Etiqueta: Historia

pedir perdón.

(a propósito de Andrés Manuel López Obrador en su España debe pedir perdón)

Pedir perdón es pedir poca cosa. Toda persona educada sabe que, ante la metedura, lo mejor y más rápido para solucionarlo es pedir perdón. Menos cosa aún, si de lo que se trata es de un perdón institucional que, encima, fortalece y hace más grande a la institución que lo concede. Véase el Vaticano con Galileo o la pederastia.

El perdón es al revés que el dinero, que quien perdona paga, o sea México. Decir que han pasado tantos y tantos años, siglos desde Hernán Cortés, o argumentar que nosotros, España siglo 21, ya no somos los mismos, nada de eso anula lo esencial: el primer mundo sigue sacando tajada del mundo que un día fue suyo.

Si la vida y el progreso fueran una carrera olímpica, diríamos que las potencias coloniales, y Castilla lo fue y ahí Ceuta y Melilla y Canarias, han corrido siglos con ventaja, 291 años en el caso de México. Lo que tendrían que exigir los Obradores unidos es una Conferencia Mundial por la reparación y completa descolonización (es decir, devolución) de lo que les fue robado ni por las buenas ni por las malas, ni por la cruz ni por la espada, supongamos, por las buenas: simplemente les fue robado.


tratado de la impaciencia.

aceleración de la historia José Emilio Pacheco

¿Qué duró más, la Guerra de los Cien Años o la de los Seis Días? ¿Cuándo terminará la interminable posguerra en España? Sobra decir: el efecto aceleración de la historia en nuestras vidas y sobra que el tiempo es subjetivo. Hablando de telediarios, hay quien se cansa de la cuestión catalana, de la memoria histórica o de la lengua de géneros o lenguaje inclusivo, temas que ¡por ahí resoplan! igual que Moby Dick, aunque no seamos gavieros ni balleneros. Como no es plan volver a un Bergson de pacotilla ni discutir si la aceleración es filosofía de la historia o hija tonta de la idea del progreso ilimitado, o de la teoría de la revolución de Carlos Marx o de la ley de la relatividad, queden ustedes con Guillermo Ríos, escritor chileno, quien en La aceleración de la Historia Universal (2016) ilustra y ameniza la aceleración con casos tomados de la tecnología, de tendencias en artes plásticas y en música, y de la propia historia; con dos acelerantes: el hoy concepto de comunicación y la masa crítica de ciudadanía, que no responde a un ciego aumento de población como el que conocieron Malthus, Darwin, Dickens, Marx y Engels y compañía, durante el acelerado siglo 19. Mientras la humanidad no se plantee problemas que no pueda resolver, y como no podemos salirnos de la historia: hable con coeducación, póngase las pilas del derecho a decidir e imagínese un cadáver familiar desaparecido en una cuneta por una guerra que, dicen todos, ya ha terminado. Nada ha terminado. Y el telediario que nos impacientaba nos seguirá impacientando pero al revés: a ver si dejan que las historias, como argumento que nos tiene en vilo, terminan de una vez y con final feliz.


 

memoria del 68. (dos estampas retrospectivas).

El abrazo de Genovés

En la primera estampa, Ignacio Garmendia, Carlos Mármol y Alfredo Valenzuela, con Jesús Vigorra, han reflexionado en Canal Sur sobre lo que fue el Mayo del 68 en Francia. (Este es el enlace, vídeo de 30 minutos). En los análisis de Garmendia y Valenzuela me llamó la atención su anticomunismo feroz cuando de lo que se hablaba en Europa en los años 60 era de eurocomunismo y, aquí en España, de antifranquismo por la libertad. (Pueden leerlo en Antirrepresivos y antidepresivos.) Supongo que la explicación es que estos jóvenes (que no vivieron el Mayo del 68) se creen que viven en un mundo bueno o en el mejor de los mundos; de ahí su rechazo retrospectivo a un ismo del que Occidente no conoció su bondad, porque no lo dejaron expresarse.

En la segunda estampa, ayer día 10, asistí a la mesa redonda Expedientados y expedientables en el 68 sevillano, convocada por Alberto Carrillo Linares, con Carmen Romero, Bartolomé Clavero, Rafael Senra, Pilar Aguilar y Antonio Bocanegra, ante un público que no llegaba a las 50 personas, entre actuales estudiantes y antiguo alumnado con pinta de vieja guardia. Más gente hubiera yo esperado, siendo como fueron aquellos años de gran movilidad, agitación y riqueza. Aparte de Bartolomé (Pipo) Clavero, la mesa fue personalista y botafumeira: yo, yo, a mí, me. Poco análisis objetivo. La vez que alguien del público planteó el paralelismo entre el 68 y el 15‑M, relación más que interesante y que unía en perspectiva a las distintas generaciones allí presentes, la mesa estuvo (incluso Pipo Clavero) decepcionante, parece que no se hubieran enterado de nada. (Este mal aqueja a ciertas mesas redondas, que se olvidan que la máxima redondez se alcanza cuando ponentes y público se igualan.) También fue de interés la influencia de la reforma del calendario juliano (por su impulsor el ministro de educación Julio Rodríguez, quien impuso comenzar las clases en enero y terminarlas en diciembre, lo que al final dio una promoción excepcional: estudiantes que cursaron un primero de carrera en solo seis meses, porque en pleno experimento el ministro fue cesado y se volvió al calendario de siempre) y la contribución de aquel engendro para el desánimo y desinfle del movimiento estudiantil, pues los estudiantes se pusieron como locos a empollar en seis meses programas previstos para nueve, lo cual fue como el sálvese quien pueda que desbarató la solidaridad y abrió paso a una individualidad y a una lucha por el examen y por la nota que anticipó la excelencia docente (de hecho, en las oposiciones de 1979, aquella promoción se llevó de calle los primeros y mejores puestos, frente a la promoción del 68 que, entre tanta asamblea y tanto cierre de facultades, poco habíamos estudiado). Una tercera intervención puso en relación la rebeldía de entonces, que incluía a perseguidos comunes, quinquis como el Lute, con la permisividad de ahora con lo que se está actuando contra el referundismo en Cataluña (podría ser otro pueblo u otra la causa que chocara con el aparato del Estado) y cómo el bloque antirrepresivo se había roto y de aquella solidaridad, la que hubo contra Franco, no queda al día de hoy absolutamente nada, lo cual es lástima, se lamentó el interviniente que abandonó la sala cuando un vieja guardia se enzarzó otra vez en la lectura personal de sus heridas de entonces.

