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lo que le faltaba a Podemos.

Aplicando la teoría o método de los quince años que van de generación en generación, para 2020 sería el turno de la Generación de la Crisis. De 1975 (muerte de Franco) hasta 2020 (45 años) caben tres generaciones. Cada una ha tenido su acontecimiento generacional, un sueño y una oportunidad.

El sueño de la Generación por el cambio (1975-89, Caída del Muro de Berlín) («por el cambio» fue el lema del Psoe de Felipe González en 1982, también Generación Pce), generación ya cumplida en sus 60 años, fue una España federal y republicana sobre una democracia avanzada. Después vino la Generación Berlín (1989-2005), que va a cumplir 50 y cuyo sueño fue un mundo plano y sin bloques, de oenegés sin fronteras en el marco de un Estado del Bienestar creíble a condición de que se lo dieran a estudiantes que no querían saber del suburbio más que como causa humanitaria. El sueño de aquel mundo plano duró bien poco: hasta el 11 de septiembre de 2001 (Torres Gemelas), imagen de un mundo que se venía abajo, en picado tras la crisis del 2007. Ante semejante sacudida de conciencia, cuajó el tercer y último sueño de tres culturas o civilizaciones donde íbamos a caber todos, residentes, migrantes y refugiados. Fue la Generación Podemos (2005-20) que hoy calza 35 años y lleva 17 con derecho a voto.

El movimiento Podemos nació bajo el Yes, we can, Sí se puede, de Barack Obama (2008). La generación del Sí se puede había ido calentando motores agitando el mileurismo (2005), saludó el ¡Indignaos! de Hessel y Sampedro (2010) y la ¡Democracia real, ya! que querían recuperar los valores de Occidente (algo parecido al Pablo Iglesias que hemos visto con la Constitución como libro de campaña electoral). En apenas tres años, Podemos pasó de acampar en la Puerta del Sol el 15 de mayo de 2011 (el 15-M) a constituirse en partido en enero de 2014. El sueño de Podemos no fue sueño sino espejismo de mileuristas que despreciaban a seiscientistas y quinientistas al amparo de los valores de la vieja Europa y con lo fácil que es pedir y pedir al Estado del Bienestar sin cuestionar ni quién paga la factura ni el capitalismo ni la Otan.

Ayer Ada Colau, en nombre del 71 por ciento de sus votantes, escenificó el último grano que le ha salido en el culo a Podemos, la última china en el zapato, que era el derecho a decidir, no de Cataluña, de toda España. Hijo pródigo que ha vuelto a la casa del padre: Podemos, partido constitucionalista y por la unidad de España.

Se ve que la “solución federal” y lo que “de verdad importa a la gente” no eran más que tapadera para poner el cojín a escaños y alcaldías. Y no nos vengan con Kichi y con que siempre nos quedará Cádiz. Un señor que gana votos a base de la Virgen del Carmen o del Rosario y de Navantia, fábrica de guerra, no tiene nada, no ya de izquierdas, de dignidad ni de nobleza, le cante lo que le cante Joaquín Sabina en su soneto. Idéntica canción podrán hacerle a la alcaldesa de Barcelona. ¡Adiós, Podemos! Vendrá otra generación y te hará más buena.


 

dar cuartos al pregonero.

Joaquín Sabina pregona el Carnaval en Cádiz

Igual que en “hasta mañana” hay quien añade “si Dios quiere” sin creer en Dios, vamos dejando muletillas sin venir a cuento o quizá porque el subconsciente nos traiciona. Torra, Puigdemont y Artadi son los únicos tres nombres propios de la política española traídos a su pregón de carnaval por el pregonero Joaquín Sabina. Los encajó así: «El carnaval es un fuego / que agita el mítico juego / de la duda. / Y si pa colmo es en Cádiz / Torra, Puigdemont y Artadi / me la sudan». (Yo creí haber oído [arcadi], por Arcadi Espada, tenido por facha, pero no: se trata de Elsa Artadi, diputada por Junts x Cat que alguna vez sale por la tele.)

Seguramente [artadi] solo aparezca por su sonido y por rimar con [cádiz] teniendo en cuenta que el esforzado en la rima consonante alcanzó estas cimas: «No me calientes la boca / que ya vengo calentito / y puestos a hacer versitos / hoy tiro porque me toca; / le pido a las musas locas / que alumbren mis gorgoritos / dándome un empujoncito / que me iguale con tu altura / ya que la literatura / en Cai me ha puesto un pisito

Dar cuartos al pregonero [un cuarto (5.990 gugles), dos (574) o tres (4.810)] significa compartir con persona indiscreta algo que se sabe que esa persona va a difundir a la primera. «Por algo me he vestido de pirata / pa tener bula pa meter la pata / de palo, que a mi edad no es mal remedio / pa mi pierna más larga: la de en medio.» Anti catalanismo, ripio y masculinismo ¿para agradar a una audiencia españolista poco versada y chabacana?

