Etiqueta: Jesús Cotta

Familia numerosa

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De Jesús Cotta a Daniel Lebrato. ¿Por qué te empeñas en considerar que es de católicos tener más de tres hijos? ¿Con qué criterios un Estado social iba a negar ayudas a una familia así mientras subvenciona, por ejemplo, la restauración de una casa antigua o una película?

Respuesta de Daniel Lebrato. La familia es privada. Estamos hechos a que el Estado apoye a la familia, a la natalidad, pero el Estado lo que tiene que administrar es la demografía, la población, lo cual incluye, antes que a quienes están por nacer, a quienes ya han nacido, políticas de adopción y de migración de personas ya en el mundo, niñas y niños que estarían encantados de vivir en España bajo una familia española. Leído tengo que Izquierda Unida apoya la política de familia numerosa. En eso queda la izquierda. En apoyar familias por encima de dos por pareja o uno por persona. ¿Hacemos la sociología de las familias numerosas, con tres o más hijos, en España? Está en el censo. En la península, los hogares más numerosos se dan en Pozuelo (3 por casa), Majadahonda (2,94), Las Rozas (2,90), Fuenlabrada (2,88) y Coslada (2,85), ciudades todas de Madrid y, de ahí, al sur: Dos Hermanas (2,82) y Sanlúcar de Barrameda (2,81). Es decir: natalidad de familias ricas y natalidad de familias pobres, donde todavía un parto es traer alguien que pueda ayudar en casa y cuidar de los mayores cuando sean viejitos. Las clases medias, que no respiran por el Opus ni conciben la prole como en los tiempos del proletariado, tienen que asumir lo que vale poner una persona más en el mundo. Estudios yanquis o japoneses cifran en muchísimos millones de dólares lo que cuesta una vida que alimentar y formar hasta su emancipación, supongamos, a los 18 años, y, eso, sin que haya deficiencias o dependencias carísimas de paliar. Estando así el panorama, ¿qué significa apoyar a la familia numerosa? Porque es de lo que se habla en un Estado que todavía no ha cubierto por donde habría que empezar: que cada mujer, cualquier mujer, todas la mujeres pudieran parir con cobertura de millones de dólares al menos una vez en su vida. ¿Lo hablamos?

Artículos: La familia y La familia numerosa.

Relato autobiográfico: Lebrato contra Lebrato.

El creyente

tres religiones

RADIOGRAFÍA DE UNA CONVERSACIÓN

–EL CREYENTE Y LOS CREYENTES (3)–

  1. Maneras de pensar. El creyente rechaza el pensamiento al vacío, único espacio figurado en el que es posible la conversación. El creyente no se despega del cuadro, no es neutral.

  2. El creyente habla del presente más tópico (la gran obra social de la Iglesia) y de cuestiones personales (la Iglesia que yo conozco, la enseñanza que yo quiero, lo que para mí es la religión).

  3. El creyente maneja una cuenta B de las ideas o crea particiones mentales a su medida (religión / hombre), (religión / ideología), donde hombre e ideología corren con la parte negativa de lo que se habla o de lo que no se quiere hablar.

  4. Doble juego. El creyente, cuando ha querido, ha jugado a la unicidad entre el cristianismo y la que él llama identidad de Europa o de España. Y, cuando le ha interesado, ha jugado a las religiones por cuotas. Se ve obligado a aceptar el islamismo (sobre el que lanza unas propuestas absolutamente idealistas) para que lo acepten a él y a su Iglesia.

  5. Fe y religión. El creyente da por demostrado lo que está por demostrar, la existencia de Dios, fundamento de la fe. Si Dios creó al hombre nadie lo sabe, pero que el hombre creó a Dios lo sabemos todos, fundamento de las distintas iglesias. Se trata entonces de hablar de grupos o sociedades humanas perfectamente sujetas a crítica.

  6. Conspiración. Como parte del grupo Iglesia, del grupo religión, el creyente ve conspiraciones a su alrededor y tiende a creer que su oponente también forma parte de un grupo (laicismo, marxismo, ideología de género).

  7. El creyente saca a relucir fiestas y ritos (rezos, limosnas, cruces, campanas, estampas, belenes) ante los que el nocreyente caería en la trampa de parecer malvado o aburrido.

  8. Terminología. El creyente distingue entre Estados aconfesionales y laicos, y hace bien, pero el tema no era el derecho constitucional, que el nocreyente, por supuesto, cambiaría.

  9. Abstracción y atemporalidad. El creyente juega con ventaja: aconfesionalidad del Estado, que no se revisa desde 1978, y Concordato, que tampoco, desde 1979. El creyente finge que no hay política (PP, Psoe) y que no hay historia, que no existe en España la cuestión religiosa (Segunda República, franquismo, Transición).

  10. Política. Todo es política. Con la diferencia de que los partidos políticos, al menos, salen cada cuatro años a discusión; la Iglesia y las iglesias, no.

  11. El creyente se apropia de los conceptos de mayoría y de democracia y, en su nombre, se permite hablar de libertad y fraternidad (su amor al prójimo). De igualdad, no habla.

  12. Minorías. El creyente ignora que la democracia se mide por la calidad de vida de las minorías. Así que todo su aparato documental y argumentativo, en realidad, no sirve intelectualmente para nada. El nocreyente es la minoría o, como diría Salinas, el contemplado.

