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las putas y los poetas.

Cayetano Rivera Ordóñez foto Javier Cebollada

La última guinda sobre el pastel del coronavirus la pone, de momento, el torero Cayetano Rivera Ordóñez:

–Miles de toros van a ir al matadero sin pasar por una plaza. ¿Cuántos adoptarán los animalistas?

La pregunta, aunque necia, no merece oídos sordos y podría trasladarse a otros ámbitos de las ideas que, siendo gratuitas (cuesta nada ser aficionado o ser animalista), alguien tiene que pagar y hacerse cargo.

Correcto. Adivinaron: ¡El Estado del Bienestar! Así España seguiría siendo un país libre a gusto del toricida y de su contrario, una democracia, un Estado social y de Derecho y el blablablá que se creerá quien se lo quiera creer.

La pregunta no-necia de Cayetano al grupo animalista afectaría a toda mentalidad de ONG. ¿Usted está por la política de acogida, por «bienvenidos refugiados»? ¿Qué le impide adoptar a un niño subsahariano, a una niña en riesgo? Adopte a un sirio, a alguien que se esté estrellando de hambre contra la alambrada en Melilla, contra el muro en México o en Palestina.

Pedir no cuesta nada. Pensar tampoco. Por eso, Cayetano, que cree que los cosos taurinos son templos de cultura, como librerías, cines o teatros, pide ayudas y subvenciones para lo suyo. La lógica de Cayetano es la lógica de la Sociedad de Autores. Donde, antes, un ¡Que Dios se lo pague!, hoy: ¡Que el Estado lo pague! y pronto veremos el fondo a la caja fuerte del Estado tras tanta malversación no solo en euros o en cajas b del PP, sino en pamplinas, en escapismos, o en actividades de poca cabeza como la tauromaquia o el ¡Todo por el turismo! que nos ha tenido en las nubes todos estos años. Hasta “trabajadoras sexuales” o sectores como el tatú o la esculpiduría de uñas, llorarán y llorarán porque lo suyo es vital que se recupere, y porque llorar también es gratis.

Otro día hablamos del paspartú de la foto: el supuesto derecho a ser libres con que nos subyuga el capitalismo y que habrá que cuestionarse:

(1) el derecho a nacer (ramificaciones: iglesias y religiones frente a recursos finitos y control de natalidad),

(2) el derecho a la vida digna (ramificación a mi bolsillo a través de impuestos) y

(3) el derecho al trabajo mientras el trabajo siga dividiéndonos, más que entre patronal y sindicatos, entre quienes hacen y no hacen.

Guisar para casa, follar o escribir poemas no son actividades productivas (sino de ocio o tiempo libre), digan lo que digan amas de casa, putas y poetas. Verán cómo antes o después nos tropezamos con la actual pandemia y con lo que hemos llamado, siguiendo a José Luis Cuerda en Amanece, que no es poco (1989), el Gran Poder Omnímodo.

Queden ustedes con Antífona de Manuel Machado, un poema de 1907 cuando las putas y los poetas eran hermanos:

pruebe a leer en horizontal

ANTÍFONA
Manuel Machado (1907)

Ven, reina de los besos, flor de la orgía,
amante sin amores, sonrisa loca…
Ven, que yo sé la pena de tu alegría
y el rezo de amargura que hay en tu boca.

Yo no te ofrezco amores que tú no quieres;
conozco tu secreto, virgen impura;
Amor es enemigo de los placeres
en que los dos ahogamos nuestra amargura.

Amarnos… ¡Ya no es tiempo de que me ames!
A ti y a mí nos llevan olas sin leyes.
¡Somos, a un mismo tiempo, santos e infames;
somos, a un tiempo mismo, pobres y reyes!

¡Bah! Yo sé que los mismos que nos adoran
en el fondo nos guardan igual desprecio.
Y justas son las voces que nos desdoran…
Lo que vendemos ambos no tiene precio.

Así, los dos: tú, amores, yo poesía,
damos por oro a un mundo que despreciamos…
¡Tú, tu cuerpo de diosa; yo, el alma mía!…
Ven y reiremos juntos mientras lloramos.

Joven quiere en nosotros Naturaleza
hacer, entre poemas y bacanales,
el imperial regalo de la belleza,
luz, a la oscura senda de los mortales.

¡Ah! Levanta la frente, flor siempre viva,
que das encanto, aroma, placer, colores…
Diles, con esa fresca boca lasciva…,
¡que no son de este mundo nuestros amores!

Igual camino en suerte nos ha cabido,
un ansia igual nos lleva que no se agota,
hasta que se confundan en el olvido,
tu hermosura podrida, mi lira rota.