Dicho lo cual, el presente ilumina el pasado, y no al revés: el movimiento estudiantil no luchó por esta democracia (esto lo dijo muy bien dicho Pipo Clavero) sino por la libertad. Que unos fuéramos marxistas, otros leninistas, trotskistas, maoístas, anarquistas o anarcosindicalistas no modifica lo esencial. Ni vale argumentar, desde las elecciones democráticas que se hicieron en 1977, que partidos y siglas como Pce‑i, Acción Comunista, Bandera Roja o Liga Comunista no dieron la talla ante las urnas (esto lo dijo Pilar Aguilar como quien dice una gran cosa). No se trataba de urnas. Y hay que recordar que la gran iniciativa fue el Pacto por la Libertad (1969), alentado por el Pce y cristalizado en la Junta Democrática (1974), donde partidos muy pequeños, como el de Tierno Galván o aquí en Andalucía el de Rojas Marcos, pudieron tener cabida (por tanto, también hubieran cabido partidos de la llamada extrema izquierda muy minoritaria). ¿Qué pasó? ¿Por qué el Pacto por la Libertad no cuajó ni la Junta Democrática juntó lo que podía haber juntado? La clave está en el Psoe, partido reacio a integrar movimientos (o lo que hoy diríamos mareas sociales) que alzó, frente a la Junta y para vaciarla de contenido, su Convergencia Democrática (1975), convergencia que no fue tal sino obstrucción o boicot al Pce y a su área de influencia: movimiento obrero, movimiento estudiantil, vecinal, etcétera. El Psoe fue el gran tapado del final de una época. Un Psoe entonces apadrinado por Olof Palme y Willy Brandt, socialdemocracia europea que en 1982 auparía al poder a Felipe González y Alfonso Guerra, cuya ruptura con el franquismo fue reforma y no ruptura. Sépanlo al menos generaciones jóvenes. El Psoe se adueñó de la patente izquierda pero de izquierda tenía lo que tiene ahora: juzguen ustedes. No sé, la verdad, qué pintaba Carmen Romero en aquella mesa. De las cabezas pensantes que desde el 68 no han caducado o claudicado, dos me parecen: Isidoro Moreno y Javier Pérez Royo. Honor a quienes en su vida defienden y custodian sus Termópilas (Kavafis).

Daniel Lebrato, 11 de mayo 2018

/ a Benito Moreno, en memoria, y a Alberto Carrillo Linares /


 

historia / historias.

Desde Cicerón, la historia se ha tenido por madre de la vida; Cervantes: de la verdad. Jorge Luis Borges, donde historia, puso literatura, y escribió el Tema del traidor y del héroe (1944). Ya es hora de que la vida dé lecciones a la historia. De aplicación a la cuestión catalana y a otras historias para no dormir que se cuentan los demócratas. Y lean de paso, si no lo conocen, el genial relato de Borges.

–enlace a Tema del traidor y del héroe (siete páginas, 10 minutos)


un país de película.

He ido al cine a ver dos películas de valores. Figuras ocultas (Usa, 2016) y Franz (Francia, 2016). De las dos salí contento con la película y disgustado con la cultura o con el uso que damos a la cultura. Figuras ocultas plantea cómo una potencia primera del mundo puede ser una mierda en derechos humanos. Las ocultas son las científicas negras que en los años 60 se abrieron paso en la Nasa contra el racismo histórico de sus colegas blancos; al fondo, la carrera espacial que fue, y es, una carrera de armamentos; de manera que las adelantadas mujeres negras no hacen más que sumarse a la enloquecida guerra que los varones llamaron fría pero que fue caliente y ha traído misiones de paz y guerras justas solo porque a la Onu o a la Otan les salga de los misiles. Franz es un soldado alemán muerto en la Gran Guerra por un soldado francés, que inmediatamente se arrepiente, y esa es la peli: un retrato en primeras personas de los horrores de la guerra. Mi pregunta es: ¿por qué el esfuerzo intelectual que dedicamos a denunciar los horrores del pasado o a ensalzar avances en las luchas civiles no lo empleamos no en ir al cine, ni en leer novelas que viven del cuento que cuentan y recrean la barbarie, sino en tomar posturas que serán decisiones políticas para que las guerras no se repitan? Al salir del cine, al tomar una copa, ¿no caeré en la cuenta de que mi país tiene soldados, tiene ejércitos, fabrica armas, que mi país mata? No en 1917. España. Un siglo después. ¿No querremos ser pioneros de un pacifismo real que desarme el planeta para que alguien algún día haga una buena película sobre nosotros? ¿Nos vamos a conformar con Gandhis y Luther Kings de bolsillo? ¿Cultos, intelectuales, artistas y cineastas vamos a seguir consintiendo la guerra para nosotros seguir perteneciendo, Meryl Streep, al selecto grupo del no a la guerra?

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Cándido, of course.

Cuatro reflexiones sobre El espíritu de las Leyes más acá de Montesquieu y sobre el factor Estado para el optimismo de las criaturas, Ilustración de que es vaso el Cándido de Voltaire.

