LA REINA, LAS PUTAS Y LOS MATRIMONIOS MONOGANANCIALES

LA REINA, LAS PUTAS Y LOS MATRIMONIOS MONOGANANCIALES
–semana del 8 de marzo–

Partidarios y partidarias de la legalización o sindicación de la prostitución se basan en la libertad o el derecho que tiene una mujer (también, un hombre) a cobrar por sus servicios sexuales como por cualquier trabajo o desempeño de una labor remunerable. Quien así razona olvida que, si es por dinero, si fuera solo una cuestión de pagar y cobrar, entonces entrarían en la prostitución todas las relaciones sexuales basadas en la desigualdad social entre las partes y, en particular, los matrimonios monogananciales, y vamos a llamar así a las parejas donde uno de los dos, normalmente la mujer, no trabaja o no ingresa y adopta como profesión su casa, su familia o sus labores. Como en la prostitución, estamos hablando de cualquier cosa menos del amor y, como en la prostitución, estamos hablando del interés en los matrimonios o de los matrimonios por interés. De ejemplo, el enlace del príncipe con la periodista, que no sería prostitución si cada cual hubiera seguido con su carrera (él, hacia la corona y ella, en su carrera), algo que la periodista no hizo en uso de su libertad o de su derecho a cobrar por sus servicios sexuales, o sea que razonó lo mismo que las prostitutas vindicativas de su oficio. Lo cual se pone por denunciar las buenas malas prácticas basadas en desigualdad y dependencia. En vez de ir a la legalización de las putas, cuyo ‘trabajo’ no es digno y, de hecho, ninguna madre lo quiere como salida profesional para una hija, habría que ir a la ilegalización de amas de casa y reinas consortes, cuyo ‘trabajo’ tampoco es digno, aunque muchas lo quieran para ellas o para sus hijas. Y por reina se tiene la mujer que, sin convenio ni contrato laboral firmado con su marido, se dedica a su niño ganancial, agó, agó, ay mi churri, a costa del cónyuge que tampoco paga por ella lo que tendría que cotizar como autónomo o pequeño empresario con una empleada a su cargo. Por eso, el día del divorcio la mujer no tiene derecho a indemnización laboral y se ve obligada a pleitear una pensión compensatoria ante los tribunales. Hagáis lo que hagáis con vuestra vida, sed independientes y sed libres.


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