lecciones del Saco de Roma

SACO DE ROMA
(1527)
el emperador contra el papa | poder civil y poder religioso | hombre y dios | política y religión

Se conoce como Saco (o saqueo) de Roma, sacco di Roma, a la toma de la ciudad y del Vaticano por tropas alemanas y españolas de Carlos V. Para escándalo de la cristiandad, un papa estuvo sitiado casi un mes, del 6 de mayo al 5 de junio de 1527. Carlos V era titular del Sacro Imperio Romano Germánico y el papa Clemente VII había cometido la deslealtad o la traición de aliarse con el rey francés Francisco I, con quien firmó la Liga de Cognac formada por Francia, el Papado, Milán, Venecia y Florencia.

El lunes 6 de mayo de 1527 las tropas imperiales entraron en la Basílica de San Pedro. El Papa huyó disfrazado bajo una capa morada por el pasadizo que conduce al castillo de Sant’Angelo, allí resistió. Las tropas de la Liga de Cognac llegaron en su ayuda el día 21 pero, vistas las fuerzas[1], se retiraron el 2 de junio. A Clemente VII no le quedó otra que rendirse, lo que hizo el miércoles 5 de junio. El Papa pagó en rescate la cesión de Parma, Piacenza y Módena, más 400 mil ducados al ejército imperial con el compromiso de no excomulgar a nadie participante.

En los siglos 12 y 13 el Sacro Imperio Romano Germánico dio lugar a dos banderías, los güelfos, por la parte Sacro, y los gibelinos, por la parte Imperio. güelfo viene de Welfen, casa de Baviera, velfen, güelfo. gibelino, del castillo de  Waiblingen, de la casa de Hohenstaufen o Staufen.

Antes del jacobino de la Revolución Francesa, gibelino tuvo que ser el primer insulto en ‑ino del bando reaccionario contra el bando progresista. Dirán ustedes: ¿un emperador, progresista? Desde nuestro siglo, sí. Sabemos que es más fácil hacer bajar de su silla a un emperador, que hacer bajar a un papa de su cátedra de San Pedro. Un hombre es rey por una gracia, un don, una concesión de Dios; y un hombre es papa porque está en línea con Dios. Emperadores y reyes han sido sustituidos con ventaja por presidentes o primeros ministros a mayor gloria de la humanidad. Papas, imanes y rabinos no solo no han sido sustituidos sino que están crecidos para vergüenza de los telediarios y de la humanidad.

[1] Y visto quizá el cognac que llevarían encima, anota al margen algún graciosillo. (Tachado en el original.)

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