la conciencia sobre las enfermedades y el culto a la muerte.

En nuestros ancianos y enfermos terminales vemos un futurible (una proyección personal) además, claro, de un problema donde tienen cabida la piedad, la solidaridad, la solicitud (de ayuda) o la cobertura (por dependencia). Distinto sería si la vejez y la decrepitud las contempláramos como un proceso natural, detrás del cual no hay nada, el vacío. Muchas de nuestras consideraciones cambiarían si pudiéramos planificar y disponer de cuerpo y mente a voluntad: el testamento vital.

En junio participo en un curso médico sobre la muerte digna y proceso a: enfermos terminales, cuidados paliativos, cosas así. La organización me asigna la ponencia La muerte y la literatura, se supone la literatura como reflejo y consolación. Mis modestas credenciales son cuatro artículos publicados en eLTeNDeDeRo entre septiembre de 2015 y noviembre de 2016: La muerte a cargo de la seguridad social, La muerte cero cero, Por una muerte sin cadáver y El duelo cero cero, ya sin culto a la muerte y sin imposiciones religiosas cuya última expresión está siendo el creyente que mata y se suicida convencido del cielo que le tienen prometido.

La humanidad merece probar cómo serían la enfermedad y la muerte sin curas ni cementerios, sin tanatorios, sin forenses, sin funerarias y sin recibos del Ocaso. También, por supuesto, sin literatura y sin profesores de literatura.

Daniel Lebrato.


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