TRES DISCURSOS INCOHERENTES
el ciego, el torero y el profesor demócrata
Que me guste el tabaco no me obliga a decir que fumar es bueno. Fumo y callo. Tres polémicas. La primera, entre escuela pública o democrática. De un lado, Leo Acal, quien propone una muy razonable reforma del actual sistema de conciertos educativos. De otro, Voro ed Libre, profesor de escuelas democráticas, escuelas gobernadas por una asamblea en la que los niños votan y su voto vale tanto como el de los profesores, quien cree que la educación democrática trabaja bastante mejor los valores democráticos que la escuela pública española. (en Plaza Podemos.) La segunda polémica viene a partir de un joven que quiere ser matador de toros y se justifica en Tauroeconomía, blog de Juanma Lamet, quien demuestra el dinero que genera el mundo del toro. Y la última es la polémica sobre la ludopatía nacional a propósito del penúltimo ciego que dio el cuponazo y se quedó sin él. Lo más fácil de rebatir son los argumentos de Voro ed Libre, quien, para ser profesor, ya debiera saber de qué se habla y no salirse del tema, respetar la unidad temática. Su defensa de una escuela democrática tendría un pase si toda la población estuviese por igual escolarizada, que no es el caso en España, donde se parte de la pública, la privada y la concertada (la democrática sería la cuarta), que es con lo que quiere acabar Leo Acal. Unificadas las tres enseñanzas, ya se vería que el resultado fuese democrático, aunque eso de que los niños voten y su voto valga tanto como el de los profesores suena a Escuela de Summerhill (1921), que es escuela de ricos y para ricos, y ojalá esté bien pagado el profesor Voro ed Libre, que lo mismo queremos para Jesús Bayort, torero y buena persona, y para José Luis González, quien repartió 21.860.000 euros del cuponazo en Punta Umbría: “Yo soy su cuponero favorito porque les digo cosas cariñosas a mis clientes”. El ciego y el torero están muy arraigados en la cultura española pero propongo a todos, a ellos y a su afición, si se imaginan en el futuro corridas de toros y que se sigan vendiendo lotería y cupón. Seguro que no. La bolita mágica ve futuro en la ecología, en la paz, en el laicismo, en la coeducación, en la igualdad y en la igualdad de enseñanza (antes que en la supuesta ‘libertad’ de enseñanza que le han metido en la cabeza a Voro ed Libre), y nos dice que vamos a un mundo sin maltrato animal, sin ludopatías nacionales y sin oficios que dependan de decir cosas cariñosas a los clientes. Los incluimos en los oficios del no porque, lo mismo que hay quien compra, hay quien no compra y lo que hacen cupón y lotería es jugar con nuestra vacilación (¿y si cae aquí?) y nuestro miedo a la exclusión (¿mi entorno, rico y yo, pobre?), con olvido de que el primer excluido es el vendedor y de que la venta ambulante (a puerta fría o a riesgo de ‘no’) no es trabajo digno que quisiéramos para nosotros. Y, hablando del negocio que mueven las corridas, más dinero mueve la droga, y no se legaliza, y dinero moverían los gladiadores en el circo y los autos de fe en las plazas de la Inquisición, por decir dos barbaridades que fueron cultura y costumbre y ya no son. Lo mejor que hace el torero es aplicarse el discurso del incoherente y adoptar la ética del fumador. Las plazas, que en Francia llaman con nombre de ópera ‘arenas’, seguirían siendo bellas y atractivas para el turismo y para espectáculos ya sin sangre. Así, visitamos Itálica o el circo de Roma, sin leones que se coman a los cristianos. Y seguro que algún idiota presentó al César las ventajas económicas de los mártires, y hasta diría que el cristiano, gracias al circo se conservaba como especie, idiotez que se oye sobre el toro bravo. Imagínense que por dar trabajo a verdugos se repone la pena de muerte. Declaraciones de Torete: –Quien quiera corridas, que se haga pajas. A mí, que me dejen en mi dehesa disfrutando con mi Vaquita.
Daniel Lebrato, Ni cultos ni demócratas, 10 del 8