
TABERNA JUAN
Cabildo, 33. Sanlúcar
–función poética–
De nueve y media a diez
p.m. (por mis muertos)
doy con la isla o barco
de piedra y surtidores
al centro de la plaza,
la fuente del Cabildo.
Lectura oral. Se rueda.
La gente pasa y piensa:
–¿Con quién habla este hombre
tan raro?, su sombrero,
su caña, sus zapatos
de baile y esa pinta
de no bailar con nadie.
Me canta el agua: –¡Tíralo
o ya, mejor, tú, tírate!
Cojo el papel, lo tiro
‑se dice lo reciclas-,
vuelvo a la barra y otra
Cruzcampo o manzanilla
Barbiana de la casa
Taberna Juan, que toca
la fuente con su playa
de veladores, faro
de camareros: –¿Lleno?
–¡Llena! Y vuelvo a ver si
le gusta lo que he escrito
de nuevo o lo que pienso
a la dichosa fuente:
–¡Gluglú, gluglú, gluglú,
no te lo crees ni tú!
Y mira que yo oía
su borbotar de amigo
como a ese confidente
del náufrago o de Ulises
que lanza su eseoese.
Nausica, si viniera,
me quita del naufragio,
mensajes en botellas
que van a dar al mar
que es el morir, Cabildo.
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Daniel Lebrato, enero 2017
(basado en un hecho real)
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