Crucemos nuestra calle de la Amargura
levantadas las frentes, juntas las manos…
¡Ven tú conmigo, reina de la hermosura!
¡Hetairas y poetas somos hermanos!

Manuel Machado (1907)



foto portada: Javier Cebollada

trabajadores sexuales.

8M-Trabajo-Sexual

En la construcción trabajadores sexuales bailan y se dan la mano el puterío esclavo hétero y homo, mayor y menor de edad, contra los derechos humanos, y el puterío voluntario y como salida profesional. Y suele suceder que el puterío de lujo, gran parte de él con carreras universitarias, pone voz y declaraciones, y comparaciones con otros países legislativos, mientras pobres mujeres prostituidas, niñas a veces, ponen imágenes que mueven el corazón, no la razón, de la opinión pública. El cacao mental está servido. Basta ver redes. Pero, aunque se puede legislar y sindicar cualquier cosa, la pregunta sigue en pie y sigue en pie su respuesta:

Primero, hay que distinguir entre ocio y negocio, siendo negocio (nec otium, no ocio) tanto la actividad laboral productiva como la actividad empresarial. Después, hay que recordar que la sexualidad sucede en tiempo de ocio, al menos para una de las partes, la parte contratante (pues no existe como trabajo el ir de putas).

Tomemos el caso de una mujer que ejerce la prostitución a la fuerza y a la que solo por necesidades de guion llamaremos puta. Descartado que el cliente sea su patrón (el cliente usuario paga por unos servicios y su relación con la puta es comercial, no patronal), queda: a) el patrón es el chulo (tratante o proxeneta) o b) el patrón es la puta como mujer empresa o trabajadora autónoma.

Sobra decir que donde hay autonomía no hay trata ni chulería ni proxenetismo ni, por tanto, explotación más allá de lo que por explotación pueda entender quien preferiría hacer nada o algo mejor, por ejemplo, vivir de la renta. Y, en sentido amplio, cualquier rentista o patrón dueño de pequeña o mediana empresa puede sentirse ‘explotado’ (por Hacienda, por impuestos) y también el pequeño o mediano empresario dueño de algo puede decir que él ‘trabaja’ más que nadie, más que ninguno de sus empleados; quejas que hay que entender en su contexto, o sea, fuera del marco de la teoría económica.

Ahora tomemos el caso de la puta de lujo, esa mujer que voluntariamente ejerce el sexo de pago en hoteles o casas de prostitución de alto vuelo donde no se dan ni el sórdido chulo ni la sórdida trata y donde todo es sibaritismo y pago con tarjeta. Este puterío por cuenta propia y como trabajo autónomo sería de la misma índole económica que el trabajo de ama de casa y podríamos decirle lo que al ama de casa: que te pague y te mantenga y que cotice por ti tu marido o quien le lleves la casa y trabajes para él. El Estado no tendría, más allá de unos límites, nada que hacer ahí. Y el puterío por cuenta ajena si se legaliza o sindica estaría legalizando y empresariando dos imposibles: el tratante y el chulo.

El Estado, que lo sabe, se limita a perseguir, sin perseguir, al cliente, es decir, la misma hipocresía estatal que se practica con la droga: cambiando el cliente por el camello, todos condenan y persiguen lo que al mismo tiempo fomentan o toleran o disfrutan.


 

ocio y negocio en la prostitución.

putas por las putas

Se puede legalizar o sindicar lo que se quiera, pero no está de más recordar que sindicato es trabajo: una relación pública contractual, pactada, impuesta o conseguida entre dos partes en torno a una actividad económica o productiva determinada, siendo así que:

1º) La actividad sexual no es trabajo sino ocio para una de las partes, la parte contratante. Si el puterío fuese ocioso por ambas partes, más escandaloso resultaría sindicar su mutua, voluntaria o elegida relación, de naturaleza estrictamente privada.

2º) La voluntad de la parte contratada no basta por sí sola para definir o constituir un trabajo, es decir, una actividad económica o productiva de algún bien de uso concreto. Claro que este es el caso de otras figuras del mapa laboral occidental: amas de casa, sacerdotes, clase política; quienes viven de la filosofía, de la novela o de la poesía, si les da para ello, varones o hembras, mientras la mayoría se dedica a trabajar trabajar con reflejo en el pib.

Es lógico que el puterío aspire a equiparar su mundo con otras categorías parasitarias o privilegiadas pero esa lógica no puede ser la del Estado. Ocio o negocio. Izquierda o derecha son conceptos que no pintan nada aquí.

