
(Apuntes entre la nada y la estupidez)

Nos pasa por crear y creer. Que se juntan en creo. Primero, creemos que creamos y, después, creemos en lo que creemos que hemos creado, sea Dios o poesía. Esto se llama estulticia, necedad, tontería, ignorancia o estupidez de una persona, lo que ya estúpido, dígalo el diccionario Vox o quien lo diga, porque solo una persona puede ser necia o dejar de serlo, lo que, a su vez, acaba en redundancia o tautología. La tautología puede ser leve, como en persona humana; poética, una rosa es una rosa, o misteriosa: Soy el que soy, se presentó Dios a Moisés. Así, cualquiera. Tautología es también un argumento circular, que se da la razón y se aplaude a sí mismo, como los monos en el circo. Es tautológico el por lo tanto o por consiguiente del político de turno, que sobre una premisa discutible alza una conclusión indiscutible, un axioma. La tautología inspira el lenguaje del PP, de Rajoy y de su vice, Sor Aya de Santa María, en declaraciones del tipo hacer lo que había que hacer o España es España o las leyes están para cumplirlas, frases que apelan al sentido común, aunque tan común no será, porque cuesta encontrarle sentido. Entre la tautología y la estulticia se mueve quien usa la muletilla si es como yo digo (a quien madruga, Dios le ayuda, por ejemplo), y se queda tan fresco. Tautología culta es que las cosas duren o se prolonguen en el tiempo, ¿en qué, si no? Las tautologías más patéticas se dan en arte, quien cree que crea y no crea nada nuevo, y en religión, quien se empeña en creer en Dios y en creer que Dios lo creó a él y a mí, que pasaba por allí. La historia y la política crearon el sintagma potencia mundial, no va a ser potencia doméstica. Que inteligencia y estadounidense son términos incompatibles, se demuestra en la inteligencia de la Cía, del FBI o del Pentágono. Tampoco la población negra, entre la emulación, la predicación rap y los rezos góspel, parece muy espabilada, dígalo Obama, nóbel de la paz según la Casa Blanca. La última pamplina de la población negra es querer llamarse de origen africano o afroamericanos ‑as, expresiones tan ridículas y chocantes como de color, que parecían las criaturas prendas para un programa de lavado. Que las personas negras ahora sean de origen africano, anula el pasado y habla de esta raza como si estuviese de paso o acabara de llegar. De origen africano combina muy bien con de origen subsahariano, porque una táctica de la inmigración que nos viene sin papeles consiste en disimular su lengua y su identidad para evitar la repatriación. ¿A dónde, a qué patria, si la ocultan? Así que, hala, todos al mismo saco: subsaharianos. Ya tenemos personas con denominación de origen, como los vinos, y, en España, españoles de origen gitano, en vez de gitanos ‑as. Contra tanta estulticia, este español de origen recomienda en su bloc (del francés bloc, bloc de notas, mejor que el anglicismo blog y mejor que bitácora, de jerga marinera) la doble consulta a diccionarios, el de la Academia y el de Vox, que es el que carga Google. Y, si bloc no le convence, diga página, consúltelo en nuestra página, está en la página, se entiende página web. Y si, por alcanzar el trending tópic, alcanza usted el tuitazo, mejor que mejor, tuitazo es éxito en América, donde, cuando quieren, defienden el español, del inglés, más que en la península. Eso dice su tableta o su teléfono, mejor que tablet, iphone o smartphone. Y cuando por ahí le llegue una petición para firmar a favor de la creación de un estado palestino, desconfíe. Imagine su ciudad, yo me imagino Sevilla, y apueste que Palestina se queda con las Tres Mil y con los Pajaritos, y que Israel se lleva Nervión y Los Remedios. Y vuelva a imaginarse el territorio antes de la creación de Israel en 1948, no está tan lejos: convivencia en un espacio es lo que había y convivencia en un estado es lo que tendría que haber. Piense que un estado palestino acabaría en otra república islámica y dejaría intocado el teocrático Estado de Israel, armado hasta la náusea. No firme esa petición, no caiga en tautologías, no caiga en estulticias y descrea de quien le hable en nombre de Dios, de la política, de las grandes potencias o del pueblo palestino. En Palestina, los varones siguen llevando kufiya, el pañuelo como Arafat, pero a las mujeres bien que las tienen envueltas como de regalo los machotes de Hamás. Ver para creer que los que eran de nuestras ideas o de nuestras simpatías, o se han muerto o han creado esta nada en que nos morimos.

