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la industria cultural.

FNAC

La secuencia “la industria cultural en España” arroja en Google 119 mil resultados y “la industria cultural española” 31.600. Hablamos de periódicos como Público o El Mundo, y de entidades como el BBVA. industria, del latín industria, es palabra que ha ido ampliando su campo de significación; campo que va del individuo al colectivo, y de lo manual a lo abstracto: 1. Maña y destreza o artificio para hacer algo. 2. Conjunto de operaciones materiales ejecutadas para la obtención, transformación o transporte de uno o varios productos naturales. 3. Instalación destinada a la industria [fábrica, factoría, taller]. 4. Suma o conjunto de las industrias de un mismo o de varios géneros, de todo un país o de parte de él. La industria algodonera. La industria española. Negocio o actividad económica. La industria del espectáculo. La industria del turismo. Hasta ahí el Dile. Vamos ahora con la industria cultural.

Decimos industria cultural lo mismo que decimos ingeniería financiera, biomédica, genética o industrial, donde la palabra ingeniería, “técnicas para el aprovechamiento de los recursos naturales o para la actividad industrial”, acaba adquiriendo un valor de uso semejante al de las palabras ciencia (ciencia biomédica), técnica (técnica genética) o investigación (investigación industrial), que serían sus sinónimos. Pero, cuidado, industria y cultura son términos opuestos: industria pertenece al mundo económico (es sector secundario o de transformación, según los repartos de la economía clásica), mientras cultura y arte pertenece al mundo improductivo (es ocio, al menos para una de las partes).

Poniendo algunos ejemplos, sería industria cultural la producción y comercialización de lienzos y bastidores, óleos y pinceles, paredes y museos para el cuadro de Velázquez, pero no el genio ni el talento de Velázquez. Sería industria cultural la producción y comercialización de vinilos o discos y micrófonos, estudios de grabación o auditorios para oír a los Beatles, pero no las habilidades creativas de los Beatles, o de Lennon y McCartney, que procesan por la privada, nunca sus derechos de autor son patrimonio del Estado ni contribución al pib de su país.

Es ahí donde el factor humano, de cultos y artistas, quiere meterse de polizón: yo el poeta, como parte de la industria cultural, soy pib, creo riqueza y empleo y levanto el país. ¡Vamos allá! Yo el poeta quiero igualarme con una tradición de poetas que han ido antes que yo (yo, el enano en hombros de gigantes) y quiero ser el motor de actividades manuales que abomino: ¿fabricar lienzos?, bastidores?, óleos?, pinceles?, discos o vinilos?, museos y auditorios? O actividades económicas que me apropio: turismo, hostelería, viajes y agencias de viaje, bares y restaurantes que harán negocio por cuanta gente acuda a ver mi cuadro (no siendo yo Velázquez: nadie) o a mi concierto (nadie, no siendo yo los Beatles). Así el sector del libro de papel, tan necio últimamente, mezcla y confunde la musa puesta en libro, con manufacturas reales de papel, de máquinas de imprimir, de puntos de venta o librerías que efectivamente son negocio, y no ocio, pero yo me sumo como poeta al sector manual y cuelo, a ver si cuela, que no solamente la creación es un sector estratégico y vital para la marcha de la economía de mi país, sino que yo con mi creación debo ser tratado como especie protegida.


escribir por obligación.

DE LA LITERATURA DE COMPROMISO
al placer de la escritura

Presentación oral de una exposición colectiva pensada en clave Lope de Vega, escribir por obligación (un soneto me manda hacer Violante), primero en coche y autostop Sanlúcar Sevilla, luego Quijotes sobre Rocinante y en bicicleta Sevilla Triana, pasando por el Ulysses de Joyce, hasta el Jesús atado a la columna (vecino a la Sala) o Blancanieves y los Siete Enanitos.

Hay una literatura comprometida (con causas o contextos sociales) y una literatura de compromiso con quien nos pide algo y no podemos negarnos. Tal es el caso. El pintor Fernando Murillo solicitó a su amigo Daniel Lebrato que le escribiera las palabras para una exposición que iba a hacer. Al final, donde cabe uno caben siete: la muestra pasó a ser colectiva con seis pintores y un escultor.[1] Al Encuentro[2] acudió Daniel Lebrato, autor del catálogo, armado del siguiente y extraño soneto con doble culminación o, si se quiere, con estrambote a la contra. Una voz espontánea replica al obligado cierre está hecho con este endecasílabo lapidario [cuando te piden] hacer de dios cuando estás hecho un cristo, manera de significar la que le queda al artista cuando los invitados se hayan ido, o, también, esa condena a ser el mejor cuando el cuerpo, la vida y quizá la obra no están para nada y hay que salir a escena, en cuerpo, vida y obra. A cada uno lo suyo.