1.
La historia no es la historia del pasado sino del presente. La historia no remonta de atrás alante, sino desde aquí al atrás que más conviene. Por ejemplo, que esta democracia estaba ya en el siglo quinto griego y en la Revolución Francesa. Por ejemplo, que el buen dios nació en Belén.


2.
Aunque solo fuera por ir contra el feudalismo, el nuevo Estado y las nuevas Leyes del siglo 18 merecieron la pena. Doscientos años después, el Estado y las Leyes pueden ser lo contrario, al servicio de la dominación y del atontamiento de las masas.


3.
¡Más que nos gusta el Estado a marxistas, leninistas o comunistas! Nadie fía tanto en el humanismo de Estado como único dios verdadero. Ha sido la socialdemocracia o en alianza con la democracia cristiana la que, con el consentimiento de sindicatos, descuartizó el Estado (del Bienestar) poniendo las Leyes a los pies de los caballos del individualismo capitalista, con brillantes conceptos (eso hay que reconocerlo) como libertad o país libre junto a conceptos no tan brillantes pero más efectivos (de en efectivo o con tarjeta) como mercados, Bolsa o finanzas, exigencias del guion del que los socialdemócratas no se han movido una coma.


4.
El 18 no vuelve. Quienes habían leído a Voltaire y a Rousseau ocuparon escaños y se olvidaron, como suele ocurrir, del programa de libertad, igualdad y fraternidad que los llevó a ganar las elecciones. Y la igualdad se quedó en igualdad entre obreros de un mismo gremio, y entre la marquesona y el burgués, o sea, entre el nuevo y el viejo régimen, que no desapareció en absoluto. La libertad se quedó en la libertad que tenemos de no ser rey, cuando otro lo es, o de no ser ricos, cuando otros lo son. La fraternidad, esa sí, triunfa como el cándido que se cree las misiones de paz del ejército español o el buen rollismo de Acnur y de tantas oenegés. ¡Menuda película!


Lectura relacionada: Cándido en la Asamblea, por J. J. Díaz Trillo.

España, último modelo de golpe de Estado

. Por orden de agente (o emisor), el golpe de Estado ha conocido tres fases: 1) El golpe absolutista (napoleónico o monárquico). 2) El golpe militar. 3) el golpe constitucional o democrático, que está siendo la última estrategia de la Cía para América Latina (Honduras, 2009, Paraguay, 2012, Brasil, 2016) centrada ahora en el golpe en Venezuela. | En España, el primer golpe de estado lo ganaron los golpistas con un pronunciamiento (1874); el segundo, con una guerra civil (1936‑39); el tercero con una Constitución (1978) y, el cuarto con dos palabras: en funciones (investidura de Mariano Rajoy el 29 de noviembre de 2016). | Hacia el 29‑N los pasos fueron: 1. Creación de un enemigo interno (soberanismo, como ruptura de la unidad nacional, y populismo como ruptura del discurso político). 2. Creación de un estado de opinión (inconvenientes de un gobierno en funciones y de unas terceras elecciones). 3. Prevalencia de la ley (Constitución, judicialización y autoritarismo incluso en partidos de oposición). 4. Presiones internacionales. 5. La democracia como solución: reelección de Mariano Rajoy con solo el 33,03 por ciento del voto.

GOLPES DE ESTADO
por Eduardo González Calleja

En 1639 Gabriel Naudé (Considérations politiques sur les coups d’état) acuñó el término coups d’état como un empleo audaz y extraordinario del poder por parte del príncipe que elige en secreto la acción más eficaz a sus intereses. Tras el paréntesis napoleónico, la Restauración contempló el golpe como coup de force impuesto por el poder absoluto de un monarca, revolución de palacio que fue quedando obsoleta por la democratización y burocratización del aparato del Estado. El golpe fue adquiriendo un sentido negativo tras el asalto al poder de Luis Napoleón el 2 de diciembre de 1851.[1] El término acabó adaptándose al italiano, portugués y castellano y, en forma literal, al vocabulario político inglés. En 1909 Charles Maurras (Si le coup de forcé était possible…) [2] observaba que la tarea previa al golpe debía ser la creación de un estado de ánimo a través de la propaganda ideológica, para que no fuera un mero pronunciamiento, sino una acción dirigida políticamente, tras convencer al ejército de la toma del poder. Maurras observaba que un grupo de conspiradores resueltos y bien preparados podría hacer caer el régimen, al estilo de los golpes de mano en las guerras convencionales. El período de entreguerras volvió a poner el golpe de actualidad por tres ensayos de signo diverso: la toma del poder por los bolcheviques (1917), la Marcha sobre Roma (1922) y las asonadas en los primeros pasos de la República de Weimar (1923). En 1931 Curzio Malaparte (Técnica del golpe de Estado) intentó demostrar que el arte de defender el Estado está regido por los mismos principios que rigen el arte de conquistarlo. Tras la Segunda Guerra Mundial y al final del proceso descolonizador EEUU difundió la creencia de que, en sociedades transicionales con instituciones democráticas débiles, el ejército disponía de una experiencia técnica, de una organización burocrática compleja y racionalizada y de una impregnación de las ideas occidentales que le permitían jugar mejor que los civiles el papel de élite reformadora. Fuente: Eduardo González Calleja. En las tinieblas de Brumario: cuatro siglos de reflexión política sobre el golpe de Estado [3] (pdf descargable).