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HORA Y AHORA DE LA RELIGIÓN (2) CUESTIÓN DE TIEMPO

Hipócritas 5

HORA Y AHORA DE LA RELIGIÓN (2)
CUESTIÓN DE TIEMPO

eLTeNDeDeRo no entra en ideas particulares, ni de Jesús Cotta ni de Daniel Lebrato. eLTeNDeDeRo entra, por si interesa, en cómo estamos en 2015 desde que los bloques del siglo 20 fueron sustituidos por bloques religiosos, geopolítica por teopolítica. En esta escena, el Islam es la fuerza emergente (no la cristiandad, que se ha crecido, pero por efecto rebote, reflejo o defensivo) y el Islam ganará la guerra porque posee una nueva y decisiva arma, el combatiente suicidista, fenómeno de cuyo alcance nadie quiere hablar. Correspondencia: el suicidio forma parte de la violencia sexista, lo que pone en jaque la política contra el maltrato (básicamente, que las mujeres denuncien), cuando en un porcentaje altísimo de agresiones no había nada que denunciar, porque se trata de primeros casos y porque la ley no puede contra quien asesina y se suicida: la mujer ya está muerta. Otra correspondencia se da entre el actual Islam y el cristianismo primitivo, que también fue inmune a las leyes romanas por su teoría de la salvación, la aceptación de la propia muerte, el martirio. Los mártires y protomártires de la leyenda áurea fueron hombres y mujeres de todas las edades que iban cantando al sacrifico. Contra la terquedad de aquellos cristianos, la muelle sociedad romana, instalada en la dolce vita, no salía de su asombro. ¿Los torturaban?, les daba igual. ¿A los leones?, encantados. Y en tres siglos la impregnación del cristianismo fue tan grande, como Constantino, que el Imperio no tuvo más remedio que admitir la libertad de cultos (Edicto de Milán, 313), de hecho, la victoria del cristianismo. Al presente que hablamos, la sociedad muelle, la dolce vita, la pone el Occidente cristiano y la sociedad rebelde, con mártires dispuestos, el islamismo arraigado en sociedades pobres. Que la cristiandad acaba rindiéndose, está cantado. Y ante eso, que la Iglesia lave sus vergüenzas públicas y privadas, sus bancas vaticanas, sus pederastias, con todas las encíclicas del papa Francisco que usted quiera, todo es asunto menor. También en la antigua Roma hubo moralistas de la religión del Estado que llamaron al rearme ético de una sociedad podrida. Como también es asunto menor seguir pregonando mi libertad de colegio para mis niñas, comparado con lo que pasa de Melilla para abajo. Con su pasado colonial, la Unión Europea ha fijado el limes y los bárbaros presionan la frontera. Son sirios y más que sirios. Son refugiados y más que refugiados. Son millones. Y los que no tienen mentalidad de mártires tienen mentalidad de espermas. Morirán miles en el camino pero uno de cada mil fecundará Europa. Hablamos de fanatismo y de población, y de gente que no tiene nada que perder. Nos han visto por sus pantallas, saben cómo vivimos y una de dos: o vienen contra nosotros o vienen a vivir como nosotros, y ni para el encuentro frontal ni para la integración tiene Europa respuesta suficiente. A nivel estatal, si algo se puede hacer es denunciar la dichosa alianza de culturas y civilizaciones y cambiar las bases para la adquisición de la nacionalidad española. Declarar España país laico y no alineado, neutral en el concierto de las naciones y de las religiones, con renuncia expresa a la guerra como modo de resolver conflictos, y renuncia a Ceuta y a Melilla, ciudades de las que habría que desprenderse cuanto antes, no traen más que problemas sin rentabilidad humana, económica y diplomática, y regular la inmigración sobre la base constitucional de España territorio de igualdad (de sexos) y coeducación, empezando por indumentarias no sexistas ni diferencias sexualmente. ¿Qué usted que viene se empeña en su pañuelito, en su burquita? Tan amigos, pero, para usted, ¿España?, ¡país de paso! No habrá nacionalidad española que valga, ni empleo, ni sanidad, ni educación ni cobertura social de ningún tipo para quien no cumpla las normas de igualdad y coeducación. No es tan difícil. No quedaríamos al margen de cómo van Europa y el resto del mundo pero respiraríamos una atmósfera más saludable. No que, ahora, la política demográfica y diplomática española da bandazos ridículos, en gran medida por la implicación del Psoe y de cierta izquierda en contentar el voto católico (política de familia, de educación, guiño a tradiciones), implicación demagógica que puede resultar fatal. Al catolicismo, que atravesó el Renacimiento y la Ilustración con éxito, se le pide que se neutralice de buena gana, para poder entre todos neutralizar al Islam, una religión feroz y salvaje, de nómadas y pastores de otra época, a la que llevábamos 622 años de ventaja y que a laicos y creyentes, tal como éramos y a nuestra manera, nos está comiendo la moral. Que nos coma enteros es cuestión de tiempo.

Hora y ahora de la religión (1)

SI NO PUEDES CON ÉL

Model Down

SI NO PUEDES CON ÉL
apuntes de ética

Justo al día siguiente de imaginarme yo la pequeña historia de Rocío, una niña síndrome que vi en la playa, me entero de que Madeleine Stuart, australiana de 18 años, chica down a quien El País titula directamente como modelo, de profesión sus pases, ha desfilado con éxito en la Semana de la Moda de Nueva York. Sirva de ejemplo del escaso olfato de eLTeNDeDeRo en cuestiones de alcance. Una sociedad que no ha lavado sus trapos sucios, que no ha resuelto sus asuntos internos se creerá muy democrática y muy avanzada en derechos humanos repartiendo papeles incluso a quien estaba libre de una lacra concreta: los bajos fondos de la moda han de parecerle nauseabundos al moralista. Ya les pasó a los mariquitas del Orgullo Gay, que se apuntaron a una carrera de tacones.

Contestants take part in the annual high heels race during Gay Pride celebrations in Chueca quarter in Madrid, Spain, July 2, 2015. The winner of the race receives a prize of 500 euros ($555), according to the organisers. REUTERS/Sergio Perez

Vomito igual que cuando veo mujeres islámicas, tan emburcadas ellas, con sus signos externos (labios, ojos, colgantes, pulseras, relojes, tocados) de lujo y presunción. Si por algo se admite el inadmisible tapadismo impuesto a las mujeres es por y para su uso religioso, no para que lo usen con ostentación de marcas de la sociedad de consumo.Mujeres libres con burka Y si algún trato pide la discapacidad, es normalizarla y que pase desapercibida. De la marginación, al orgullo Down, hay una película muy vista. Los procedimientos de rodaje son dos: igualación e inversión. Igualación: el mal se extiende a quien estaba libre y no lo padecía: pasó con los varones, de pronto elevados a hombres objeto: no se acabó con la mujer objeto. Inversión: lo antes marginado se eleva a motivo de orgullo: orgullo burka, orgullo gay, orgullo bici, blak power. Todo, menos superación y extinción de lo que estaba mal, que sería lo suyo. Será que prevalece la ética de Si no puedes con él (con tu enemigo), únete a él.Tapadas de lujo Así se unieron el pasado viernes en la Gran Mezquita de La Meca multitud de tapadistas. Mientras rezaban que Alá es grande, más grande era la inmensa grúa que les cayó en la cabeza. 107 muertes, 238 con heridas. Es lo que teme siempre Abraracurcix, el jefe galo, que el cielo le caiga encima. No contento Alá, dos días más tarde, en Egipto cerca de la frontera con Libia, el piadoso ejército egipcio atacó desde el aire a un grupo de pacíficos y desarmados turistas. Doce muertos y diez heridos después de que los militares lanzaran un ataque con aviones y helicópteros sobre los viajeros. El bravo ejército, mujer, creyó que el convoy pertenecía al Estado Islámico. Se ve que allí en Egipto el pretexto antiterrorista sirve como aquí, que si pueden se lo aplican hasta a la ciclogénesis explosiva, esa que entra por Galicia de los ganaderos que tiran leche y llega a Cataluña, donde tiran los votos.Tiran la leche Lo cuenta la Sexta, con Ana Pastor y Gran Wyoming. Se está ensuciando tanto un estado de opinión, que será difícil limpiarlo cuando Mas se haya ido y quedará en la conciencia popular aplicable a todo lo que venga de Cataluña. Eso tiene cultivarle al pueblo sus bajas pasiones. Empiezas menoscabando un nacionalismo, el de la burguesía catalana, y no el nacionalismo venga de donde venga (el de España, sin ir más lejos), y acabas, Ana Pastor, Gran Wyoming, a riesgo de guerra civil.Ana Pastor Miren lo que ha pasado por reírles las gracias a los pequeños y medianos ganaderos gallegos. Por una vez que la leche iba a costarnos más barata, los de la vaquita van y la vierten por los suelos. Como si no hubiera oenegé o institución benéfica a quien dársela. De ahí, al toro de la Vega de Tordesillas, otro sector mimado, catalogado de cultura.Toro de la Vega ¿Ni tonto ni marxista? Tú lo que eres, Danielito: un perfecto idiota.

