1.
La clase obrera del siglo 21 es una clase en formación, como era de esperar en un mundo en que el capitalismo solo se ha vuelto universal recientemente.
clase obrera o clase trabajadora (antes proletariado) no son antónimos privativos de o exclusivos al capitalismo. En el otro lado está el capital, sí, pero también el feudalismo y el esclavismo, que no habían sido abolidos por las revoluciones burguesas. Creo que no reconocerlo vuelve rancios los discursos supuestamente revolucionarios que siguen invocando el protagonismo de una clase que, para ser clase (de calare, ‘llamar públicamente’, ‘convocar’) tendría que convocarse en torno a unos rasgos comunes, rasgos que el proletariado que convocó Marx perdió hace un siglo, cien años, cuando abandonó la Internacional y abrazó la nación, cada una de las patrias que unas con otras harían dos guerras mundiales, una guerra fría, amplia carrera espacial y de armamento para luego perder altos valores de laicismo (en nombre de las tres culturas) y feminismo revolucionario (en nombre del ochoemeísmo).
2.
Las fuerzas motrices han sido la apertura al capitalismo de las antiguas economías comunistas, la globalización y el ascenso de las multinacionales, más la profundización de las cadenas de valor global, al incorporar el trabajo de reproducción doméstico antes no remunerado.
3.
Entre 2019-2000 la fuerza de trabajo mundial creció un 25%: asalariado 53%-43%, por cuenta propia 34%-31%, familiares 11%-23%, empleadores 2%-3,4%. Por cuenta propia o autónomo puede ser truco de empleadores para ahorrarse impuestos, prestaciones y responsabilidades. Las mujeres tienen más probabilidades de empleo informal. Mujeres constituyen dos tercios de la fuerza de trabajo en educación, sanidad y servicios sociales.
4.
El empleo en el sector servicios mundial ha crecido un 61%, en el industrial un 40%. En conjunto, este núcleo industrial representaba en 2019 el 41% de la fuerza de trabajo no agraria mundial.
5.
Por valor añadido, países en desarrollo incrementan su parte del 18% en 1990, al 40% en 2019, mientras países industrializados bajan del 79% al 55%. La migración ha crecido un 57%, la mitad, mujeres. Las remesas de dinero a países de origen contribuyen a la reproducción y reducción de los costes del trabajo.
6.
La renta del trabajo en el pib ha ido menguando y la del capital aumentando. La parte del 10 por ciento más rico ha aumentado, mientras que la parte del 50 más pobre ha disminuido.
7.
El trabajo sigue siendo un esfuerzo físico agotador, aparentemente eliminado del régimen de automatización de alta tecnología y de gestión digital. El ritmo y el esfuerzo vienen dictados por medición digital de las cadenas de suministro “justo a tiempo”.
8.
Tecnologías digitales dirigen personas y grupos. La labor docente se mide por aprobados por pruebas estándar que el personal docente se ve forzado a enseñar. Enfermeras de hospital ven su trabajo dictado por gps de tratamiento o apoyo a decisiones clínicas. En ambos casos, el personal puede ser sustituido por personal menos cualificado y de menor coste. El contenido emocional del puesto de trabajo en lugar del hogar se concibe como un regalo al capital.
9.
Amazon es el ejemplo de personal dirigido digitalmente. Para coreografiar el balet brutal que se desata tan pronto un cliente clica “envía tu pedido”, la empresa hace uso de su poderío algorítmico mientras flexiona numéricamente su mano de obra en sincronía con la demanda fluctuante. En centros idénticos en todo el mundo, el trabajo propiamente dicho está dirigido por escáneres y ordenadores de mano o de pulsera que siguen, cronometran y guían al personal que además se ve empujado por robots.
10.
Racismo, machismo y género son filtros para dividir a la clase trabajadora. La inteligencia artificial y los algoritmos los programan humanos criados en este contexto histórico, aun inconscientemente.
11.
Si la tecnología impone controles, la dependencia de la infraestructura de trabajos continuados proporciona a la mano de obra la posibilidad de frenar el movimiento del valor y el proceso de acumulación. Ninguna infraestructura ni bienes de equipo que pasan por ella funciona sin mano y mente de la persona que trabaja. Lo más automatizado requiere un mantenimiento y una reparación constantes.
12.
La gente piensa que los datos están en la nube, pero están en el océano, también se encuentran encima y debajo de tierra firme, al igual que bajo el mar, siguiendo los trazados fijados originalmente a mediados del siglo 19 para los cables de telégrafo. La fibra óptica transporta el 95% del tráfico de internet. Tan pronto se inaugura un nuevo proyecto, comienzan los trabajos de reparación, trabajo muerto y vivo durante toda su vida operativa.
13.
La apariencia interclasista de huelgas y manifestaciones, a menudo por redes sociales, se debe a la proletarización de sectores educados (maestras y enfermeras) y a milénials en empleos de clase obrera, aunque en ningún caso hayan aspirado a tomar el poder como clase trabajadora o a aplicar un programa de instauración del socialismo.
Clase obrera mundial: crecimiento, cambio y rebelión. Kim Moody. 19 febrero 2021. VientoSur.Info
Viví toda mi infancia en una localidad en la que no había clase obrera, porque, al no haber «clases», los «obreros» no tenían conciencia de pertenecer a una en particular. Bueno, sí, sabían que el o los señorito(s) estaban en otro plano. No había contratos de trabajo, no había jornada laboral… Había un machismo radical, pero no se sabía que lo era, porque no tenía nombre. No podía haber racismo, obviamente. No había proyectos, ni, por tanto, reparaciones de sus realizaciones. Podría seguir.
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