Hace unos años el rey de Arabia visitó a Vladímir Putin en Moscú. Antes de partir le dijo a Putin que quería comprar una gran parcela y edificar, con dinero totalmente árabe, una gran mezquita en la capital rusa. No hay problema, le contestó Putin, pero con una condición: que autorice que se construya también en su capital árabe una gran iglesia ortodoxa. No puede ser, porque su religión no es la verdadera y no podemos dejar que se engañe al pueblo. Yo pienso igual de su religión y, sin embargo, permitiría edificar su templo si hubiera correspondencia, así que hemos terminado el tema.
El 4 de agosto de 2013 Vladimir Putin se dirigió al Parlamento de su país: Cualquier minoría, de cualquier parte, que quiera vivir en Rusia, trabajar y comer en Rusia, debe hablar ruso y debe respetar las leyes rusas. A quien prefiera la Ley Sharia y vivir vida de musulmanes les aconsejamos que se vayan a aquellos lugares donde esa sea la ley del Estado. Rusia no necesita minorías musulmanas, esas minorías necesitan a Rusia y no les garantizamos privilegios especiales ni tratamos de cambiar nuestras leyes adaptándolas a sus deseos. No importa lo alto que exclamen discriminación, no toleraremos faltas de respeto hacia nuestra cultura si queremos sobrevivir como nación.
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Origen: Parlamentario.com