Redundancias hay dos, de norma y de estilo. Las de norma, hay que aguantarse con ellas (contigo < cum te cum) pero las de estilo están en nuestra opción. “Comparto contigo” es redundancia ajustada a norma. “Te comparto”, opción perfecta de estilo, y más breve. El hablante elige. Compartí mis galletas con mi prima puede decirse en transitivo Compartí mis galletas a mi prima (Academia dice). En redes, compartir es tecnicismo como retuitear o megustear : te comparto, pues.
Y no olviden que la lengua ha ido añadiendo y añadiendo redundancias con tal de salvar la comunicación entre (o ante) hablantes poco alfabetizados. El caso de contigo es similar a persona humana, subir arriba o eso que vi con mis propios ojos. También la palabra hómine iba a dar (o a confundirse con) on (uno) y hubo que recomponerla para que no se perdiera: hombre, con un -bre nada etimológico que se contagió hasta hembra, latín fémina.
Quédense con antes que antes de que hablantes muy pericultos prefirieran antes de que ¡sin dequeísmo! ¡Qué fácil disculpan Academia y Fundéu los errores de los suyos! Con ustedes, Juan Ruiz, Garcilaso y Góngora:
antes que muerte acuda (LBA, 1532, d)
coged de vuestra alegre primavera/ el dulce fruto, antes que el tiempo airado/ cubra de nieve la hermosa cumbre. (Garcilaso de la Vega, En tanto que de rosa y azucena)
antes que lo que fue en tu edad dorada (Góngora, Mientras por competir con tu cabello)
De ahí, al consagrado autor, de estilo ponderado por la crítica: Y *es al levantarse *que encabrita el sieso, antes que el más llano y exacto: Y al levantarse encabrita el sieso.
sieso es culo, y sieso a, la persona desagradable, antipática o desabrida. Muestren su simpatía con quien no sabe y parece que rebuzna, y practiquen la empatía con quien se lo merezca.