Ni cultos ni demócratas, 15 del 9 de 2015

SIENTE UN SIRIO A SU MESA

A Occidente, habría que replicarle lo que al varón que ayudaba en casa. De ayudar, nada, macho: co‑laborar, trabajar‑con, o sea devolver a pueblos y países expoliados, expropiados y exhaustos, lo que es suyo, que a ver cuándo se plantea, como deuda histórica, dentro de una Conferencia internacional para un mundo más justo.

RELIGIÓN Y NACIONALISMOS EN LA ALDEA GLOBAL

tres religiones
CAT-INDEPENDENT
RELIGIÓN Y NACIONALISMOS EN LA ALDEA GLOBAL

  1. Antes de abrir el debate, lo mejor sería no abrirlo. Que nacionalismos y religiones nos dejaran en paz. Pero, ya puestos, habría que llegar a un acuerdo de sobremesa, a un tratado de la conversación. ¿En qué se parecen religión y nacionalismos? En que son dos grandes divisores de la humanidad, como si la humanidad no tuviese ya bastantes divisiones, naturales y económicas. Hay quien cree en Dios y hay quien cree en la patria: en Dios, por inmersión o libre elección; en la patria, según: somos de donde nos pagan y de donde pagamos nuestros impuestos. La religión se diferencia del nacionalismo en que la fe es un hecho privado que se ha confundido con el Estado, hasta la Iglesia mandar en nuestro calendario laboral y vida social, al revés que la cuestión catalana, que afecta a una comunidad, que no es la mía, sobre la que me permito opinar como si fuese mi asunto. Y ahí empiezan los líos. Que usted, andaluz, se meta en mi catalanismo, es como si yo, catalán, me metiera en su andalucismo, en su fe o en su religión. Algo envenena esas conversaciones. Y dice el demócrata: las rentas, los desequilibrios interregionales. Como si eso no se pudiera dejar al concierto entre las regiones o ir hacia una fiscalidad única y universal para acabar con agravios y paraísos fiscales. Esas son las fronteras de las que habría que hablar, no las de Estado, federación o autonomía.

  2. Después del atentado contra las Torres Gemelas (2001) y del rearme de las iglesias cristianas y judías como referentes frente al islamismo, la separación Iglesia Estado se ha quedado corta. Ya no basta el laicismo. ¿Tres religiones en convivencia pacífica? Prueba fallida, examen suspendido. Más allá del laicismo, hay que ir hacia la privatización de la fe y de las manifestaciones de la fe. Una separación Iglesia Estado modificaría la ética y los protocolos del Estado pero no la ética y los protocolos de las religiones. Ante el suicidismo islámico, sin policía ni justicia eficaces contra quienes se dan por justiciados a sí mismos, y como no se puede consentir una religión sí y otras no, ni puede legislarse dónde acaba un creyente y dónde empieza un extremista, las religiones, todas, han sacado la peor nota, tóxicas, y la humanidad se merece unos estados sin religión. Y en casa o en sus templos ya verá el Estado lo que les permite a los creyentes. Obstáculos de esa desconstrucción social, que no será fácil, son los socios de las tres culturas y de la alianza de civilizaciones, la antropología de la conservación y ayuntamientos que, sin toros ni procesiones, ven en peligro el magro puchero de sus fiestas y del turismo.

  3. Nacionalismos históricos, ha habido dos. El de las potencias coloniales y, en respuesta, el de los pueblos que se fueron haciendo independientes respecto de sus metrópolis. Sirve de ejemplo EEUU, de Inglaterra (1775‑83). Después de imperios y colonias, vino el nacionalismo contemporáneo, y éste, en sus dos direcciones, de agregación y de segregación. La agregación dio la unidad de Italia (1861) y de Alemania (1871) y la segregación, la guerra entre yanquis y confederados (1861‑65) o las Guerras Carlistas (1833‑76). A esos conflictos geográficos (horizontales), hay que añadir los conflictos sociales (verticales) y étnicos: indios y negros en EEUU; judíos, moros y gitanos en España. Desde que usamos o concebimos las Naciones Unidas (1919, 1945), la UE (1951), la Europa de los Pueblos (2009), Internet y la Aldea Global (McLuhan, 1962), la tendencia, dictada por los mercados, es delegar los nacionalismos de Estado (ser inglés, ser español) en organismos supranacionales. Obama y Merkel acumulan muchos nacionalismos en uno, vamos a llamarlo Occidente, y ahí está el TTIP con su área de libre comercio trasatlántico, y todo apunta a que sus poderes confluyan con otros y con otros hasta darnos a los hoy españoles, italianos o franceses un único pasaporte, y que nuestros hijos y nuestras hijas serán, con el inglés como lengua común, nos guste o no nos guste, ciudadanos del mundo. Inversamente, la tendencia es a reconocer minorías y hechos diferenciales (lengua, raza) y a dar mayor participación ciudadana en la gestión del entorno más inmediato (vivienda, transporte, educación). Algún Obama o Merkel tendrá que haber, y alguna alcaldía en mi pueblo o en mi barrio, pero a quien no veo en la foto es a Rajoy (ni a Hollande ni a Renzi). Sin esos virreyes del pasado, sin esos mandos intermedios, que morirán matándonos de patriotismo, una familia sevillana podrá seguir yendo en vacaciones al Festival d’Avignon, en la Provenza, o al teatro de Taormina, en Sicilia, sin pérdida de calidad. Lo que sí necesita esa familia es encontrarse, a la vuelta, su vivienda como la dejó, porque funcione una administración local, que para eso está pagando sus impuestos. Aldea Global, alfa y omega, lo cercano y lo lejano.

  4. Cataluña ha sido Marca Hispánica, Corona de Aragón, cuatro provincias (1822), nueve regiones (en la República) y, desde 2004, siete veguerías, jurisdicción menor que la provincia y mayor que la comarca, que la Constitución no reconoce. Y a Cataluña independiente nadie le asegura que una veguería no quiera independizarse de las otras seis. Si la cosa funciona, Woody Allen, a usted y a mí, ¿qué más nos dará? Seguiremos yendo a Barcelona y al museo Pau Casals en El Vendrell. ¿Nacionalidad? Ninguna. ¿Religión? En casa, gracias. Primero conquistaremos la Aldea, después conquistaremos Global.

