«Batalla cultural contra el pasado: Grecia y Roma, cuestionadas en las universidades estadounidenses.» El catedrático de Princeton Dan-el Padilla cree que el estudio y la glorificación de la Antigüedad Clásica ha sido determinante en la estructura de dominación racial blanca. (ABC, 24/02/21)
Hasta ahora, la interpretación materialista de la historia (materialismo histórico) se ha centrado en la economía o tiempo de negocio (no ocio o neg- ocio) generador de bienes y riquezas materiales con descuido del ocio o tiempo libre, tiempo en que se materializa el arte o la literatura.[1]
Ese tiempo necesario para escribir Proust, Dante o Miguel Hernández -y nosotros para leer su Tiempo perdido, su Comedia o su Cancionero y romancero de ausencias– es posterior al ocio y al negocio (necesario para la reposición del hombre como mano de obra o fuerza de trabajo), ocio artístico o literario donde se igualan artes que pueden parecerse un poco a oficios y son profesiones liberales: enseñanza, periodismo, política, religión: actividades todas de cuello blanco y de manos limpias sin bajar a la mina o subir al andamio.
De ahí, que me parezca de mal gusto la exaltación de la lectura o de la escritura de la obra propia, privilegios que la minoría ociosa o liberal o funcionaria tendría que callar y ser discreta; no, encima, lo fanfarrona que es, y lo orgullosa y lo repija.
[1] “Así como Darwin descubrió la ley de la evolución del mundo orgánico, Marx descubrió la ley de la evolución de la historia humana; el hecho tan sencillo, pero oculto hasta entonces bajo la maleza ideológica, de que el hombre necesita, en primer lugar, comer, beber, tener un techo y vestirse antes de poder hacer política, ciencia, arte, religión, etc.; que por tanto la producción de los medios materiales inmediatos de vida y, por consiguiente, la correspondiente fase de la evolución económica de un pueblo o de una época son la base sobre la que se han desarrollado las instituciones estatales, las concepciones jurídicas, el arte y también las ideas religiosas de los hombres, con arreglo a la que por tanto deben explicarse y no al revés, como hasta entonces se había venido haciendo” (Engels).
En este caso Darwin también creó su teoría de la selección natural al albur del sistema socio-económico imperante, queriendo aplicar a la naturaleza el funcionamiento del capitalismo, la moral calvinista, la teoría malthusiana y el eugenismo propio del colonialismo. Igualmente la teoría de la evolución darwinista no se ha llegado a demostrar; es más, en los últimos 50 años se han descubierto cada vez más evidencias de su imposibilidad. La evolución probáblemente no se produzca como pretende el darwinismo. Que conste que no me posiciono a favor del «diseño inteligente». Se creó un monstruo gigantesco desde la mediocridad de Darwin. Respecto a Engels y Darwin hasta los mejores maestros tienen un borrón. Un abrazo profe.
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Y si encima el (auto)exaltador exalta algo a lo que no se le puede meter mano… 🙂
Un abrazo, Daniel.
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