EL REFRANERO Y LA SABIDURÍA POPULAR
–Los refranes 2–
Los refranes se dividen en dos: de consejo o de experiencia. Digamos que de la experiencia salen los consejos sin que haya frontera tajante ni exacta. Los consejos se obedecen (o no) y las experiencias se tienen en cuenta. Lingüísticamente, los refranes de consejo van en imperativo o modalidad apelativa y los de experiencia, sin modalidad y con los verbos básicos del idioma, que son ser y haber, para las definiciones, y poder y tener, para las acciones o resultados. Ejemplo de consejo es haz bien y no mires a quién y ejemplos de experiencia: año de nieves, año de bienes; donde hay patrón, no manda marinero o quien roba a un ladrón tiene cien años de perdón. Si me aconsejan duerme con tu enemigo y no con tu vecino, me están proponiendo desconfiar de mi entorno inmediato, intuición que lleva a la policía a investigar los crímenes de sangre dentro del círculo familiar más cercano a las víctimas. Los refranes de experiencia lo son después de mucha observación natural. Quien inventó que por San Blas, las cigüeñas verás estaba tan seguro de que a primeros de febrero regresarían las cigüeñas, que expidió el refrán en modalidad apelativa: verás sin duda alguna. Pero en abril, lluvias mil no hará que yo coja el paraguas una radiante mañana de abril solo porque lo diga el refranero. Si lo dice la predicción del tiempo en mi dispositivo, entonces, amigo, entonces ya es otra cosa.