De la literatura de compromiso, al placer de la escritura, debo a estos siete un encuentro gozoso y una tregua feliz. Y debo, además, un precioso recuerdo al óleo firmado y enmarcado por los siete con la palabra post, buzón, para que me lluevan dentro las buenas entradas. Sirva ese cuadro como regalo de mis amigos a los diez años de [eLTeNDeDeRo].

Este fue el soneto:

ENCUENTRO A7
Presentación por Félix Lope de Vega y Carpio,
con José Fernando Murillo Pedrote como Violante
[3]

UN FOLLETO me manda hacer Violante
que en la vida me he visto en tal aprieto:
que un dedo haga autostop y que un septeto
se te instale en concierto, y tú al volante:

«Estos siete se adoran desde antes
de mí y nuestra amistad, y no me meto
si vienen por mi prosa o mis sonetos,
mi tinta calamar o mis gigantes
y molinos.»

El caso es ¡Caballeros: Adelante!
Con tanto don Quijote, Rocinante
me imagino.

POR EL PUENTE Triana voy bajando
a prueba de daltónico en barbecho
un pie en la bici y otro en San Fernando
(cementerio).

–La Farmacia Murillo ¿es de Pedrote?
(monólogo interior como desecho
de un Joyce del Altozano o de rebote).
Y ahora, en serio:

ALMAGRO, Jesús Conde y Arrebola,
De la Torre con Márquez y Murillo
con Espiri –sus obras hablan solas–

ya están en Las Columnas y aun sospecho
que atados y azotados, tanto en cuanto
te piden haz un paso y ¡ya está hecho!

–O hacer de dios cuando estás hecho un cristo.
Si quieren una pista,
les pasa a casi todos los artistas.
Seguro que lo han visto un Jueves Santo.

FIRMA Daniel Lebrato, que antes era
el mismo Cristo de las Cigarreras
–figura, penitente o quien lo lleve–
que, con los Enanitos, Blancanieves.

Francamente, no me veo
sacando yo a estos siete de paseo.

Sevilla, 15 del 10 del 19


cropped-post-de-josc3a9-luis-almagro.jpgPORTADA color PARA CORREO..jpg

[1] Pintores: José Luis Almagro, Pepe Arrebola, Jesús Conde, Juan José Gómez de la Torre, Manuel Márquez y Fernando Murillo; escultor: Espiridión Rodríguez, Espiri.

[2] Del 15 al 30 de octubre de 2019, en la Casa de las Columnas, Centro Cívico de Triana, Pureza, 79, Sevilla.

[3] «Un soneto me manda hacer Violante/ que en mi vida me he visto en tanto aprieto;/ catorce versos dicen que es soneto;/ burla burlando van los tres delante./ Yo pensé que no hallara consonante,/ y estoy a la mitad de otro cuarteto;/ mas si me veo en el primer terceto,/ no hay cosa en los cuartetos que me espante./ Por el primer terceto voy entrando,/ y parece que entré con pie derecho,/ pues fin con este verso le voy dando./ Ya estoy en el segundo, y aun sospecho/ que voy los trece versos acabando;/ contad si son catorce, y está hecho.» Lope de Vega, La niña de plata, comedia, 1617.


La misma entrada en [eLSoBReHiLaDo]

breve historia de un cuadro.

