redes sociales: dar en el blanco.

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Corre por la red esta perla de Umberto Eco (muerto en 2016): «Las redes sociales generan una legión de imbéciles» –entre los cuales, es de creer, me cuento yo y se cuenta el amigo que me remite al hombre autor de Apocalípticos e integrados (1964), libro de referencia para el estudio de la cultura de masas. [1]

Eco no nos dejará mentir. Antes, el imbécil era uno, y ese fue Moisés. La expansión de la prensa (siempre ligada a la política) abrió el quiosco de la imbecilidad a imbéciles tipo ABC o imbéciles tipo El País. Llegó a haber la España de Cuadernos para el Diálogo, de Triunfo, de Interviú; la Cataluña de La Vanguardia; la Sevilla del ABC, frente a la de El Correo; la España de la Cope o de la Ser. Hasta la prensa deportiva respiraba o por el Real Madrid o por el Barcelona, y nadie veía el mismo partido con los mismos ojos. José María Carrascal, Jiménez Losantos, Carlos Herrera, Luis del Olmo, colmaron la hemeroteca con sus opiniones sobre lo humano y lo divino. Estos señores ¿habían sacado oposiciones?, ¿ciencias políticas o filosofía?, ¿qué cátedra era la suya? La objetividad únicamente se conseguía (con permiso de Fraga y de la Ley de Prensa) mediante revista de prensa con un poco de todo lo que había en el quiosco. Y todavía. Un ventilador de aspas cada una de un color, al final, da en el blanco. A esa paleta de colores han venido a sumarse Facebook, Túiter o WordPress. ¿Cuál es el problema?

Las nuevas tecnologías podían hacernos periodistas (gráficos y sonoros con micro y cámara en el móvil) a usted o a mí. Es la era digital, querido Watson. Y díganme a qué rama de actividad no hemos llegado imbéciles que hagamos sombra a la imbecilidad de turno. Úber, al taxi. Amovens, al autobús. Wallapop, a la tienda. AirBnB, al hotel. Vivimos tiempos de cambio y alguien no quiere que cambie nada.

Si no es por internet, ¿quién iba a discutir su monopolio al imbécil Gobierno, a las imbéciles Atresmedia o Mediaset, al imbécil Donald Trump? ¡Wikileaks!, naturalmente, último gorrión del Si se calla el cantor calla la vida. [2] [3]

Umberto Eco, quien criticaba las redes sociales por cuanto daban voz al tonto del pueblo como si fuera premio nóbel, estaría del lado de Julian Assange. Vamos palante.

/ a Luis Martínez Quirosa /

[1] La última novela de Umberto Eco, Número cero (2015), levanta una sátira sobre el periodismo como bulo, chantaje y supervivencia. La acción, en Milán 1992, debió elegirla el autor por no chocar con el periodismo digital, demasiado extendido, para su argumento, en 2015.

[2] Si se calla el cantor es canción de Horacio Guaraní para Mercedes Sosa, 1972. Estrofa 2: “Si se calla el cantor se quedan solos los humildes gorriones de los diarios”.

[3] La gran gesta del periodismo de investigación fue el caso Watergate, que obligó al presidente Richard Nixon a dimitir. All the President’s Men (Todos los hombres del presidente), no ficción de Bob Woodward y Carl Bernstein, del Washington Post, película de Alan J. Pakula (1976) con Robert Redford y Dustin Hoffman.


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