Daniel Lebrato, Ni tontos ni marxistas, Pinza del 22 del 7 de 2015

Sobre religión
Memoria y desmemoria de la Transición, las dos Españas

La mujer brava (España y el tapadismo islámico)

Refugiados (AI)

LA MUJER BRAVA

España y el tapadismo islámico

  1. Motivo. Revueltas del Norte de África: ¿islamismo radical o fundamentalismo islámico?
  2. Crítica de los conceptos de religión, cultura y civilización.
  3. Crítica de la llamada cultura occidental. Contraste con otras no culturas.
  4. Del burka al velo o al pañuelo: el tapadismo como sistema (y negación de la moda).
  5. Choque de no culturas: un cristianismo gastado contra un islam en erupción.
  6. Turistas, camellos y pirámides. La mirada del primer mundo.
  7. Antecedentes, años 60. Islam rico, islam pobre. Petrodólares e inmigración.
  8. Años 70. Al-Fatah y Frente Polisario. Orígenes del tapadismo militante.
  9. Años 80. Irán: república islámica (1979). Consolidación del tapadismo pobre y militante.
  10. Años 90. Fin de la URSS (1989), Guerra del Golfo (1990-91) y ascensión de Hamás (1987-2006).
  11. 11.Años 2000. Del 11-S al 11-M (2001-2004). Manipulación y reflejos anti terroristas.
  12. Segunda Guerra del Golfo (2003). Del tapadismo militante al tapadismo radical.
  13. La Iglesia-Estado (Juan Pablo II, Ratzinger) y el laicismo postergado.
  14. PSOE y PP. Visión y efectos del bipartidismo. La envenenada política ‘a la contra’.
  15. Política exterior. Marruecos. Ceuta y Melilla. La descolonización pendiente.
  16. Marruecos, un vecino de tapadismo leve. La tentación del exotismo.
  17. La política de alianzas. Israel y Palestina. Crítica de la creación de un estado palestino.
  18. Moros a un lado y otro del Estrecho. El machismo en España.
  19. Un feminismo fuerte en lo político, débil en lo social. El caso Aído, ministra de Igualdad.
  20. Las socialistas españolas. Actitudes que minimizan el tapadismo y perjudican la igualdad.
  21. Los tópicos al gusto: “vivimos en democracia”, “si a ellas les gusta”, etc.
  22. Tapadismo pobre y tutorías, coeducación y ciudadanía.
  23. La vía privada (en educación, sanidad, etc.), como vía de escape para el tapadismo rico.
  24. El orgullo islam fuera del islam. La negación de la negación. Una prenda que nadie pide.
  25. Contradicciones con el comercio justo y con el concepto de malos tratos sexistas.
  26. Los hechos consumados y la moraleja del cuento 35 de El conde Lucanor.
  27. A vueltas con el Norte de África. ¿Islamismo radical o fundamentalismo islámico?
  28. Crítica de la democracia y crítica de las costumbres a un lado y otro de la democracia.
  29. El síndrome de Estocolmo. El tapadismo asumido como negación machista de la libertad.
  30. Donde la mayoría (democrática) ya es islamista, ¿para qué hace falta el terrorismo?

Ejemplos: Irán, Turquía, Palestina, países del Norte de África.

Casos personales: Aminatu Haidar, Ana Pastor en su entrevista con Ahmadineyad, Felipe de Borbón con kipá en Jerusalén, pasos atrás, frivolidad y revistas de moda.

LA MUJER BRAVA (España y el tapadismo islámico)

NOTAS DE LECTURA

I.

Todo empezó en el Norte de África: Túnez, Egipto, Argelia, Libia; con Yemen y Siria, todos países árabes de órbita islámica. Fue ver que allí las manifestaciones paraban ¡para rezar!, y que hembras y varones ‑agua y aceite‑ se manifestaban ¡por separado! Y aquí fueron los comentarios y editoriales en telediarios y tertulias: las revueltas eran claramente democráticas (quien dice democracia dice libertad) y no estaban movidas por el extremismo islámico (y quien dice extremismo dice Al-Queda o dice terrorismo).

La pregunta fue: ¿qué analistas tenemos aquí, que hasta el penúltimo lúcido (para mí: Javier Cercas) va y se suma al coro de los grillos que cantan a la luna? ¿Qué libertad o democracia simbolizan allí esas mujeres tapadas que hacen la uve de victoria ante la cámara? ¿Vencen sobre sus maridos y varones? ¿Ahora resulta que hay victoria sin emancipación y sin igualdad de las mujeres?

II.

¿Qué valores inmortales debemos a lo que llaman cultura o civilización, aparte de algunos logros de tipo humanitario (una sensibilidad frente al dolor)? Alguien dirá: la democracia. Pues salvemos la democracia y lo que se pueda salvar, pero ningún rito antiguo merece la pena, más allá de la curiosidad del turista o del libro de texto. Ablación, celibato, dogma, baños de purificación, reencarnaciones, cuaresmas y resurrecciones ¿son bienes objetivos propicios a la convivencia universal? Hay que decir que no. Ante las pirámides de Egipto, hay que ver lo que realmente se ve: esclavitud en nombre del único dios verdadero. La cultura ‑vista del revés que Freud la vio en El malestar de la cultura (1930)‑ delenda est, debe ser destruida o, al menos, no es para que nosotros la cultivemos.

Frente al latín de delenda est cultura, el pensamiento dominante nos propuso otro latín: noli me tángere, nada nos afecta. Dando por bueno el tapadismo de bajo grado (tipo velo o pañuelo), Zapatero y su gente se han ahorrado batallas que no han querido librar por miedo a la derecha más intransigente: Iglesia, Monarquía, descolonización de Ceuta y Melilla. Ni tontos ni marxistas, quien pierde es el feminismo y la izquierda a la izquierda del PSOE.

La Iglesia, por su parte, ha dejado con gusto de ser la religión única y verdadera, para asegurarse a cambio la generosa cuota que el Estado español le reserva en hacienda, en los medios, en la enseñanza y en la vida pública en general. Una Iglesia que estaba en vías de secularización, se rearma y se queda. Ni tontos ni marxistas, quien pierde es el laicismo.

III.