ESPAÑA, ÚLTIMO MODELO DE GOLPE DE ESTADO

Por orden de agente (o emisor), el golpe de Estado ha conocido tres fases: 1) El golpe absolutista (napoleónico o monárquico). 2) El golpe militar. 3) el golpe constitucional o democrático, que está siendo la última estrategia de la Cía para América Latina (Honduras, 2009, Paraguay, 2012, Brasil, 2016) centrada ahora en el golpe en Venezuela. | En España, el primer golpe de estado lo ganaron los golpistas con un pronunciamiento (1874); el segundo, con una guerra civil (1936‑39); el tercero con una Constitución (1978) y, el cuarto con dos palabras: en funciones (investidura de Mariano Rajoy el 29 de noviembre de 2016). | Hacia el 29‑N los pasos fueron: 1. Creación de un enemigo interno (soberanismo, como ruptura de la unidad nacional, y populismo como ruptura del discurso político). 2. Creación de un estado de opinión (inconvenientes de un gobierno en funciones y de unas terceras elecciones). 3. Prevalencia de la ley (Constitución, judicialización y autoritarismo incluso en partidos de oposición). 4. Presiones internacionales. 5. La democracia como solución: reelección de Mariano Rajoy con solo el 33,03 por ciento del voto.

[1] Este rechazo moral y jurídico debe mucho a escritos de combate de Víctor Hugo (Histoire d’un crime, Napoleón le petit), Pierre-Joseph Proudhon (La révolution sociale démontrée par le coup d’état) y Karl Marx (El 18 Brumario).

[2] A imagen de la labor emprendida por Cánovas del Castillo para propiciar la restauración alfonsina en España.

[3] Eduardo González Calleja, del Instituto de Historia del CSIC y profesor asociado de la universidad Carlos III, ha publicado La razón de la fuerza (1998), El máuser y el sufragio (1999) y «El Estado ante la violencia» en el libro dirigido por Santos Julia, Violencia política en la España del siglo 20 (Madrid, Taurus, 2000).

lecciones del Saco de Roma

SACO DE ROMA
(1527)
el emperador contra el papa | poder civil y poder religioso | hombre y dios | política y religión

Se conoce como Saco (o saqueo) de Roma, sacco di Roma, a la toma de la ciudad y del Vaticano por tropas alemanas y españolas de Carlos V. Para escándalo de la cristiandad, un papa estuvo sitiado casi un mes, del 6 de mayo al 5 de junio de 1527. Carlos V era titular del Sacro Imperio Romano Germánico y el papa Clemente VII había cometido la deslealtad o la traición de aliarse con el rey francés Francisco I, con quien firmó la Liga de Cognac formada por Francia, el Papado, Milán, Venecia y Florencia.

El lunes 6 de mayo de 1527 las tropas imperiales entraron en la Basílica de San Pedro. El Papa huyó disfrazado bajo una capa morada por el pasadizo que conduce al castillo de Sant’Angelo, allí resistió. Las tropas de la Liga de Cognac llegaron en su ayuda el día 21 pero, vistas las fuerzas[1], se retiraron el 2 de junio. A Clemente VII no le quedó otra que rendirse, lo que hizo el miércoles 5 de junio. El Papa pagó en rescate la cesión de Parma, Piacenza y Módena, más 400 mil ducados al ejército imperial con el compromiso de no excomulgar a nadie participante.

En los siglos 12 y 13 el Sacro Imperio Romano Germánico dio lugar a dos banderías, los güelfos, por la parte Sacro, y los gibelinos, por la parte Imperio. güelfo viene de Welfen, casa de Baviera, velfen, güelfo. gibelino, del castillo de  Waiblingen, de la casa de Hohenstaufen o Staufen.

Antes del jacobino de la Revolución Francesa, gibelino tuvo que ser el primer insulto en ‑ino del bando reaccionario contra el bando progresista. Dirán ustedes: ¿un emperador, progresista? Desde nuestro siglo, sí. Sabemos que es más fácil hacer bajar de su silla a un emperador, que hacer bajar a un papa de su cátedra de San Pedro. Un hombre es rey por una gracia, un don, una concesión de Dios; y un hombre es papa porque está en línea con Dios. Emperadores y reyes han sido sustituidos con ventaja por presidentes o primeros ministros a mayor gloria de la humanidad. Papas, imanes y rabinos no solo no han sido sustituidos sino que están crecidos para vergüenza de los telediarios y de la humanidad.

[1] Y visto quizá el cognac que llevarían encima, anota al margen algún graciosillo. (Tachado en el original.)

Cervantes, Umberto Eco y Los girasoles ciegos

CERVANTES, UMBERTO ECO Y LOS GIRASOLES CIEGOS
–apuntes de historia y de literatura–