óleo de Rafael Moya

Quedamos un miércoles de noviembre. Con el cambio de horario al de invierno, yo había vuelto a Sevilla tras medio año en Sanlúcar de Barrameda. Mediodía en los veladores al sol del bar La Espumosa, Marqués del Nervión, 116. Nos echamos un par de cruzcampos heladas y unas manzanillas. Rafael me había dado, en su bolsa, su regalo sorpresa: un óleo 20 x 20 cm, algo más con su marco plateado. Allí estaba la curvatura del círculo, cuadratura también: una cara‑culo o un culo‑cara donde la nariz era el ojete en la instantánea de un peíto (palabra de Rafael); una lengua pintada y femenina por boca, lentes quevedos, mostacho y perilla en circunferencia con ojos de mujer: todo intencionadamente ambiguo. También yo estoy en el cuadro: me pasa por mi cráneo pelado y por mis gafitas redondas: Lebrato y Quevedo, macho y hembra, escatología y placer, todo allí. De La Espumosa, nos fuimos a comer a Trashumante en Juan de Mata Carriazo, 4, San Bernardo. Ravioli, canelón de puerro, presa ibérica, revuelto de morcilla, ensaladilla de pulpo, tinto Entrechuelos de la Tierra de Cádiz, 2 cañas y un agua grande más chupito de la casa: 49,60 en total. La sobremesa la hicimos en el Bar Nuria, todo un clásico. Le tocaba pagar a Rafael: ¿Qué quieres tomar? –Tónica, empecé a decir con intención de “con mucho hielo y limón”, pero Rafael se anticipó: –Con ginebra. Me dejé llevar (no frecuento el género) y nos pusimos ciegos de gintónics a base de Bombay Sapphire, Nordic, bayas de enebro, lima, cardamomo: un experto mi primo en una especialidad que yo no le conocía, y nos pusimos tanto que, a la hora de irnos, ya pagamos a medias. Pasaban las ocho de la tarde noche; como sobremesa, ya estaba bien. Nos sonaban los teléfonos, de nuestras respectivas, y había que coger las bicis sin que se notara nuestro estado ‘positivo’. Rafael vive al lado del Nuria pero yo tenía que volver hasta San Lorenzo de modo que él, preocupado y maternal, me hizo darle un toque en cuanto llegara a casa. La foto whatsapp, yo en mi portal, fue a las 20:30 de aquel miércoles 8 de noviembre, hace justo una semana. Hoy día 15 el ojo de Rafael descansa en paz en su sitio natural, la librería Padilla de Sevilla, Trajano, 18, donde en 1996 vio luz de imprenta la primera edición de las Gracias y desgracias del ojo del culo de don Francisco de Quevedo, edición que Padilla tuvo la feliz idea de encomendar a Daniel Lebrato, maestro oculista. Lo que sigue en fotos es la secuencia de los diferentes sitios que ha ido buscando el cuadrito hasta acabar en Padilla empezando por la taza del váter, y ahí en diálogo con el bidé, que uno es muy limpio; luego en el salón, primero en coloquio con Monstruo, de Buly, mi mascota, después con Toro Grafito, de Aitor Lara, y por último en el escaparate de Padilla donde, entre libros, se le ve al cuadro tan a gusto. # Me falta añadir que Rafael es doctor y que el Ojo del culo debe su éxito, en gran parte, a colegios y simposios médicos, particularmente de medicina interna, que entre sí el libro se lo regalan o usan como objeto de protocolo. También, que a la mitad de este viaje que dura ya veinte años, la moraleja del culo se cebó con el mío, que me vi operado de cáncer de colon y desde entonces cuido mi tercer ojo con especial cariño. Pueden leerlo en De colon a columna junto al corto Hablando en fermo (como si fuera en serio, de 1:13 minutos). Gracias, y no desgracias, a Padilla Libros y a Rafael Moya Santana.

Daniel Lebrato, 15/11/2017.


enlaces:  fotos del cuadro de RM,
De colon a columnallámenle poesía,
Hablando en fermo, se supone película.


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Rafael Moya Oja del culo 12

«Alimañas»

Buly
Buly, Rey en Viena

   ­  ALIMAÑAS (6 óleos de Buly, 6 décimas de Daniel Lebrato)

La primera edición de Alimañas se realizó en 1999 y, la segunda, como número 13 de la serie 12 por 12 de El Sobre Hilado, 12 libros de 12 páginas cada uno, que se iban a presentar en La Carbonería de Sevilla el miércoles 7 de marzo de 2001. Con ustedes, Alimañas, ahora en la red.

enlace a la exposición

ALIMAÑAS

Alimañas libro

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No a las figuras retóricas

Quevedo

Francisco de Quevedo y Villegas, atribuido a Juan van der Hamen, antes a Diego Velázquez.

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NO A LAS FIGURAS RETÓRICAS

enmiendas a un soneto de Francisco de Quevedo (1580‑1645)
A Roma sepultada en sus ruinas
(El Parnaso español, 1648)

A ROMA SEPULTADA EN SUS RUINAS

Buscas en Roma a Roma, ¡oh peregrino!,
y en Roma misma a Roma no la hallas:
cadáver son las que ostentó murallas
y tumba de sí propio el Aventino.

Yace donde reinaba el Palatino
y, limadas del tiempo, las medallas
más se muestran destrozo a las batallas
de las edades, que blasón latino.

Sólo el Tíber quedó, cuya corriente,
si ciudad la regó, ya sepultura
la llora con funesto son doliente.

