Los partidos y sus manzanas podridas. Los partidos se quedan cortos (y casi orgullosos de su depuración interna) por echar de sus filas a los militantes corruptos o judiciados por delitos económicos. Qué fácil. Por su responsabilidad subsidiaria, los partidos tendrían que devolver de inmediato a Hacienda lo robado o defraudado por sus militantes y luego hacer lo que quieran: actuar contra los corruptos, perdonarles la deuda o ponerles una medalla.
La Casa Real y sus manzanas podridas. La Casa Real tendría que devolver subsidiariamente a Hacienda lo robado o defraudado por la infanta Cristina y por su esposo Urdangarín, miembros de la Familia Real ahora y cuando cometieron sus delitos. También es fácil para Juan Carlos, como cabeza de familia, decir que su hija y su yerno no pertenecen ya a su familia. No ni ná.
Doctrina Botín. Bueno estaría que el amaño que sirvió en 2007 para exculpar de responsabilidades a un rico banquero sirviera en 2016 para exculpar de responsabilidades a una infanta. La Doctrina Infanta, como precedente, sí que crearía una jurisprudencia de consecuencias legales imprevisibles.