Las fechas de Umberto Eco recuerdan las de Cervantes. El 15, para publicar y el 16, para morir. En 2015 Eco publicó una novela que ‑a su edad‑ imaginó sería la última y la tituló Número cero, un poco testamento, un poco provocación y un poco ajuste de cuentas con los medios. En 2016 (con 84 cumplidos y a cuatrocientos años de la Segunda Parte del Quijote) Umberto Eco, el autor de Apocalípticos e integrados (1964) y de Apostillas a El nombre de la rosa (1985), se desintegra, se adentra en su apocalipsis, ya es mera apostilla. Había nacido la noche de reyes del 32. Alberto Méndez también pisa una fecha cervantina, el 5, y en 2005 (cuatrocientos años después de la Primera Parte del Quijote) ganó a título póstumo el Premio Nacional de Literatura por su cuarteto de relatos Los girasoles ciegos, publicado en febrero de 2004. El hombre murió el 30 de diciembre de ese año. Había nacido en Madrid en el 41. Umberto y Alberto, poderosos nombres germánicos, rimas consonantes; Alberto, como anagrama de Lebrato, inventor de una curiosa máquina UHT (siglas de Universal Historical Time o Tiempo Histórico Universal). Escribe Lebrato en Tinta de calamar (54, 60, 330): Las siglas UHT corresponden a ultra high temperature, ultrapasteurización o uperización, proceso térmico para obtener la esterilidad sin cambiar las propiedades de la leche. UHT es también un sencillo medidor del tiempo histórico universal para justificar, o no, nacionalismos, imperialismos, independencias y vindicaciones de autodeterminación, y para saber si la Historia, como la Tierra, se mueve. El UHT se relaciona con el Índice de Patriotismo (IP), que se obtiene tomando el número de años que una colonia y su metrópolis suman históricamente juntas y dividiendo esos años entre la distancia en kilómetros y el PIB en dólares que separan a la una de la otra. Cuando se trata de patriotismo regional o nacionalismo interior, el lugar de la metrópoli lo ocupa la capital, por ejemplo Madrid, y el lugar de la colonia lo ocupa la región, por ejemplo Cataluña. Estados Unidos abarata Puerto Rico, compra Puerto Rico a la baja[1]. Cataluña o País Vasco se venden caro, encarecen España. Y apostilla Lebrato: Umberto Eco y Alberto Méndez, los dos me enseñaron (y perdonadme si ya lo sabíais y me venís ahora con un merecido abuenashoras) dos lecturas de la guerra (los Girasoles, de la Guerra de España y Umberto Eco, de la Segunda Mundial): 1º) que la postguerra se planifica concienzudamente y 2º) que el estado de guerra, en tanto excepcional suspensión de los derechos civiles, puede hacer que una guerra no termine (por odio a la guerra y amor a la paz) sino que se prolongue hasta la aniquilación total del enemigo, drama de conciencia del capitán Alegría, del ejército de Franco, en el primer relato de Alberto Méndez. Contra lo cual, hay que seguir el optimismo marxista y creer que las cosas pueden cambiar, que la humanidad no se plantea problemas que no pueda resolver o que la humanidad solo se propone lo que puede alcanzar[2]. El pensamiento crítico (lo que en Marx eran los filósofos) puede y debe ofrecer a la gente de bien una referencia, un punto de partida, un año cero al que agarrarse, un punto de apoyo para mover el mundo. Año que proponemos sea 1945, a tan solo 71 años de aquí[3]. Los horrores de la guerra, de la bomba atómica y de los campos de exterminio tenían que ser lecciones suficientemente aprendidas. No existía Israel ni había estados islámicos. ¿Se imaginan? La humanidad tenía a su alcance el maridaje de la democracia política (tipo USA occidental) con la democracia social (tipo soviets rusos). La prensa del 45 informa de la constitución de la Onu (¡abre la muralla!) pero poco después, de la Otan (1949) y del Pacto de Varsovia (1955): la Guerra Fría (¡cierra la muralla!). ¿Qué reflejan, en lo personal, Alberto Méndez y, en lo geopolítico, Umberto Eco? Que, hacia el final de la Segunda Guerra Mundial, en los despachos de la maldad (vamos a decirlo así) ya se planificaba la Tercera (supongamos: Siria). Maldición eterna a quien manipula la Historia y a cabalgar, a cabalgar hasta enterrarlos en el mar.

[1] Inglaterra a Gibraltar, la misma cosa es. ¡Claro que los llanitos prefieren ser Reino Unido, país rico, antes que España, país más pobre!

[2] Marx, Prólogo a la Contribución a la crítica de la economía política, 1859.

[3] Fin de la guerra. 7 de mayo 45 para Europa: rendición de Alemania; 15 de agosto 45 para el resto: rendición de Japón. ¡Paz mundial!

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prensa, historia, historias

extra-periodismo

HISTORIA, HISTORIAS

¿Qué dirá mañana la prensa canallesca?
(Luces de bohemia)
¿Qué dirá mañana la historia canallesca?

  1. historia / historias

En español, historia lo mismo es historia de la humanidad (inglés history) que la historia que me estás contando, argumento real o inventado (story). En literatura story es relato o novela corta frente a roman o novel, que serían propiamente novela larga, longitud que no alcanzaban las novelas de Boccaccio, a cuyo Decamerón (1353) arrimó Cervantes sus doce Novelas ejemplares (1590‑1613) y, dentro del Quijote, la Novela del curioso impertinente (§33·35) más el relato del capitán cautivo (§39·41). Quien tenga al Quijote como ‘primera novela moderna’ sabrá o tendría que saber que jamás Cervantes nombró su hidalgo como protagonista del género novela sino de una historia las más de las veces adjetivada como historia verdadera por contraste con los falsos libros de caballería[1], que tampoco llamó nunca novelas.[2]

Cervantes defiende historia como argumento con estas palabras, capítulo 9: «historia, ninguna es mala como sea verdadera»[3], que hay que entender como una llamada al realismo o la verosimilitud, a la credibilidad también, de lo que cuente Cide Hamete Benengeli, primer autor de don Quijote[4]; autor que está obligado a contar «la verdad, cuya madre es la historia, émula del tiempo, depósito de las acciones, testigo de lo pasado, ejemplo y aviso de lo presente, advertencia de lo por venir». Anota Francisco Rico, editor, que el tópico viene de Cicerón: Historia vero testis temporum, lux veritatis, vita memoriae, magistra vitae, nuntia vetustatis[5]. Esto interesa porque ‑sobre el tópico‑ Cervantes está añadiendo de su cosecha dos utilidades de la historia que no figuraban en Cicerón: ejemplo y aviso de lo presente y advertencia de lo por venir.[6]

  1. historia / prensa

Parafraseando a Cicerón‑Cervantes podríamos decir: la historia, cuya madre es la prensa, émula, depósito, testigo, etcétera del presente y del futuro. Como historia del presente, la prensa tiene tres caras: investigación, información y opinión. Sin embargo, el historiador, hombre o mujer, no suele reconocer su opinión subjetiva como persona de ideas (de izquierdas o derechas), ideología y subjetividad que pretende dejar al margen para que su obra siente cátedra como verdad objetiva, indiscutible, altiva mariposa intelectual que reniega de la oruga del gusano que fue y que dejó atrás con el sambenito de que cada periódico cuenta su versión (o, peor aún, lo que quiere). La pregunta es: ¿en qué momento del trayecto que va del periodismo a la historia se pierden ideología y subjetividad, bases de la prensa y, en particular, del periodismo de opinión?[7] ¿No hay historia de opinión? Y aquí damos con Marx y con su tesis sobre la filosofía, que vale también para la historia. Hasta ahora no se ha hecho más que interpretar el mundo y de lo que se trata en adelante es de cambiarlo[8]. Que periodismo, historia y pensamiento no solo informen o cuenten sino que opinen y nos orienten ‑como quería Cervantes‑ sobre lo por venir. (continuará)

[1] Cervantes igual usa caballería que caballerías. En singular parece referir un tipo protagonista (el caballero andante) y en plural contenidos, sucesos o aventuras, de este tipo.

