Yo me bajo en la próxima, ¿y usted?

Yo me bajo en la próxima, ¿y usted?
Adolfo Marsillach (1981)

Para llegar a ver lo que es o lo que fue el andalucismo histórico y para evitar prevalencia del juicio académico sobre el pensamiento simple (ambos tendrían interés en un andalucismo dado), tienen que darse dos condiciones:

1º) que el presente explique el pasado, y no al revés, y

2º) que el andalucismo se reconozca como nacionalismo que es.

A día de hoy, el nacionalismo hecho en Andalucía (no en ninguna de las novenas provincias andaluzas) es español o es, como la San Miguel cero cero. Si fuera andalucismo de algún grado, concitaría la simpatía con otros nacionalismos que se baten el cobre con la patria España: País Vasco, Cataluña.

Durante la República Española, con el Estado y estatutos a favor y con referéndum autorizado, nacionalidades fueron Cataluña, País Vasco y Galicia. Tres, fueron tres (más tarde reconocidas como históricas), y ninguna Andalucía.

Ya me dirán qué andalucismo encierra el Ideal Andaluz de Blas Infante: «Andalucía ha de tener por ideal, como región española, el predominio de su cualidad como inspiradora de la obra del progreso español.»

El Partido Andalucista de Rojas-Marcos, activo de 1976 a 2015, ilustra, también con su caída, el verdadero alcance del andalucismo, que trajinó lo suyo durante la Transición para, en un juego entre artículos de la Constitución (143 o 151; del 4 de diciembre del 77, al 28 de febrero del 80) labrarse una leyenda para atascar las ruedas de históricos auténticos y sentidos nacionalismos. «Café para todos», autonomía para todos, de Clavero Arévalo a Rojas-Marcos, y del PA a Presidencia y Parlamento de Andalucía. Y «para nadie» se impuso para cerrar España. Aquí al que se mueva, el 155.

Un tercer andalucismo, este sí histórico, en el sentido de que lo tenemos entre nosotros, es el andalucismo entre Podemos o Adelante Andalucía y la revista Portal de Andalucía, esa prensa, con Isidoro Moreno, Ángel del Río, Daniel Escalona, Manuel Delgado, Óscar García Jurado y Pura Sánchez, la del “feminismo andaluz” solo porque ella lo dice.

Habíamos quedado que el nacionalismo viene de la tierra o de la propiedad de la tierra, y no del sindicato obrero del campo ni del movimiento jornalero (esos, como els segadors, con sus reclamación de tierra y libertad, quedan bien para el himno); hablamos de clases medias, burguesías, banca y capitalismos radicados.

Y la pregunta es:

—¿Nacionalismo para quedarse o para salirse de España?

Yo me bajo en la próxima, ¿y usted?

El andalucismo andaluz, que se precia de ser de izquierda (frente a la derecha del independentismo en Cataluña) y de atender a «lo que de verdad importa a la gente» no se bajará jamás, entre otras razones porque sabe que el españolismo es suyo.


Ideal Andaluz de Blas Infante. Memoria presentada a la Sección de Ciencias Morales y Políticas del Ateneo de Sevilla, leída el 23 de marzo de 1914

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