Pájaros y periquitos de la cultura hacen creer
que la cultura (bajo la forma de educación, cultura, civilización, arte o pensamiento) es necesaria,
que la cultura salva,
que la cultura expresa lo mejor del ser humano,
para al final seguir el mundo como estaba, es decir,
¿educación?
pero no tanta que no hagamos falta educadores;
¿cultura?
pero no tanta que todos sepan lo que yo sé;
¿civilización?
pero ninguna mejor que la que nos ha traído hasta aquí, donde yo soy el artista, el filósofo o el autor de libros
y, usted, mi público.
Esos son sus límites.
El arte limita con el artista.