Una vez que no se tomaron medidas a su debido tiempo, es casi imposible que se tomen ahora. «Si al comienço non muestras qui eres, nunca podrás después cuando quisieres», dicen los versos de moraleja del cuento 35, el de la mujer brava, de El conde Lucanor. Entre que la política consiste en mantenerla y no enmendarla, y que realmente habría muchas cosas difíciles de explicar a estas alturas, tenemos hombres que tapan a sus mujeres para rato. Y, lo que es peor: mujeres bravas. Allí haciendo la uve de la victoria; aquí saliendo a la calle y viniendo a la escuela con su tapadillo puesto. Bravas, ¿pero contra quién?

daniellebrato@gmail.com, abril de 2011

 

Mujeres periodistas con velo

MUJERES PERIODISTAS CON VELO

La película Incendies –que recomiendo– sucede en Líbano cerca de 1975, Guerra Civil entre facciones cristianas y musulmanas. La joven cristiana protagonista lleva el pelo al aire, sin velo ni pañuelo, y la blusa desabotonada lo justo como para que siempre se le vea su cadenita con su crucifijo: está claro que se quiere identificar. En un momento dado, cuando se ve obligada a coger un autobús en zona musulmana, la muchacha abotona su blusa, tapa la cruz que lleva al pecho y el pañuelo que lleva sobre el cuello se lo pone sobre la cabeza, a lo islámico. Parecida cosa hizo Ana Pastor (tve) el otro día para entrevistar a Ahmadineyad, presidente de Irán. Ya otras veces habíamos visto a españolas corresponsales en esos países salir en nuestros telediarios con la cabeza cubierta. Eso sí, para dar el pego, con mucha seda, con gran estilo casi occidental.

Las preguntas salen solas. La primera, si fue una medida diplomática por no herir las costumbres o la sensibilidad del país anfitrión. Pero la diplomacia es recíproca y todas las mujeres que a España vienen tapadas tendrían aquí que destaparse.

Otra respuesta puede ser que la periodista se ha tapado por ser el presidente quien es, es decir por respeto a la persona presidente. Esto nos lleva a cómo en España la gente inclina la cabeza, humilla la mirada y hace genuflexión ante la reina; cómo al coronel en la entrevista quien lleva la entrevista le llama mi coronel (como si fuera nuestro o, lo que es peor, como si nosotros fuéramos suyos); y cómo en las iglesias piden al turista y a la turista que entren con decoro y hasta hemos visto a mujeres con velo para entrar en el templo como Dios manda. Les pasa por entrar.

Al revés, sabemos que en los viejos regímenes socialistas al coronel o al general se les llama camarada coronel o camarada general, y no pasa nada, el mando no se quiebra por eso, la autoridad no se pierde. Compañero presidente fue Salvador Allende, y compañero Fidel. ¿No dicen que Castro es un dictador y Cuba y todo lo que huela a soviético es una dictadura? Pues se ve que en materia de tratamiento lo dictador no quita lo valiente.

Propongo que en España se democratice el protocolo de tal manera que ningún español ni española se humille ante nadie. Propongo que el libro de estilo de los medios públicos prohíba los posesivos de primera persona cuando se hace periodismo en nombre de cadenas públicas y de parte del estado civil y laico. El obispo será obispo en la entrevista, no monseñor.

Menos mal que entre las pamplinas lingüísticas que nos ha dejado el lenguaje soberbio, nadie sabe qué hacer con el grupo su majestad. En puridad, el rey tendría que decir, en primera persona, mi majestad y en todas las personas las concordancias tendrían que hacerse en femenino: su majestad está cansada. Busquen en internet “eusebio valladares lebrato” y verán que hubo un lingüista que quiso poner orden en tanta majadería. Naturalmente, se volvió loco.

Por último, si a altezas y a majestades, a monseñores y a Ahmadineyades no les gustan los tratos, con no hacerles la entrevista tenemos bastante. Nosotros podemos vivir sin sus señorías, sus señorías sin nosotros, la vanidad les pierde, es evidente que no.

De otra manera, ni tontos ni marxistas, todo huele a miedo, a peloteo o a servilismo, a elegir. Pero no digan que en democracia todos somos iguales. Por aquí que te vi. Incendios.

http://www.tinta-china.net/dlebrato.htm, 17 del 3 de 2011

MUJERES PERIODISTAS CON VELO

El mundo árabe. 5 errores.

Mujeres libres con burka

MUNDO ÁRABE. 5 errores.

  1. Error de interpretación o de “la parte por el todo”. Tomando lo nuestro (la democracia) por lo de ellos y, sobre todo, por lo de ellas (las mujeres), lo que el mundo árabe pide (y las tapadas también piden) es ni más menos que independencia, libertad y democracia.
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  2. Error de enfoque del islamismo. Es verdad que el fundamentalismo islámico no está detrás de la revuelta: el fundamentalismo está antes, durante y estará después, porque desde hace años fundamentalismo es lo único que hay donde hay islam. Esas mujeres tapadas, esas manifestaciones que se interrumpen para la oración. Las pocas hembras que van sin velo entre los varones son la cuota que allí (como aquí, pero al revés) paga la religión dominante por aparentar culturas y civilizaciones: son las cristianas toleradas, no vayamos a engañarnos.
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  3. Error de teoría y práctica. Que sin teoría revolucionaria no hay acción revolucionaria, lo dijo Lenin. Puede que esa gente que grita ante la cámara en nuestros telediarios sepa por qué grita. Lo que no sabemos ni sabe esa gente es para qué o para quién grita. A quien únicamente invocan es a Dios.
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  4. Error de etiquetado. Revolución es ponerse arriba en la historia quienes estaban debajo (la clase trabajadora) o más abajo (la burguesía). Llámense revolución francesa, rusa, china o cubana. Revolución no es derrocamiento ni cambio de jefatura o de gobierno. El mundo árabe, de momento, no ha dado más que insurrección, revuelta, desobediencia, manifestación o huelga general política, pero ni una sola revolución.
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  5. Error de perspectiva. Sin mujeres libres no hay sociedades libres. Ilusas e ilusos de las culturas y las civilizaciones, pierdan toda demagogia. Nosotros, la esperanza ya la tenemos perdida. La perdimos el mismo día que en nuestro colegio o nuestro instituto nos dijeron: a esa niña que viene con su velo tapada hay que darle la bienvenida y decirle que pase.
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  6. Ni tontos ni marxistas, los hombres que tapan a las mujeres dicen: –Frentes de Liberación, Polisarios o lo que usted quiera progresista o revolucionario, paisa, nosotros se lo damos pero envuelto en burka o similar.
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  7. Llamado a ser el futuro, el feminismo derrotado puede no ser tan grave como su contrario: la asunción del tapadismo por las propias mujeres tapadas.
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  8. Desde ese síndrome de Estocolmo, que cristaliza en el orgullo burka, nuestra única posibilidad está en el laicismo, en volver al punto de partida: fuera la religión y las religiones de la vida pública. Algún día, Zapatero, Condoleezza Rice y firmantes de la Alianza de Civilizaciones pasarán por el tribunal que se merecen. El de la Haya o el de la Historia.
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  9. Y quien le parezca que exagero, que mire y vea en qué se ha convertido el mundo árabe con tanto diálogo y tanta alianza: ellos que gritan, ellas que se tapan y unos y otras arrodillándose al gran dios.
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El burka contra occidente (3)

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Novicias tapadas en Roma

EL BURKA EN OCCIDENTE 3

Ni tontos ni marxistas, la prohibición del burka significa, por defecto, que van a seguir impunes los hombres que tapaban a las mujeres. Todo es cuestión de que las tapen pero menos, un poquito solo, mujer. Aquí el que no corre vuela, y más parece que vuelan todos, PSOE, PP o Convergencia, y la primera la ministra de Igualdad, que o no se entera o quiere que no nos enteremos de nada.