[2] La acepción etimológica de novela (francés nouvelle, noticia) como novela corta es de época y dura más allá de Cervantes: María de Zayas y Sotomayor, Novelas amorosas y ejemplares, 1637. La obcecación nacional por que el Quijote sea la primera novela moderna nos priva de saber cuál fue verdaderamente la primera novela española que mereció y recibió tal distinción por crítica y público. Cervantes y el tópico: creador de la novela moderna.

[3] El capítulo 8 había dejado a “Don Quijote contra el cauto vizcaíno con la espada en alto, con determinación de abrirle por medio, y el vizcaíno le aguardaba asimismo, levantada la espada y aforrado con su almohada”.

[4] En la Primera Parte, Cervantes nombra a Cide Hamete Benengeli en cinco ocasiones. Tres veces lo llama historiador arábigo, una vez sabio y otra autor, que será el oficio recurrente en la Segunda Parte, donde, de 31 menciones, tres se las reparten cronista (§27), escudriñador (§50) y filósofo mahomético (§53).

[5] Testigo de los tiempos, luz de la verdad, vida de la memoria, maestra de la vida, mensajero de la antigüedad.

[6] Para el Quijote digital, la casa recomienda dos enlaces: el Quijote en pdf de la Junta de Castilla y León (admite consultas por cada una de las dos Partes del libro) y el Quijote de Francisco Rico y su equipo en CVC (admite búsquedas por capítulo). Las dos ediciones se dejan copiar y pegar.

[7] Contra el tópico de la prensa independiente, este artículo: Periodismo y periodistas.

[8] Tesis sobre Feuerbach (1845, publicado en 1888).

El calor de Sevilla, teoría y práctica

Barrio Santa Cruz Sevilla página traductor jurado
Plaza de la Alianza, en Traductor Jurado

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EL CALOR DE SEVILLA, TEORÍA Y PRÁCTICA

Que cada latitud tiene su estación mala o insalubre, lo vemos por el telediario, donde no faltan terremotos, inundaciones, vendavales, desprendimientos de glaciares, sequías o hambrunas y otros azotes, y lo sabemos por los libros de historia, donde los asentamientos más antiguos coinciden con paisaje y clima privilegiados. Llegado yo a la edad de reescribir mi vida, mi versión del calor de Sevilla quedó así: Por alguna razón[1], siempre me ha dado una rabia especial[2] el calor como noticia de la ciudad de Sevilla. Porque no hay clima que no tenga su servidumbre: la nieve, la lluvia, los días grises, el viento, la sequía o el aburrimiento, donde el ropero es el mismo todos los días del año, o esa rareza de navidad en el verano austral. Entre Córdoba y Sevilla existe una extraña rivalidad sobre cuál de las dos logra mayores temperaturas y en ABC 20 de julio de 1967 se lee que Sevilla se metió hasta en pleitos con Écija, la sartén de Andalucía. Tanta pamplina, rivalizar las ciudades por ver cuál de ellas las pasa más putas, me hizo acordarme de mi profesor Antonio Miguel Bernal, quien nos enseñó a buscarle a la geografía humana su sentido. De dónde viene el paisaje, de qué historia de clases sociales y de qué modos de producción. Y me dije que, fuese cual fuese la antigüedad y la justificación de la ciudad de Sevilla, no podían los señoritos equivocarse, así que una de dos: o las clases altas nunca vivieron aquí, siendo Híspalis asentamiento de marineros, pescadores, agricultores, alfareros y menestrales bajo la guarnición de la Alfalfa (punto a salvo de inundaciones) obediente a Itálica famosa o se pegaban el piro a la sierra o al mar en cuanto llegaban las calores. Para eso, tenían dos de los otros dos vértices del Triángulo Montpensier, también llamado de Aníbal González o de la Buena Vida: Aracena y Sanlúcar, Reino de Sevilla las dos, curas de aire y de aguas, con jamoncito bueno, langostinos y vinos de manzanilla. En Aracena, la conformación residencial de la carretera a Linares y, en Sanlúcar, las casas de La Jara o al final de las Piletas (casas sin chimenea, para qué, si en invierno aquí no vivía nadie), dan a entender que el Triángulo funcionaba en el largo y cálido verano del que estamos hablando, de familias bien que tomaban de Sevilla lo mejor: de mediados de septiembre hasta mediados de junio, pasado el Corpus. En caso de no poder abandonar la ciudad, otra posibilidad era vivir como se vivía antes el urbanismo arábigo de calles estrechas, plaza arboladas, pozo y huerto en las casas de dos plantas habitables, la de arriba para la estación fría y la de abajo para la estación cálida, donde, con ayuda del servicio y de la vida que estas clases llevaban, un agosto en la calle Aire o en la plaza de la Alianza, ¿quién, caminando a lo suyo por la sombra, se iba a quejar de las altas temperaturas? El calor de Sevilla es obra de urbanistas burgueses que, a imitación del Ensanche de Barcelona[3], levantaron bloques y abrieron avenidas como placas solares donde ya no hay quien viva[4]. Pero ¿qué más da, si esos son los barrios obreros y yo sigo en mi Aljarafe, en mi Aracena o en mi Sanlúcar hasta que pasen las calores? Y a la vuelta, fiesta, toros y demás jarana para hacer cuerpo: esa Feria de San Miguel (29 de septiembre) a comienzo del curso escolar y productivo, que trabajar cansa y algo habrá que hacer. ¿Calores, el señorito? Bajo el sombrero por su virgen del Rocío.

