Etiqueta: calendario

chapuzados o chapuza (2)

Decir que el cuento (de cómputo y de contar) que hicieron los evangelistas sobre el tercer día (resucitó) fue una chapuza es también una chapuza, figurada.[1] Que cuatro cronistas no estuvieran muy finos en lo de inclusive o exclusive, es asunto menor y de índole estrictamente privada, allá su iglesia. Lo malo es que el Estado nacional católico encomienda el calendario de días rojos y negros que manda en nuestras vidas a esa Iglesia. Eso es lo malo.

–enlace a El calendario blanco, en eLTeNDeDeRo.

[1] chapuza, chapú o chapuz tiene dos usos, uno como sustantivo en economía sumergida y, otro, como adjetivo calificativo próximo a chapucero,‑a. Google Vox dice de chapuza: Trabajo hecho sin técnica ni cuidado o con un acabado deficiente. ¡menuda chapuza de película!, tu examen está lleno de tachones: es una chapuza. Trabajo de poca importancia que una persona hace ocasionalmente fuera de sus horas de trabajo. los fines de semana hace algunas chapuzas como complemento a su trabajo en la fábrica. sinónimos: chapuz, chapucería. Y en el DEL, donde la palabra está desde 1914, leemos: del francés antiguo chapuis, ‘tajo para trabajar sobre él’, en marinería, cada una de las piezas que se agregan a las principales que forman un palo, para completar su redondez. Obra o trabajo, generalmente de mantenimiento, de poca importancia. Trabajo hecho mal y sin esmero. México, estafa (acción de estafar).

––para traducciones de chapuza al francés actual ver Linguee pinchando aquí.

–enlace a Elena Varela Merino, que documenta chapuza perfectamente.

Vuelta al cole (Postal)

sevilla alcázar bienal de arte 3ºD y 2ºD montañés 07.11.06 (8)

VUELTA AL COLE

Todos los veranos, igual. 18 de agosto, en mi bandeja de entrada (no en una librería): “Libros de texto al mejor precio”. Conste que uno está a favor de agosto para todos, que es una manera de estar en contra del actual agosto, mes de obligado cumplimiento para quienes podemos darnos este mes de vacaciones. Conste que nuestra primera conquista tendría que ser la del calendario, un calendario libre de religiones que nos impongan cuando hay que trabajar y cuando es fiesta. Pero, ya puestos, es importante que nos dejen en paz el tiempo de paz y que no nos lo maten ni nos lo pisen con el anticipo de lo que será el próximo curso. No hemos salido de vacaciones Santillana, y ya nos vienen con la vuelta al cole. Nuestro mundo vive más las vísperas que las completas, las horas y días previos, que las horas y días en sí. Y eso provoca ansiedad. Siguiendo el tópico que la Iglesia y la empresa me imponen, yo estoy de vacaciones, y una de las maneras de joderme las vacaciones es anticiparme a mitad de agosto los libros de texto (ese negociete). Como hay un periodo oficial para las rebajas o la campaña de navidad (en algunos sitios), debería haber unos plazos legales para la publicidad. Porque si en invierno nos anima y está bien ver que ya es primavera en El Corte Inglés, ahora nos amargan con la vuelta al cole. ¿No quedamos en que las merecidas vacaciones consisten en desconectar, en el relax? ¿Por qué el Gobierno no legisla los plazos de la publicidad? Nos va a dar el síndrome pre pos vacacional, y luego a ver, con los recortes en sanidad, quién nos lo cubre.

Lectura recomendada: Agosto.

HOY MIÉRCOLES, FIESTA (EL CALENDARIO BLANCO)

HOY MIÉRCOLES, FIESTA
(EL CALENDARIO BLANCO)

El otro día en la radio, mi querido Álvaro Martín confundió el Lunes de Pascua con el Lunes de Resaca. Él es muy joven y citaba de oídas (resaca y pascua dan sonidos parecidos). Carol Marín y yo le hicimos ver que el Lunes de Resaca remataba la Feria, no la Semana Santa, y que como epílogo festivo estuvo vigente desde los 80 hasta el año 2000, por aliviarle al personal el tránsito a la cruda realidad, laboral y estudiantil, después de tantos días de alegría. Pero la palabra resaca, se dijo, no da imagen de una ciudad no tan etílica, o precisamente por eso: ¿qué pensarán de Sevilla? Y no es la única jornada de reflexión que tuvo o tiene el almanaque. Tampoco el 7 de enero es lectivo en los colegios, se supone que por dejar jugar a las criaturas con los regalos de Reyes.