España urgentemente debe incluir el tapadismo de género como variante de la discriminación (no hay ni que usar la palabra ‘maltrato’). Por donde va España, avanzando a pasito paso por la senda de la igualdad, con combatir diferencias y discriminaciones vale, no hay que ofender a nadie: simplemente, mire usted, es que aquí en España no se lleva la señal externa por razones de sexo, sean del sexo que sean. Lo demás se deduce: modificar códigos civiles o penales, actuar desde la Fiscalía del Estado, revisar las licencias de apertura comerciales y darle un plazo (de reforma o de cierre) a los comercios que tapen a sus mujeres, declarar la igualdad escolar total entre niños y niñas. Campañas de concienciación: que las prendas que tapan a las mujeres (diademas, pañuelos, velos) se perciban como marcas de discriminación y no como cultura. Ningún permiso, no digamos subvención ni cesión de locales públicos, para nuevos sitios de culto o de reunión donde el sexismo es normal y las diferencias de género se predican o normalizan. Decimos ‘nuevos’ sitios para que nadie nos salga con que las iglesias y la Iglesia discriminan. Esa (la del Concordato y la del laicismo) es otra historia aunque al final es la misma historia.

Y crear estados de opinión. Por estados de opinión España se ha hecho monárquica; por estados de opinión alguna gente cree que hay guerras justas, misiones humanitarias, o que el Rey salvó a la democracia española la larga noche del 23-F. Por estados de opinión es posible reforzar los recursos del Estado y llegar a prohibir por decreto todos los comportamientos y manifestaciones sociales o externas por razón del sexo, y el pañuelito lo es. Ni una muchacha con velo en las escuelas, ni una madre de niña con velo que pueda pasar (sin quitarse el velo como quien se quita la gorra o el sombrero por respeto) el umbral de los colegios.

Nos las tenemos con gente tenaz y de ideas que, como el agua a teja vana, va a buscar las mil maneras de prevalecer sobre el Estado. Ya vemos que los hombres tapadores acuden, para salirse con la suya, a leyes que no aplican o a principios que se pasan por el forro.

EL ORGULLO BURKA

maltrato_eldirario.esEL ORGULLO BURKA

Leyendo a Isaac Rosa, Esta temporada se llevará el burka (Público 04.06.10), se reafirma uno en el daño que Alianza de Civilizaciones y Tres Culturas están haciendo en la juventud y en la opinión pública. Resuelta la ecuación de Lo que el burka esconde (El País 17.03.10 y Abc 06.06.10) y puesto en su sitio lo de Si prohíben mi velo, no salgo (El País 06.06.10), tenemos que darle, entre tanta empanada mental, su verdadero nombre al burka, que es tapadismo sexista y, una de dos: o proteger a las mujeres víctimas o negarnos al orgullo burka.

Ni tontos ni marxistas, lo que más rabia nos da es el orgullo burka. El orgullo burka es como la digestión de una comida indigesta y que tengamos que aguantar que nos digan: oiga, está buenísima. Entre nosotros, el burka cuenta con indulgencias porque quien prohibiría o regularía el burka es el PP. Gran error. Cuando hace años fue el Psoe y no la derecha quien nos metió en la Otan, España vivió perplejidad semejante. ¡Están locos estos romanos! No vendría mal un poco de cordura y un pacto contra el burka, sean PP o Sarkozy quienes promuevan la iniciativa. Si contra el burka la derecha no ve más allá de las supuestas esencias de Occidente, la izquierda tiene que no darle a la derecha ocasión de xenofobia o de limpieza de sangre y tiene la obligación, moral y militante, de tolerancia cero con los hombres que tapan a sus mujeres y de tolerancia bajo cero con las mujeres que anuncian la buena nueva del burka.

Cuanto más se devalúa la revolución social, más valor cobra y más importancia tiene la revolución personal, más se implican sociedad y vida privada. El maltrato doméstico, la sexualidad abusiva, la droga, si fumamos o no fumamos, uso y abuso de animales de compañía, la obesidad o el colesterol resultados de unos modos de vida, son asuntos privados que el Estado legisla o quiere prevenir mediante Sanidad o Educación. En el tema burka hay que descartar del lenguaje y del análisis las palabras moda, libertad o identidad. ¿Por dónde íbamos aquí en España?, ¿hacia adelante, al laicismo, o por la vuelta a la clerecía con nuevos velos? Otro lenguaje que hay que descartar es el síndrome de Estocolmo o lenguaje de auto contemplación de las mujeres que dicen que a ellas les va la marcha y les gusta el burka. Si me prohíben mi velo, yo no salgo es algo parecido a las mujeres que quieren más a sus machos cuanto más las chulean y maltratan y habría que responderles: mire usted, no cuela. Por nada del mundo consentiríamos la vuelta a los malos tratos como no consentiríamos, porque lo diga el reo, volver a la pena de muerte.

Tenemos que darle al burka su verdadero nombre, que es tapadismo sexista. Las mujeres orgullo burka hacen el mismo daño que las falsas denuncias de mujeres nunca maltratadas: juegan con unas leyes que otras mujeres necesitan. Igual que la sociedad se implica y apiña contra el maltrato usando las pacíficas armas del Estado, del derecho y la repulsa, vayamos contra los hombres que tapan a sus mujeres y contra las mujeres que nos la quieren pegar con burka. Boicó laboral y comercial: ni un contrato de trabajo a varones o a hembras tapadistas, que nadie compre en tiendas que practican el tapadismo, tan contrario al comercio justo. Discriminación positiva: preferencia de paso y de contratación, prioridad a las familias no tapadas. Y boicó turístico: ningún viaje de placer a los países donde el placer consiste en tapar a las mujeres, tápelas Agamenón o su porquero.

