Valverde del Camino. Año 84. Éramos unos gansos. Llevábamos Teatro La Paz (Francisco Nieva sobre Aristófanes) por las cuatro esquinas de la provincia de Huelva (que ya es esquina) y nuestro himno de compañía (el «Asturias, patria querida» de nuestras celebraciones: a riesgo alguna de terminar en el cuartelillo) era siempre el mismo: una canción de Almodóvar y McNamara, que titulaba Voy a ser mamá, que para variar, yo con mi mal oído y mi pésima memoria para el recitado literal, modifiqué ligeramente a *Yo quiero ser mamá: Sí, voy a ser mamá / Voy a tener un bebé / Para jugar con él / Para explotarlo bien / Voy a ser mamá / Voy a tener un bebé / Lo vestiré de mujer / Lo incrustaré en la pared / Le llamaré Lucifer / le enseñaré a criticar / Le enseñaré a vivir de la prostitución / Le enseñaré a matar / Sí, voy a ser mamá / Sí, voy a ser mamá / No quiero abortar / Rechazo la espiral / Tiene derecho a vivir / Sí, voy a ser mamá.
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Y de ahí a Madres paralelas, Leona, lo que va.
Lo cuenta Carlos Boyero en El País y Valeria Martínez, por comparación con El buen patrón, de León de Aranoa. Penélope Cruz frente a a Javier Bardem; Javier Bardem frente a Penélope Cruz.
Que el tiempo pasa y nos vamos haciendo viejos.
Pero nuestras ideas tendrían que ser las mismas que ayer, Lluís Llach, o más feroces, mi Teatro La Paz.