Para desmentir el populismo o demagogia de un mundo en diálogo (de intereses, de culturas, de civilizaciones, de razas, de generaciones) podemos decir que el mundo ni oye ni escucha, ni habla ni deja hablar, o podemos decirlo con tecnicismo apropiado como si estuviéramos en consulta y nos hubieran dado un diagnóstico. Son las palabras acufanía (enfermedad peor que la sordera, porque sobre la sordera el paciente pone ruidos fantasma que no existen, apariciones acústicas que pueden acabar en demencia) y disartria (no *disatría), que es mutismo o afonía por enfermedad cerebral sobrevenida. Mañana hablaremos del último desencuentro en sociedad, que puede ser el que se ha dado entre ley trans y feminismo en círculos de Podemos. Y tomaremos como palabra víctima lo que ha sido la palabra bisexual, ayer válida para la bisexualidad y para la ropa unisex, que hoy no sirve para nada.