 

cuando me lo contaron sentí el frío (ensayo sobre la prostitución)

putas por las putas

CUANDO ME LO CONTARON SENTÍ EL FRÍO

***

Análisis y comentario crítico de la campaña

NO A LA EXPLOTACIÓN SEXUAL (año 2009)

Una sociedad digna se quita la sarna.

A una sociedad indigna, la sarna con gusto no pica.

Recuerde el alma dormida que este régimen es experto en músicas calladas, que nos han hurtado (sea cual sea nuestra postura) debates ideológicos sobre Otan o Neutralidad, Confesionalidad o Laicismo, Monarquía o República. Que llaman de paz a las misiones de guerra. No es que tengamos ganas de entrar en política, es que nada social deja de ser política, de polis y politesse: conductas que vienen de una comunidad y a esa comunidad la definen (tatuarse o masticar chicle). Tenemos también la obligación de pensar no sólo lo que la política dice, sino lo que calla o da a entender. La campaña “No a la explotación sexual” silencia, oculta o tapa otra más rotunda y directa, que hubiéramos agradecido: “No a la prostitución”. La campaña “No a la explotación sexual” está por mantener la prostitución (mejorada, sin proxenetas, lo que usted quiera, Ministra, pero prostitución prostitución). La prostituta deja de ser la que está prostituyéndose, el estado lamentable en que está la vida de una mujer, y pasa a ser un ser, una definición, una condición u oficio, y el puterío se sindica o legaliza como un trabajo aceptado (cómo la música o la albañilería). Usar el posavasos es echar un trago a la salud de la puta y su cliente, eso sí: libres al fin del proxeneta, pues qué bien. Están a punto de hacer con las mujeres sometidas a prostitución lo que hicieron con mujeres sometidas al tapadismo islámico: la normalidad de un mundo irreal. Si la versión oficial del tapadismo niega lo principal (que el pañuelito es el síntoma de un sistema de discriminaciones sucesivas que se manifiestan, no empiezan, en el pañuelo y acaban en burkas y lapidaciones), en la prostitución también se niega lo mayor y se pasa por alto lo principal: que a estas alturas, en la sociedad de derechos y valores, hay mujeres cuyo ‘trabajo’ sigue siendo servir sexualmente a los varones. Para que haya igualdad y para callarnos la boca, ya verán ustedes cómo la legalización se hará extensiva también a los prostitutos machos. Definitivamente, la revolución puede esperar.

Trata (o tráfico de personas) y prostitución son distinta cosa, aunque a la vez coincidan. La trata juega con la inmigración y la prostitución con la familia. Y hay alta y baja prostitución: en la alta no se da el proxeneta o se da camuflado de eufemismos. ¿Qué significa “no a la explotación”? ¿Clientes bien educados o agencias refinadas no explotan a las mujeres, no reproducen la prostitución?

La raíz de la prostitución está en el modelo de familia que los obispos jaleaban el otro día en Madrid: familia patriarcal y sexualidad de la penetración, sociedades falocráticas que llevan a algunos a buscar y procurar servicios sexuales que su concepto de normalidad o su entorno cotidiano no les permiten tener. En esos casos, y cuando no hay más remedio, el varón paga, aunque pagar no es lo habitual: abusos, prepotencias, coacciones les salen gratis a los varones dominantes de sus mujeres (dominio económico), pese a ciertos ejemplares endebles o afeminados, últimamente: coeducados.

Donde hay igualdad y mutuo consentimiento puede haber pago de ruin o de gentil manera, pero no hay prostitución. Prostitución es: sometimiento y obediencia por falta de medios y por miedo a la pobreza o al despido, claves de cualquier trabajo y del sexo asalariado; asco o placer, a convenir. En esa cadena el proxeneta encarna una figura no tan lejana: la del mediador o intermediario. Ocurre que el chulo es de la misma carne que la puta, del mismo barrio viene. Agencias de contactos y cáterings de servicios funcionan en otra dimensión, son de otra galaxia.

El grupo proxeneta no es un grupo de votantes; las prostitutas a la holandesa sí lo son, se las escucha en la tele y se les da entrada en los foros al amparo del derecho de asociación. Contando con ese sector de prostitutas de élite, y en línea con el neoliberalismo europeo, los mismos que prohibirán las corridas de toros –ojo a Cataluña– quieren poner escaparates, como en el barrio rojo de Ámsterdam, a las prostitutas jóvenes de más valor ‘de cambio’. El valor ‘de uso’ de la prostituta (juventud y belleza, no digamos virginidad) se deteriora pronto y necesita, como el deportista profesional, ganar mucho en poco tiempo. La voracidad de las ‘interesadas’ puede resultar fatal. Darles audiencia es como escuchar a traficantes o camellos y basar en ellos una futura ley de drogodependencia.