¡Oh Roma!, en tu grandeza, en tu hermosura
huyó lo que era firme, y solamente
lo fugitivo permanece y dura.

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No hay más remedio que corregir a los clásicos. Estamos obligados en nombre de la estética, de la claridad y el buen gusto.

Hablamos del verso tercero: cadáver son las que ostentó murallas.

La idea es: las murallas que ostentó Roma son (un) cadáver, equivalente a esta otra: Roma, que ostentó murallas, es [un] cadáver.

las sin antecedente (femenino plural) no encuentra su consecuente hasta murallas, que llega muy tarde y por satisfacer la rima en ‑allas.

cadáver son choca con la concordancia intuitiva: cadáver es.

–las murallas serían cadáveres, no cadáver.

Total: tres reparos y ninguno grave, pues la retórica de su época (anástrofe, hipérbaton) autoriza a Quevedo a no decir cadáver es la que ostentó murallas, o, mejor aún, es [un/hoy] cadáver que ostentó murallas.

Otro punto endeble del soneto resulta la secuencia batallas de las edades (versos 7 y 8), determinada por la rima, otra vez, y por el número de sílabas, que quedaría en 9, y no 11, si hubiera escrito batallas de la edad (carrera de la edad leemos en su soneto Miré los muros de la patria mía).

En fin, niñas y niños que escribís poesía, no exageréis la carga de figuras retóricas. Por algo, a las figuras se las llama licencias, licencias que son permisos para matar la buena literatura y el fluido natural del idioma.

No existe el idioma poético, ese que permitió a Bécquer usar por dónde y a él y a su escuela (Luis Cernuda) tal y cual por como (tal un dios : como un dios). No existe el idioma poético más que como negación del idioma buenamente común, dignamente vulgar y sanamente ordinario. Prevenid, jóvenes, el cáncer de estilo.

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Daniel Lebrato, efecto secundario del Viaje a Italia, 19/06/2016

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Cristo entrando en Bruselas

La entrada de Cristo en Bruselas, James Ensor, 1888-89, Musée Royal des Beaux-Arts, Amberes
La entrada de Cristo en Bruselas, James Ensor (1889), Museo Real de Amberes

 

José Pérez Olivares
REFLEXIONES DEL PINTOR JAMES ENSOR

El vulgo sólo distingue desorden, caos, incorrección.
J.E.

 

Para los niños nómadas

he pintado la entrada de Cristo en Bruselas.

Para los indiferentes, los Obispos y las coristas

he pintado la entrada de Cristo en Bruselas.

Para los desesperados

que van rastreando un cuerpo debajo de la lluvia,

para taumaturgos y suicidas

he pintado la entrada de Cristo en Bruselas.

Pudiera parecer absurdo pintar a Cristo

rodeado por esa gentuza;

pudiera ser banal

poner mi arte en función de tanta mediocridad.

Sin que nadie lo supiera tomé el pincel y los colores

y pinté esas máscaras chillonas,

apreté un tubo de carmín y apareció una lengua;

hice un trazo al azar

y surgió, vehemente, un grito.

 

Todo el día

y la noche que sigue a ese día,

y la madrugada siguiente

pinté y pinté sin cesar

la entrada de Cristo en Bruselas.

Aquellos rostros asustan;

hay en ellos tanto miedo, tanta fealdad;

hay tanta demencia en este cuadro,

y en el centro está Él

y la ciudad de Bruselas al fondo.

En realidad no hay rostros, sino máscaras;

tampoco existe ciudad

sino un infierno de colores.

 

No sé quién vendrá a contemplar esta obra.

La gente, al verla, se escandalizará

y apartará su vista de allí

como se aparta la vista de algo indecente.

En realidad, es una pintura indecente

para un mundo indecente.

Y todo cuanto he representado

no es más que pura indecencia.

Por eso lo titulé

Cristo entrado en Bruselas.

Donde está el horror, ahí debe estar Cristo.

Donde está la soberbia, debe estar Cristo.

donde está la indecencia, Cristo también.

 

Estoy llamando a Cristo con mi cuadro.

Estoy diciéndole: Señor, este fue el mundo que tú creaste a imagen y semejanza.

 

Antes de que la muchedumbre derribe mi puerta

y me aparte como un fardo

y me abofetee y escupa

por pintar tu rostro entre asesinos y prostitutas,

he de terminar, por fin, tu mirada triunfal en Bruselas.


 

En Google Boks y en la página UT Pictura Poesis,
que incluye el cuadro de Ensor y donde el poema se reproduce con numerosos errores.