Viene esto a cuento de la fiesta local de hoy miércoles de Feria, día de nada, ni siquiera Día del Libro, que ya podría. Al imponer este día como festivo, el Ayuntamiento no piensa sino en llenar la Feria como sea. Hay que alcanzar el millón de asistentes, no se olvide, y la onda expansiva de Sevilla ha llegado a poblaciones cercanas donde también hoy es fiesta. A lo que vamos: ¿quién es el Ayuntamiento para suponer que toda Sevilla es feriante y, sobre todo, que a toda Sevilla le interesa feriar en esta fecha? Y en todo caso, a feriantes y a no feriantes, no les hubiera interesado más que una fiesta local sobrante se colocara en lunes, en cualquiera lunes del año que un fin de semana tendríamos de puente?

Si nos vamos a las fiestas de motivación religiosa, la rigidez es aún mayor. Por reproducir a rajatabla el escenario que pinta un evangelista, la primera luna llena de Primavera que había el día que mataron a Jesús de Nazaret (para muchos: un particular), las fiestas movibles que maneja la Iglesia suman más de tres meses, 107 días: 40 días de Cuaresma desde el Miércoles de la Ceniza, que a su vez manda en el Carnaval +7 días de la Semana Santa +50 días hasta Pentecostés (Lunes de Rocío +10 días hasta el Corpus. El Domingo de Pascua nunca puede caer ni antes del 22 de marzo ni después del 25 de abril. Estamos hablando de una oscilación de 24 días arriba o abajo. De ahí, que entre el segundo y el tercer trimestre hay unas diferencias, de un curso o a otro, que no veas, en Sevilla encima con la Feria de Abril que vendrá después. Así no hay quien estudie. Sin embargo, como es cosa de la Iglesia, a ver quién dice que se racionalice el calendario. El último dibujo ya lo ponen otras religiones. Desde el día de descanso semanal, que ¿por qué tiene que ser para mí, el musulmán o el judío, el domingo? O ¿por qué las fiestas de Cuaresma, si lo mío es el Ramadán? Una sociedad que presume o aspira a conciliar la vida personal con la laboral, una sociedad que se precia de abierta a las tres culturas o religiones resulta que está acogotada por ritos y obediencias de una sola religión, que sigue mandando en nuestras vidas.

La solución, por una vez, está en el dejar hacer. Tendríamos que ir a un calendario blanco, sin días rojos y negros, sin días festivos y laborales fijados por los poderes públicos. Se trataría de fijar, por sectores y ramos de actividad, el total de horas laborales que una persona ha de cumplir al año, al mes, a la semana, al día. Y, entonces, que cada quien, de acuerdo con su empresa, pacte las fechas de trabajo que ha de cumplir y los días libres o de vacación que puede disfrutar. El Corte Inglés o los institutos podrían abrir todos los días del año sin problema. El caso es que la población activa no trabaje más horas ni pierda derechos adquiridos. ¿Qué mi instituto abre en agosto? Es lógico, habiendo exámenes en septiembre, pero que lo abran otros. Porque ¿quién me dice a mí que profesoras o profesores que están empezando a hacer su currículo no estarían interesados en dar clase de refuerzo o de recuperación en verano? ¿Quién dice que entrenadores o monitores de tiempo libre no estarían dispuestos a practicar con la muchachada en pleno agosto? Por un mal entendido empezó la mala fama de los chinos. Porque abrían todos los días: “no se puede explotar a un trabajador de esa forma”. Pero si quien abre la tienda es la dueña, que no va a misa ni en domingo tiene otra cosa mejor que hacer, ¿a usted o a mí, que sí vamos a misa los domingos, qué más nos da? Pues eso: fuera las fiestas religiosas del calendario civil. Y las fiestas civiles irán detrás. ¿Qué usted quiere festejar el Día de Andalucía o el día del Primero de Mayo o el Día de la Patria? Negócielo con su empresa. Se trata de que todos estemos contentos sin que ni Estado ni Ayuntamientos nos impongan celebraciones, liturgias, alegrías ni resacas. Que cada quien beba cuando quiera y por lo que pueda. ¿Sería fácil, verdad? Calendario blanco se llama. Pues verán cómo, desde la imposición del pensamiento único, desde las costumbres y las tradiciones, vienen tantos con veinte mil inconvenientes mayoritarios.

Daniel Lebrato, Ni cultos ni demócratas, 22 del 4 de 2015