Puesto que Dios no existe, va siendo hora de implicar a la masa creyente que sostiene con votos la farsa de la política, construcción que allá quien se la crea: país libre, estado de derecho, separación de poderes, igualdad ante la ley, igualdad de oportunidades, soberanía nacional, democracia, solidaridad, sostenibilidad, oenegés, Estado del Bienestar, y el largo etcétera… para, después, quejarse de la clase política. ¡Venga ya!
No quieran que yo me queje por personas como las protagonistas de los eres en Andalucía, que son enmiendas parciales a una totalidad de la que yo sí me quejo. Déjeme que reniegue de usted que cuando se le propone abstención y lucha o huelga de urnas vacías contra la actual política y contra la existencia misma de la clase política profesional, a usted se le funden los plomos o usted se las da de mucha izquierda y apela al voto útil: hay que votar para que no gane tal o cual derecha. A Vox y a usted, de tanta izquierda, a los dos les va la marcha de la actual política. A mí, no.