Daniel Lebrato / El orgullo burka / 10 del 6 de 2010

EL BURKA CONTRA OCCIDENTE

Las jornadas “por la paz y no violencia” se hicieron “contra la paz y el desarme”. De pronto “la paz”, que fue siempre un concepto geopolítico (su contrario: la guerra), consistía en que al profe (pijo) no le rayaran su Wolkswagen Golf en el instituto (de barrio), o algo así: mezclar la Sexta Flota con el diario cotidiano es mezclar agua y aceite, sobre todo en los sitios donde la paz es equivalente al status quo: ustedes no se muevan, viene a decir el amiguito yanqui como lo dice, por ejemplo, en Palestina. Entre nosotros (los dos pacíficos): la Historia siempre ha costado alguna violencia, sobre todo porque las clases tenedoras nunca han dado de sí para repartir pacíficamente lo que tienen, sino que ha habido que arrebatárselo. Pedirle paz al miserable es un sarcasmo de ricos bien nacidos que aspiran a que su mundo de privilegios no se mueva. A quien lo dude, vea la historia y las personas que están detrás de las Jornadas Escolares por la Paz y Noviolencia: el sindicato APIA, el instituto La Paz del profesor de religión, Federico Mayor Zaragoza, Rosa Díez y el Ejército Español, que llegó a participar con descaro en algunos encuentros. ¡Cualquiera hablaba en las Jornadas de desarme!

Daniel Lebrato

EL BURKA (CONTRA OCCIDENTE)

Ni tontos ni marxistas, ahora que llega el Mundial, hagamos la crónica del partido Burka contra Occidente. Tácticas y alineaciones.

Por el equipo Burka juega el tapadismo como sistema integral y concepto de vida, lo que deja en el banquillo el lenguaje de modas y de supuestas libertades. No seamos frívolos. ¿De qué moda hablamos, cuando se trata de un hábito que una sociedad impone a las mujeres?, ¿de qué derecho o libertad hablamos? Cierto que el tapadismo se mide en grados y tantos por ciento de superficie mujer tapada: desde el pañuelo hasta el burka, pasando por chadores y otros mantos, saltan las diferencias. Pero llamar libertad a esa escala de tapados es negar lo principal: el tapado en sí, la ocultación por sistema de la mujer, tapado que empieza en las niñas con la primera regla y obliga a las muchachas de por vida; tapado que se hace pauta en botones y escotes y que incluye una esperanza de boda y de sexualidad distintas para hembras y para varones; tapadismo que incluye poligamia y malos tratos, aunque los varones resulten monógamos y buenos esposos. Decir que la muchacha se tapa pero menos, es igual que decir “mi marido me pega, pero no mucho” o como el personaje de Tres sombreros de copa que iba a casarse “pero poco”. Entre las lecturas secundarias que cabe hacer del tapado están la coquetería, la identificación religiosa, cultural o feminista, caso de mujeres militantes que van tapadas. A todas ellas habría que decirles que a quién quieren engañar, que mil feministas con burka por gusto no anulan una sola tapada a la fuerza por un mundo macho.

Frente al Burka, ese torpedo que desconoce el Estado y las libertades, a Occidente no se le ocurre otra cosa que alinear Estado y libertades. Por Estado se entiende esa institución para resolver problemas que las personas solas no podrían resolver, y por libertades las que tal vez se ejercen por propia voluntad. Y aunque la vida de un demócrata occidental de clase baja suma muy pocos actos de voluntad (la libertad tiene un precio, hay que pagarla, y es incompatible con la necesidad), entre nosotros se lleva la apetencia universal a la libertad o a las libertades. Por la libertad se hizo la Revolución, nuestros Gobiernos son laicos y las religiones privadas. Por la libertad nos damos leyes de igualdad y coeducación que, con Ministerio o sin Ministerio específico, ya no pueden volver atrás. Superada la fase obvia de que no se pega a las mujeres, aquí vamos contra el techo de cristal que desvía a las mujeres de sus carreras y las devuelve a casa cuando son madres. Conocido el techo de cristal, aquí andábamos, contra el piropo, quitándonos el pegajoso asfalto del autoengaño y del qué guapa soy, cuando en eso llegó el burka y mandó parar.

Para saber por qué en España el sencillo partido contra el Burka, ganado de antemano, está resultando tan complicado, hay que remontarse a la broma del milenio: la Alianza de Civilizaciones y las Tres Culturas. En las constituciones no escritas de las tres culturas no figuraban ni la socialdemocracia (no digamos el socialismo) ni la igualdad de los sexos ni la justicia universal ni nada que corrigiera el error Israel. Como iconos de la paz y la tolerancia nos propusieron Gandhi, Mandela, John Lennon, unidos a Juan Pablo II o a Teresa de Calcuta, palomas y laureles que pinten los escolares todos los 30 de enero y se les hace propaganda del ejército de paz y de las misiones de guerra justa. Arca de la Alianza fueron las Jornadas escolares por la paz y no violencia contra la paz y el desarme, que pasó a mejor vida. Paradoja de la no violencia ha sido el incremento del gasto militar y, encima, con el chantaje a los sindicatos: si no es fabricando lanchas y aviones militares (llamados de transporte) habrá que cerrar astilleros y aeronáuticas en crisis. Ya metidos en culturas ‑dijo el obispo‑, aquí en España la mayoría es católica y lo demócrata será que la religión se quede en los planes de estudio y que la Iglesia siga dictando con su almanaque litúrgico el calendario laboral y las fiestas.

Cumpliendo con la Alianza, España sostiene a Israel y equipos israelíes siguen jugando ligas europeas. En el festival de Cine Europeo, no falla la película israelí, ninguna palestina. España sostiene a Israel con la memez de que Israel es una democracia y con el burka sostiene al rey de Marruecos y a su área de influencia: el mundo árabe bipolar ejemplificado en los jeques de la Costa del Sol y la inmigración para la recogida de la fresa. Árabes del petrodólar, Israel agente de Estados Unidos, la Iglesia de Roma: ¡esas eran las tres culturas! Para ser la voz de esos tres amos, mi país ha dejado tiradas a las mujeres que al otro lado del Estrecho hubieran evolucionado contra los malos tratos y seguido la escondida senda por donde han ido igualdad y coeducación, leyes de vida y de Historia que en Occidente han sido.

Ocurre que la Historia fue manipulada. Pasó cuando el amiguito yanqui jugó con fuego islámico (Bin Laden, agente de la Cía) para desanimar el marxismo y los análisis de clase que empezaban a hacerse en países árabes bajo influencia soviética. Los conservadores árabes, como tontos, vieron en los imanes la perpetuación de un mundo propio que a nosotros nos parece, no por árabe sino por antiguo (622 años más antiguo), muy visto aunque parezca exótico y le hagamos turismo; muy inculto aunque se llame cultura y muy violento aunque se manifieste pacífico.