En una viñeta dice el cliente que la mujer se siente amenazada y no puede hablar. Se nos ocurre preguntar por qué la mujer tendría que hablar con quien perpetúa su condición de prostituta, que es el cliente. Otro muchacho identifica ser libre con no tener proxeneta. ¡Así da gusto ser libre! Dan ganas de proponerle al joven que contrate los servicios de su profesora, de su madre o de su hermana, que seguramente estarán todavía más en libertad y en igualdad. Un tercero se pregunta: Y yo que defiendo los Derechos Humanos… ¿Por qué ayudo a que los proxenetas se hagan ricos? Este pragmatismo se podría aplicar a la mendicidad o las drogas: –Y yo que defiendo los Derechos Humanos, ¿por qué ayudo con mi caridad a que la mendicidad continúe y la caridad se haga rica? –Y yo que defiendo los Derechos Humanos, ¿por qué ayudo con mi canutito a que los narcos se hagan ricos?

Se escribe Derechos Humanos con mayúscula cuando son los de las Naciones Unidas. La Declaración de la Onu se redactó en un vértigo de campos de exterminio y de Segunda Guerra Mundial. En mayo de 1948 se proclamó el Estado de Israel. La Declaración Universal de los Derechos Humanos tiene fecha 10 de diciembre de aquel año y va primordialmente dirigida a consagrar derechos de hábeas corpus contra los malos tratos y torturas, y a dictar una especie de Constitución Democrática Universal contra regímenes autoritarios. Los artículos que consagran derechos humanos y en tiempos de paz son sólo seis, de 30, y tan genéricos como: derecho a la seguridad social, derecho al trabajo (al que nunca se le llama digno), al descanso, a un nivel de vida, a la educación, y a la cultura. Se acabó. Ya me dirán qué significa presumir de Derechos Humanos. No habérselos leído.

Si una Onu menos títere redactase otra Declaración Universal de los Derechos Humanos, esa Declaración diría que los Estados tienen el deber, la obligación, de erradicar el trabajo indigno como primer paso para la erradicación del trabajo en tanto “explotación del hombre por el hombre”. La Onu puede y debe tener perspectivas altruistas y medio utópicas que marquen el camino a Estados y naciones. La prostitución, como trabajo indigno, tendría que pasar al índice de trabajos prohibidos. Allí ya están desde hace tiempo los verdugos de los países más civilizados y deberían estar mendigos y personas anuncio de las de “compro oro”, mujeres orientales vendedoras ambulantes con diademas luminosas; indigno el negrito en el semáforo, indigno tanto esfuerzo en levantar tribunas, portadas de feria, arcos de triunfo para que pase su majestad el Corpus. Con esas horas de trabajo, en mi ciudad se hubiera erradicado el chabolismo.

Para obviar la indignidad, la campaña pondera positivamente al cliente que en ningún momento parece el tipo odioso que tenemos en la cabeza. Los chavales de la viñeta 4 casi parecen nuestros alumnos. Quien va de putas no es esa juventud. Ir de putas es rijoso y suburbial y esa rijosidad no la corrige ni tiene nada que ver con la prostitución de saunas o masajes en grandes hoteles o circuitos de lujo donde el proxeneta se llamará agencia de masajes o de relaciones personales. ¿Combatirá Igualdad esa alta prostitución? Otro engaño es hacer creer que el problema radica en el tráfico o trata de personas (que es gran problema) y no en la propia prostitución. Borrando los aspectos ‘laborales’ del bajo puterío y negando el avance de los tiempos, seguiremos hablando acrítica y tópicamente del “oficio más viejo del mundo”. Así cualquiera.

Y para probarlo, nada mejor que ponerse los firmantes de la campaña a hacer prostituciones ya sin proxenetas, libres y con todos sus derechos humanos: venga esa bragueta, venga ese abrirse de piernas, venga esa mamada que da asco. Suena fatal, ¿a que sí? Pues para los oídos de sus hijas o esposas, para la Reina de España o para la mujer del Presidente, que en esto las instituciones tienen que dar ejemplo. Por supuesto, todo estaría dentro del sindicato y con la inspección en regla, pago con tarjeta y tique de si no queda satisfecho, etcétera.

El lenguaje cuanto más soez, más revelador de lo terrible de las cosas. Lo que es bueno para su señorías tiene que ser bueno para su criada, o aquí se acabaron las grandes frases. Y la frase es que el pensamiento vil disfrazado de posibilismo progresista (¡es lo que hay!, ¡qué más quisiéramos!) se lo está comiendo todo, y con papas:

sarna que no pica.