/ a Nacho y Rosa /
Distinguimos entre amor y enamoramiento, o amor pasión. En literatura, al tópico solo interesa, del amor, cómo se alcanza y cómo se destruye. A nadie conmueve la rutina de lo que, al parecer, funciona. La novela busca situaciones a prueba de novios o esposos, y, la lírica, cumbres de arrebato. Digamos que la meseta, la línea horizontal, es aburrida y no interesa a nadie. Siguiendo el tópico, el enamorado lo daría, o lo dejaría, todo por amor. Era el equipaje del amor platónico, del amor cortés y del amor místico.
Recientemente mis duendes algoritmos me han traído una curiosa canción que cuelgo en [eLTeNDeDeRo]. Él se llama Según Se Mire, creación y producción musical, leonés residenciado en Gijón. La letra y puesta en escena de su canción Mi identidad plantea el conflicto ideología / identidad para el amor enamoramiento y para el amor estable, algo que nos lleva a Me quedo contigo (1984) donde cantan Los Chunguitos: “Si me das a elegir entre tú y mis ideas, aunque yo sin ellas soy un hombre perdido, ay amor, me quedo contigo”. Oigamos cómo lo ve (imprescindible verlo) Según se mire en Mi identidad (4:45), en cinco pasos, esta es la letra, por si quieren hacer un karaoke original:
1.
Cada mañana nos miramos al pasar, la misma calle, la misma hora, y todo parece como si fuéramos a hablar: Hola, ¿qué tal?, ¿cómo te va el trabajo?, ¿te gustaría quedar? Quizás un día podemos probar.
2.
Y de repente nos dejamos de mirar, tú eras del sur, yo era del norte de la ciudad, temas de ideologías, no sé qué de identidad, y como enemigos, el odio y el comer es todo empezar. ¡Y yo queriéndote besar!
3.
Cambiamos de calle, cambiamos de hora, los muros rompieron la ciudad y las palabras dejaron de ser promesas, se convirtieron en cuchillas de afeitar para cortar todo lo que no tenga esa misma identidad. ¡Y yo que estaba a punto de invitarte a cenar!
4.
Y como enemigos no hicimos carrera y de repente nos volvimos a mirar, no hicieron falta idiomas, rompimos las fronteras, esas que levantó la identidad, nos dimos cuenta que podemos ser distintos, de que hay mil maneras de decir lo mismo, mil palabras, mil idiomas, te quiero, y las barreras, las fronteras, las ideologías, todas me dan lo mismo, solo quiero estar contigo, contigo aprendí a ser distinto, contigo aprendí que la distancia es no estar contigo.
5.
Cada mañana nos miramos al despertar, la misma cama, la misma hora, y desde entonces no dejamos de hablar y sin perder la identidad, ya no dejamos de hablar. Y no perdimos nada, todo fue ganar. No dejamos de hablar.