Amistad en redes no se considera si no es para seguir o recibir notificaciones.
Apúntese a Internet de las ideas, más que a las frivolidades.
Como emisor, no aburra ni se repita. Como receptor, no pierda tiempo en lo que no le interese.
Controle su ego, piense en los demás y en la saturación de la red.
En caso monográfico, ábrase una página o bloc (blog), difúndalo un tiempo y que la gente que lo desee se le sume o agregue.
En principio, háblense de usted, si no es un usted relamido y distante. No parezca Internet esa vía o calzada por donde personas muy educadas que a pie se hablan de usted, al volante, si hay conflicto, se increpan o se insultan de tú.
Evite imágenes en vertical. Quien las vaya a ver por ordenador no podrá disfrutarlas a pantalla completa; por teléfonos inteligentes, móviles o celulares, siempre podrá.
La unidad de adhesión debe ser el megusta, aunque sea un megusta a mensajes negativos, de crítica o de noticias que provocan rechazo (en ese caso, lo que nos gusta es la denuncia o la marea en contra de algo). Con iconos, no hay manera de entenderse.
No insulte. Con desconectar o borrarse de esa amistad no deseada, tiene bastante.
No publique ni dé importancia a chorradillas prefabricadas tipo “No perdamos la buena costumbre de dar los buenos días, aunque nadie responda”.
Redacte en coeducado o inclusivo.