Daniel Lebrato, de Fuenteheridos a Sanlúcar, veranos de 1992 a 2016.


[1] (que tiene que ver con mi infancia dividida entre una madre que quería de mí un chicarrón del Norte y un padre que me tiraba hacia el Sur) paréntesis autobiográfico de DL.

[2] (otros dirían un coraje especial, pero me da coraje que las cosas nos den coraje) paréntesis de DL.

[3] Barcelona, con Santander y Sevilla, mi otra ciudad. DL.

[4] Esta impostura de urbanismos ajenos me trae a la cabeza la que ahora estamos viendo con la importación desde Holanda o de Alemania de un plan bici contrario a la ciudad abierta y acerizada a un mismo nivel que podría ser el casco histórico de Sevilla. DL.

GIORDANO BRUNO en CAMPO DEI FIORI

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A BRUNO, EL SIGLO DE SU ADIVINACIÓN, AQUÍ DONDE FUE QUEMADO.

José Antonio Moreno Jurado

CAMPO DEI FIORI

 

 

 

 

 

Como si ardiera el mar   *   en compañía del río   *   hasta la Isla Tiberina   *   el cielo se derrite lentamente   *   cae como cera o parafina dulce   *   y voy a lomos de todos mis sentidos   *   perdido en el aire

Águila o Pegaso   *   sin poder extender mis alas hasta la orilla lúcida   *   de las constelaciones

Me han traído desnudo   *   para mi vergüenza   *   por el Trastévere   *   risas llantos aceptación   *   atado a un poste de madera   *   criminal   *   inocente de la razón y la inteligencia

Por orden de la Bestia Triunfante

Mi lengua adherida a una especie de trampa   *   casi informe   *   para que no justifique mis actos con palabra alguna

Liberación del vicio y de las supersticiones   *   dije una vez   *   sin pensar en consecuencias posibles   *   frente al ser en la naturaleza   *   en la que reside la pasión de la verdad

Sólo la lluvia podría endulzar la sequedad del aire   *   la fiebre encarcelada de mi degradación matinal

Oigo a lo lejos   *   puesto que no hay arriba ni abajo   *   en la distancia del corazón a las cerezas   *   un canto infinito   *   dulce y de esperanza   *   que sólo entonan los labios   *   no contaminados   *   de los que conceden valor a la inmanencia

No existe sitio en mí   *   para la no ética   *   aunque un amigo me traiciona

Me pongo a arder   *   por orden de la Bestia triunfante

Arden mis pies   *   mi vientre se despliega   *   se encoge como papel quemado   *   por la esfera perfecta del dolor   *   a qué la vida   *   el pensamiento

Quisiera soñar   *   pero no puedo   *   que voy hacia la muerte.


JAMJ (3) ojos

JOSÉ ANTONIO MORENO JURADO (Sevilla 1946), ÚLTIMAS MAREAS (2012).

Campo dei Fiori es un monólogo dramático interiorizado en Giordano Bruno (1548‑1600), al que llevaron desnudo y con la lengua clavada en un madero desde el Trastévere al Campo dei Fiori. Acusado de blasfemia, herejía e inmoralidad, allí murió en la hoguera el 17 de febrero de 1600 sin exhalar un grito y después de rechazar al sacerdote que quiso darle a besar un crucifijo.

En 1889 por suscripción popular internacional se erigió una estatua en el lugar, hoy matinal plaza de mercado y lugar apasionado de encuentros y conversaciones. La lápida dice: «A Bruno il secolo da lui divinato qui dove il rogo arse» Algo así como «A Bruno, el siglo que vio venir, aquí donde fue quemado».

Curioso es que el mismo 17 de febrero une a Gustavo Adolfo Bécquer, nacido ese día de 1836, y Giordano Bruno, muerto el 17 de febrero de 1600.

No descanse en paz la Bestia Infame.


 

Curiosa historia de los nombres de la Virgen del Rocío

Rocío por Tropezones

HISTORIA DE LA O ESA BLANCA PALOMA
Curiosa historia de los nombres de la Virgen del Rocío–

El primer nombre y devoción fue Santa María de las Rocinas, así proclamada patrona de Almonte en 29 de junio de 1653, con fecha en el santoral el 17 de septiembre (hoy, 8 de septiembre), festividad de la natividad de María. A partir de 1653, la virgen pasó a llamarse Rocío, según Isaías, 45, 8: ¡Derramad, Cielos, como una rociada, y lluevan las nubes la victoria! Desde 1248, que se reconquistó el reino de Sevilla, hasta bien entrado el siglo 15 en una España sin moros, pastores o cazadores, gente de campo desentierra o saca de su escondite imágenes que hubieran guardado sus antepasados en tiempos de amenaza. Fueran conscientes o casuales, esas recuperaciones se hicieron pasar por milagros, dando principio a cultos y romerías. La hermandad matriz de Almonte es de 1640 aunque Villamanrique puntualiza: Fueron los monteros y cazadores manriqueños, que acompañaban al rey Alfonso XI en sus cacerías, los que trajeron esta devoción hasta la villa y fundaron el 20 de octubre de 1388 una primitiva Cofradía de Monteros de Santa María de la Rocinas. De 1677 data la primera hermandad de Sanlúcar de Barrameda, sede de la poderosa Casa de Medina Sidonia, dueña feudal del territorio, que declaró libre de impuestos (alcabalas) las transacciones en días de romería. En sus reglas de 1758 la Hermandad de Almonte movió a Villamanrique, Pilas, La Palma, Rota, Moguer y El Puerto de Santa María para instituir igualmente hermandades. En 1813 se fundó la de Triana, fundamental para la hispalización o sevillanización de la romería.

