trumpismo, trumpcracia: última fase de la democracia.

trumpismo. De Trump [trampa] y -ismo (sufijo para doctrina, sistema, escuela o movimiento; actitud, tendencia o cualidad; situación o condición): Democracia disruptiva. La política según Donald Trump. trumpcracia. truncracia. De Trump [trampa] [trunco] o [truco] y –cracia (elemento compositivo para gobierno, dominio o poder): En política disruptiva, la democracia según Trump.

The Lady Is a Tramp es canción de 1937, compuesta por Richard Rodgers, que medio universo ha tocado o cantado. Antes de la lady y de Trump, la democracia fue siempre una Tramp.

Ser demócrata significaba fingir una igualdad entre partidos iguales que eran pura expresión de la desigualdad (de las clases sociales).

Ir a votar suponía excluir democracias de base o de consejo.

Votar significaba matrimoniar, como en las bodas:

—Yo, el demócrata, te acepto a ti, mi elegido, para que tú, el demócrata, gestiones por mí mis intereses.

El tópico de todos los políticos son iguales estaba al caer en una sociedad que muy pronto iba a acuñar como moneda general de cambio que la democracia es lo menos malo que se conoce. Ese enlace o pacto social culminaba con artes de caballeros: los dos aceptamos el resultado de las urnas, sea cual sea el resultado. Básicamente, esa es la regla que ha incumplido el trumpismo como demócrata disruptivo, que no sabe perder.

La doble cara de la democracia la patentó Estados Unidos cuando la guerra de Corea (1950-53) y lleva décadas practicándola, desde Vietnam (1964-72), contra Cuba (1960), Chile (1973) o Argentina (1976) y hasta las Guerras del Golfo (1980-2011), Estados Unidos acumula trienios dando al mundo lecciones de democracia. Y lo curioso es que hasta llegar a Joe Biden (medio siglo, 50 años), la palabra democracia se haya mantenido inmutable. Alrededor de democracia se alinearon cristiano demócrata, social demócrata, izquierda y derecha democráticas frente a comunistas, fascistas, nazis o neonazis, que carecían del sello. Y cuando, por necesidades de guion, el viejo etiquetado se quedaba corto, se acuñaron palabras para distinguir viejos productos de los recién llegados populismos. Como si el Estado del Bienestar, esa invención, no fuese suficiente populismo o como si los partidos o emisoras populares, de las derechas europeas controladas por la Iglesia, no fuesen antipopulares.

Hoy nos dicen las noticias que la democracia en Usa está en peligro. No se lo crean. La democracia no ha estado nunca en Usa. En realidad, la democracia no ha estado nunca ni en Usa ni en Francia ni en Inglaterra ni en Grecia, donde parió el glorioso invento. Entre misiones de la Cía o de la Sexta Flota, de paz o de los drones, hora es ya de quitarle a Estados Unidos el democratismo del que presume.

La democracia sería, como el comunismo, la utopía de un mundo entre iguales que la humanidad nunca ha conocido. El trumpismo o la trumpcracia no han hecho más que poner en evidencia la corte de estados satélites o serviles como España y alianzas culpables como la Otan en esta última fase de la historia y de la democracia. Todo más claro, pues.

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