Más le valdría a estos letrados, no instigar esa teoría de la conspiración e indagar sobre si está en derecho la intromisión que suponen medidas tan extremas -pues extremistas son entre otras múltiples restricciones futuribles‑ como que los bares no sirvan alcohol en la madrugá. A nadie. Seas creyente o no. Una opresiva injerencia de lo religioso en lo civil, salvando las distancias, comparable a las de Estado Islámico en sus feudos. La ley seca, para moros y cristianos. Ya ven. Para sufrir el fundamentalismo de la fe, hasta en un Estado supuestamente laico, no hay que ir lejos. Las creencias toman, literalmente, las calles de Sevilla. ¿Podríamos llamarlo KLERO BARROKA? Parafraseando a Goya: los sueños de la religión producen monstruos. Rafa Iglesias, en respuesta a Diario de Sevilla: Cuatro bufetes representan a 40 afectados por los incidentes de la Madrugada.