Rocío el grabado más antiguo de la virgen 1720-22

Los simpecados. En un mundo sin televisión, lo que el creyente veía no era la virgen en su altar o en su paso sino un estandarte, un simpecado (sine labe concepta) que una vez al año presidiría la peregrinación hasta la Aldea. El simpecado de Almonte es de 1724 y el de Villamanrique, de 1766.

La paloma, el fuego y el Espíritu Santo. Una paloma figura en el interior del techo del paso de la Virgen del Rocío. Como espíritu, tiene un significado abstracto. De las Escrituras, saldrían dos significantes: la paloma, del bautismo de Jesús, y las lenguas de fuego, que posaron la sabiduría sobre los apóstoles en Pentecostés. En San Mateo, dentro de la narración del bautismo de Jesús, leemos: Jesús salió del agua y se abrieron los cielos y vio al Espíritu de Dios que descendía en forma de paloma y venía sobre Él. San Juan lo pone en boca del Bautista: He visto al Espíritu que bajaba del cielo como una paloma y permanecía sobre Él. La paloma se impuso por más cercana que las lenguas de fuego y con antecedente en la paloma que soltó Noé del arca por tres veces, volviendo la segunda con una rama de olivo y la tercera ya no volvió, lo que significaba paz y normalidad en el mundo. En el Cantar de los cantares dice el amado: ¡Ábreme, hermana mía, amada mía, mi paloma, mi preciosa! En el Talmud la paloma es signo de castidad y en San Mateo: sed sagaces como las serpientes y sencillos como las palomas, lo cual encaja con el Espíritu Santo, que se quiere procedente del amor del padre y del hijo. En algunos templos la eucaristía se conserva en un columbarium suspendido por encima del altar.

Rocío Proclamación del patronazgo de Almonte 29 de junio 1653

En resumen, la del Rocío debió ser una devoción confusa entre agua y fuego y tres personas (virgen, niño y paloma), con iconografía variable y falta de un único patrón canónico. En un primer momento, se funde el agua real de la rociada en la Marisma con el fuego simbólico de Pentecostés y, en un segundo momento, se funden la paloma y la virgen, también sus fechas. Del antiguo 14 u 8 de septiembre y de su traslado a Almonte, la virgen adoptó el nombre de Pastora, devoción a la Divina Pastora que testimonia Gonzalo de Berceo en el siglo 13: ésta es buena tienda, esta buena pastora, que vale a tot omne que de buen cor la ora. La madre pastora hizo al niño pastorcito, el Pastorcito Divino, y la paloma se hizo virgen, la Blanca Paloma. Digamos, de paso, que las connotaciones de la paloma en Andalucía se prestan a bromas poco elegantes. Por último, tuvo que venir el papa Juan Pablo II hasta la Aldea. Y a partir del 14 de junio de 1993, el mando y tropa del Rocío cambió el ¡Viva la Blanca Paloma! por ¡Viva esa Blanca Paloma!


páginas consultadas:
Rocío.com, Aleteia.org, Aciprensa.com, HermandadDeVillamanrique.com
y Manuel Romero Triviño, Los nombres de la Virgen del Rocío.


Crítica del nacionalismo puro.

pinza de tadega

Nacionalismos históricos, ha habido dos. El de las potencias coloniales y, en respuesta, el de los pueblos que se fueron haciendo independientes respecto de sus metrópolis. Sirve de ejemplo EEUU, de Inglaterra (1775‑83). Después de imperios y colonias, vino el nacionalismo contemporáneo, y éste, en sus dos direcciones, de agregación y de segregación. La agregación dio la unidad de Italia (1861) y de Alemania (1871) y la segregación, la guerra entre yanquis y confederados (1861‑65) o las Guerras Carlistas (1833‑76). A esos conflictos geográficos (horizontales), hay que añadir los conflictos sociales (verticales) y étnicos: indios y negros en EEUU; judíos, moros y gitanos en España. Desde que usamos o concebimos las Naciones Unidas (1919, 1945), la UE (1951), la Europa de los Pueblos (2009), Internet y la Aldea Global (McLuhan, 1962), la tendencia, dictada por los mercados, es delegar los nacionalismos de Estado (ser inglés, ser español) en organismos supranacionales. Obama y Merkel acumulan muchos nacionalismos en uno, vamos a llamarlo Occidente, y ahí está el TTIP con su área de libre comercio trasatlántico, y todo apunta a que sus poderes confluyan con otros y con otros hasta darnos a los hoy españoles, italianos o franceses un único pasaporte, y que nuestros hijos y nuestras hijas serán, con el inglés como lengua común, nos guste o no nos guste, ciudadanos del mundo. Inversamente, la tendencia es a reconocer minorías y hechos diferenciales (lengua, raza) y a dar mayor participación ciudadana en la gestión del entorno más inmediato (vivienda, transporte, educación). Algún Obama o Merkel tendrá que haber, y alguna alcaldía en mi pueblo o en mi barrio, pero a quien no veo en la foto es a Rajoy (ni a Hollande ni a Renzi). Sin esos virreyes del pasado, sin esos mandos intermedios, que morirán matándonos de patriotismo, una familia sevillana podrá seguir yendo en vacaciones al Festival d’Avignon, en la Provenza, o al teatro de Taormina, en Sicilia, sin pérdida de calidad. Lo que sí necesita esa familia es encontrarse, a la vuelta, su vivienda como la dejó, porque funcione una administración local, que para eso está pagando sus impuestos. Aldea Global, alfa y omega, lo cercano y lo lejano.