Como acción-reacción, asistimos a un reforzamiento nacional catolicista. Valores en vías de laicismo o de extinción resurgen en la Iglesia y en el pueblo cristiano al amparo de las civilizaciones. Si usted acentúa su cultura con su burka, yo acentúo mi cultura con mis monjitas. Y las procesiones en alza y las campañas pro vida, y los grupitos de base que todo lo cantan y exteriorizan: ¡vamos a la casa del Señor! En cuanto a las tapadas, un toque de liberalismo, otro toque de tolerancia y su poquito de distinción: hay burkas bellísimos y en burka empezó el baile de los siete velos. El [desa]guisado está servido: el Estado ha ganado tiempo para crear un problema que no existía: la marea burka hubiera podido cortarse a tiempo en la frontera. Convidados al convite y con el enemigo en casa, opinión y editorialistas juegan ahora a deshojar la margarita del que sí o que no de tal Consejo Escolar de un infeliz instituto de enseñanza, o de la ordenanza municipal de tal o cual Ayuntamiento. Hemos hecho de algo objetivo (el tapadismo como sistema) algo subjetivo y opinable, hemos hecho de una cuestión de Estado una cuestión bipartidista PSOE PP, y somos tolerantes con lo que no tolerábamos: el maltrato a las mujeres por sus varones; incluso entramos en sus bazares y les compramos sus mercancías.

Que me perdonen mujeres PSOE o Izquierda Unida, Isaac Rosa o editorialistas de Público; que me perdone la militante polisaria tan dura con el Gobierno y tan blanda con su marido: es lógica la repugnancia ante el burka, más repugnancia cuanto más fino, más culto, más sexy y menos burka. Porque de la moda y de lo bonito en la muchacha al taparse podemos dudar, de sus varones tapadores ya parece que no. Es la película y está en cartelera: los hombres que tapaban a sus mujeres.

¿Vamos a verla o vamos al fútbol?

Daniel Lebrato, El burka contra Occidente, 6 del 6 de 2010

Nota:

Las jornadas “por la paz y no violencia” se hicieron “contra la paz y el desarme”. De pronto “la paz”, que fue siempre un concepto geopolítico (su contrario: la guerra), consistía en que al profe (pijo) no le rayaran su Wolkswagen Golf en el instituto (de barrio), o algo así: mezclar la Sexta Flota con el diario cotidiano es mezclar agua y aceite, sobre todo en los sitios donde la paz es equivalente al status quo: ustedes no se muevan, viene a decir el amiguito yanqui como lo dice, por ejemplo, en Palestina. Entre nosotros (los dos pacíficos): la Historia siempre ha costado alguna violencia, sobre todo porque las clases tenedoras nunca han dado de sí para repartir pacíficamente lo que tienen, sino que ha habido que arrebatárselo. Pedirle paz al miserable es un sarcasmo de ricos bien nacidos que aspiran a que su mundo de privilegios no se mueva. A quien lo dude, vea la historia y las personas que están detrás de las Jornadas Escolares por la Paz y Noviolencia: el sindicato APIA, el instituto La Paz del profesor de religión, Federico Mayor Zaragoza, Rosa Díez y el Ejército Español, que llegó a participar con descaro en algunos encuentros. Cualquiera hablaba en las Jornadas de desarme.

los hombres que tapaban a las mujeres

LOS HOMBRES QUE TAPABAN A LAS MUJERES

Visto que, según propias declaraciones, muchachas o mujeres de al otro lado de la frontera, ellas se tapan por su religión, sus costumbres, su identidad o su gusto

y visto que a este lado de la frontera se las recibe a las tapadas como quien recibe a un grupo libre y “a su moda”,

visto que las legislaciones no saben muy bien a qué atenerse en materia de derechos y deberes, libertades y obligaciones de las partes: Estado / individuo o individuo / Estado,

visto además que no se lleva “no admitir”, y que “prohibir” va “contra las libertades”,

propongo directamente que, ni tontos ni marxistas y para dejar de discutir, a ellas las creamos y las toleremos con simpatía y, en cambio, no toleremos a sus machos: los hombres que tapaban a sus mujeres.

Propongo tolerancia cero para los que a sí mismos no se tapan y claramente imponen tanto miedo o respeto a la mujeres que si fuéramos una de ellas diríamos también lo mismo: “llevo el velo porque me gusta”; respuesta humana, casi no hay otra, cuando se contempla el tapadismo sistemático y de por vida. “Más vale que te guste el velo, muchacha, y que le digas al cristiano blanco que te gusta el velo, porque taparte te vas a tapar de todas formas”. Lo hemos leído en Nieve, de Orhan Pamuk.

Desde ElTendedero hace tiempo venimos proponiendo equiparar a los varones tapadistas con maltratadores de mujeres y, consecuentemente, ofrecerles a las mujeres tapadas los servicios del 061 por si quisieran utilizar el amparo del Estado contra el maltrato.

En los varones tapadistas se juntan tres puntas de ideología y creencias profundamente peligrosas: dogmatismo, machismo y violencia. Dogma para tener razón y ser fanáticos ante la sociedad, ante la familia y ante la religión; de ahí la aceptación y la incitación al suicidismo (contra el que las leyes de Occidente, por cierto, no tienen nada que hacer). No hay discurso más peligroso: tengo razón porque lo dice dios, porque soy macho y porque puedo matarte.

Propongo un desprecio y un vacío activo y, por supuesto, siempre pacífico contra los varones tapadistas. Desprecio y vacío pacífico: una mirada basta, con no mirarles basta, con no entrar en sus tiendas o hacer que pensamos: “Tapadista de mujeres, qué vergüenza”.

O que ellos también se tapen. El turbante tuareg es prenda masculina. En el mundo de beduinos y pastores taparse y cubrirse la cara era normal en los varones. ¿No dicen las mujeres que se tapan porque es costumbre? Pues que conserven su costumbre los varones y ellos también se tapen. ¿No se tapan las mujeres por cultura? Pues que sean cultos los varones y se tapen. ¿No se tapan las mujeres por religión? Pues que exterioricen la misma religión con el velo los varones. ¿No se tapan las mujeres porque les gusta taparse y se ven guapas y que van más seguras? Pues que los varones se animen a gustarse a sí mismos. ¡Que se tapen, que se tapen!

Lo que nosotros no debemos hacer (dicho en plan tópico y machista) es entrar en sus tiendas a que ellos, los varones tapadistas, miren a nuestra mujeres (lo de nuestras es un decir) sin que nosotros podamos mirar a las suyas (lo de suyas no es un decir). Lo que no podemos es predicar comercio justo y darles ocasión de negocio y mercancía a estos tales tapadistas.

No deberíamos visitar países que consienten hombres que tapan a sus mujeres.

Hacerles saber nuestro rechazo es lo que deberíamos hacer, sea a la fuerza pañuelo o velo o burka, sea con gusto o sea como sarna que con gusto no pica.

Descolonizar Ceuta y Melilla,

desentendernos del Polisario tapadista (poca liberación esperes de un grupo que tapa a sus mujeres).

Y ni pisar Marruecos.

Daniel Lebrato

LOS HOMBRES QUE TAPABAN A LAS MUJERES