Otro día nos preguntábamos si esto es “el hombre”. Hoy nos preguntamos si esto es poesía inteligente y progresista. De comparsa, el coro de amistades de Sabina y, del resultado, dijo la prensa: ¡un pregón inigualable! Lo suyo: dando cuartos (que son euros, propaganda y aplausos) al pregonero.


–enlace al guion del pregón completo

plagio o devoción

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DONDE HABITE EL OLVIDO

Se llama paráfrasis, intertexto, puede ser glosa o cita. Se trata de tomar un texto (A) y sobre él y a partir de él construir otro (B), tenga la relación que tenga con el primero: recreación, variación, parodia. En la poesía española del siglo 20 dos poetas cogieron texto ajeno y lo usaron de título para libros o poemas propios. Uno fue Luis Cernuda: Donde habite el olvido, poema y libro (1931), lo sacó de Bécquer. Otro fue Pedro Salinas, que tomó el título La voz a ti debida (1933) de Garcilaso[1]. Donde habite el olvido todavía tendría descendencia en Joaquín Sabina en una canción de sus 500 días y 19 noches (1999). Todo está en el artículo Donde habite el olvido: de Bécquer a Sabina pasando por Cernuda, firmado por CaArte en la web Acabando con la Cultura, que eLTeNDeDeRo recomienda.

Leído lo cual, si les sobra tiempo o no les importa perderlo, vean lo que opina sobre el plagio Hernán Darío Carro, autoproclamado poeta. TRANSCRIPCIÓN de los comentarios.

Comentario 1. Anónimo, 30 de abril de 2011, 0:35: Sabina para inspirarse ha bebido de los clásicos, y también de unas cuantas botellas de whisky, y sin soda, qué voy a hacerle yo.

Comentario 2. Rita, 21 de marzo de 2014, 13:32: Cada uno bebe de lo que quiere. Sabina es un gran poeta.

Comentario 3. Hernán Darío Carro, 17 de marzo de 2016, 4:31: Sabina es un ladrón de versos, toda su obra es un plagio y como buen ladrón glorifica a los ladrones. No quiero malgastar mi tiempo aquí escribiendo sobre un poeta tan pobre y tan vanamente glorificado. 4:37: Yo soy poeta y yo escribo sin robar nada a nadie y si cien años después de mi muerte alguien roba mis versos y después dice que es en mi homenaje sin duda que volveré del otro mundo a tirarle de las orejas. He aquí uno de mis mejores versos, publicado en Argentina y en España:

SOMOS
caricias que en la piel se bordan
cuando junto a las sombras
tus deseos me nombran
y nos conocemos con premura
durante la penumbra que siembra la luna que nos alumbra
hasta el amanecer
Navego en las entrañas de tu ser
para volver a nacer
entre tus piernas, mujer.

Hernán Darío Carro

Comentario 4. Respuesta de Anónimo, 30 de mayo de 2016, 13:17: La asunción de yo soy poeta habla mucho (y mal) del que lo dice. La poesía (y, en general, la literatura, el arte) se ha construido siempre sobre las bases de otros. Nadie saca lo suyo de la nada. ¿También tirarías de las orejas al gran Cernuda por coger el verso de Bécquer?

Comentario 5. Hernán Darío Carro, 6 de junio de 2016, 15:10: Yo soy poeta y en verdad me hubiese gustado ser el poema (Gil de Biedma). Para ser un verdadero poeta es necesario adentrarse en el yo y encontrar la propia voz, la esencia del ser. Aquellos que siguen ligados al nosotros, jamás van a ser poetas, solamente escriben y hacen cultura vulgar para las masas. El gran Cernuda es intocable, porque sus poemas así lo demuestran, su pluma es única y original. En verdad [lo que encuentre] en mi poema me tiene sin cuidado. Hace mucho tiempo que no dependo del juicio de los hombres y eso sucede desde que soy inmortal.

[1] Salinas cita la fuente de Garcilaso y Cernuda no, de Bécquer. En Sevilla en los años 30 el mundillo literario sabía que donde habite el olvido era de una rima de Bécquer.

Límites de la poesía

La magdalena de Sabina

Una canción anima a usar la prostitución. Atentos a los límites de los letristas:

«Si, a media noche, por la carretera  que te conté,  detrás de una gasolinera  donde llené,  te hacen un guiño unas bombillas  azules, rojas y amarillas,  pórtate bien y frena.  Y, si la Magdalena  pide un trago,  tú la invitas a cien  que yo los pago.»

La diferencia entre verso y letra es que la letra se canta. Atentos, entonces, a los límites de la poesía. Se admiten ideas.

La Magdalena, por Joaquín Sabina

La Magdalena, con Sabina y Pablo Milanés

letra completa