[LEYENDA EN ROMA]
Culpable, Roma, de no enterrarme en tus ruinas ni ejercer de cónsul cultural haciendo fotos, guardando colas, pagando entradas, atendiendo lo que digan guías y audioguías. Culpable, Roma, de volver ligero de Bernini y la Capilla Sixtina; de haber pasado sobre el Capitolio, el Foro o las Termas y de no echar siquiera en la maleta la verdad leve que escondían plazas y fontanas. Culpable yo de la mirada que preguntaba por qué me trajiste acá. Culpable, Roma, de esos ojitos marrones. |