  13. En España, un observatorio de los derechos de las minorías constataría que la mayoría católica, que nadie discute, lo tiene todo a favor (calendario, sistema educativo, protocolos del Estado y de la vida social: bodas, bautizos y comuniones, la BBC, funerales), mientras que laicos, judíos y musulmanes lo tienen más difícil.

  14. El Islam. El nocreyente prohibiría la proyección del calendario católico. La imposición del domingo ya conculca derechos, cuando, precisamente, el creyente es quien razona en términos de su religión entre las demás religiones. Hay que recordar que el texto que motivó la intervención del creyente, era sobre el Islam.

Daniel Lebrato, 8 del 10 de 2015


fuentes:

eLTeNDeDeRo, etiquetas religión y Jesús Cotta

Jesús Cotta, entradas en su bloc. 30 de septiembre, 5 de octubre, 7 de octubre, comentario en eLTeNDeDeRo de 29 de septiembre, de 7 de octubre.

LOS CREYENTES Y LA BOLA DE CRISTAL (2)

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LOS CREYENTES Y LA BOLA DE CRISTAL (2)

Continuación de Los creyentes y la bola de cristal (1).

–§3. Desconfiad de quien en una conversación razona en términos de lo que ha sido y siempre será. Cuanto antes la juventud se apunte al nuevo mundo, mejor razonará el presente y reconocerá lo viejo, aunque lo viejo nos encante. Sobran ejemplos. Las corridas de toros no tienen porvenir, porque la sensibilidad va contra el maltrato animal, no al revés. Tampoco es tiempo de alfareros o vaqueros solos con su vaquita, no van a ninguna parte, si no se juntan con otros en cooperativas para hacerse grandes ante Porcelanosa o las enormes lecheras. El mundo será social, colectivo, global y electrónico. Lo digital tiene futuro; las librerías de libro de papel, no, aunque con el libro se pueda hacer hoy demagogia y, mañana, coleccionismo o arqueología. La polémica sobre el riesgo de que nuestras vidas sean absolutamente controladas por el ojo de Dios que es Internet, no se resolverá hacia atrás, quitando ordenadores, cámaras y micrófonos, no se puede ir contra el invento sino contra su mala utilización, y admitir que la vida privada ha cambiado. La privacidad también viene del pasado, del pudor, de la competitividad, del espionaje o de la razón de Estado. Salvadas esas razones, que cambiarán, lo que queda es vernos todos a todos follando, cagando, ¿y qué? Visto que el patio de mi casa cuando llueve se moja como los demás, lo que desaparecerá será la curiosidad. Pasada la novedad del Gran Hermano, del Show de Truman, del reáliti chou, nos daremos cuenta de que en realidad no había nada que ver. Si la tecnología lo mismo sirve para que te localicen y te maten con un misil a tu número de teléfono, como para que te encuentren si te perdiste en el Himalaya, eso remite a la cuestión palpitante, que viene también del pasado, que es el poder y el reparto del poder. Una revolución será quitar al hombre de la Cía o del FBI y que quien nos mire nos mire con buenos ojos. Visto así el futuro, como una película de anticipación espacial, y no como un Harry Potter ni un señor de los anillos, cargados de goticismos, por nuestra bola de cristal no salen ni la Macarena ni los fervores del Rocío. Sí sale la libertad de conciencia, sin que de ahí deriven grupos de presión, congregaciones que detenten el poder o que se inmiscuyan en él. §4. Si la Constitución establece la no discriminación por razón de nacimiento, raza, sexo o religión, y si nadie puede ser obligado a declarar sobre su ideología, religión o creencias, basta una persona que declare su religión en público para que los demás declaren la suya o que no la tienen. Es la teocracia que se aplica en países islámicos, donde las mujeres de la minoría cristiana han de llevar bien puesto, y que se vea, el crucifijo al cuello, cruz que actúa de salvoconducto para que los talibanes la respeten y no la obliguen a ir tapada. A mí, que cumplo la Constitución, tu cruz, amigo que la llevas puesta en tu cadenita, me molesta, y no es nada personal. Por lo mismo, va contra la igualdad reconocida en la Constitución permitir tratos desiguales por razón de sexo, así que ya están las musulmanas quitándose su tapado o que sus varones se tapen igual. En cuanto a la Semana Santa, que las cofradías pidan permiso de manifestación, como hacen las manifestaciones civiles, y que salgan y lo dejen todo como se lo encontraron, limpio y sin cera, y que no cuenten con el apoyo ni subvención del Estado ni Ayuntamientos. ¿Qué libertad de conciencia peligraría ahí? Y en la enseñanza, que cada familia eduque a los suyos en la religión que le dé la gana. Lo que no querrán es en horas de clase y con cargo al Estado, por más que los católicos paguen sus impuestos, se paga por servicios universales. La familia tampoco es un bien universal. ¿Que usted por su ideología quiere tener familia numerosa? No pretenda que se lo financie el Estado. ¿Que usted por su ideología quiso tener a sabiendas aquel hijo deficiente? ¡A cuidar de él, señor, señora! Los católicos están tan cerca del cuadro, que la proximidad les impide saber lo que está pintado. Si se alejaran, reconocerían que su prepotencia empieza con el calendario, que nos condena al totalitarismo de celebraciones forzadas. A ver cuando se liberaliza el almanaque y que cada quien disponga, invierta y distribuya sus días rojos y negros, de fiesta y laborales, como mejor le venga, sin que el domingo sea fiesta obligatoria, ni el Corpus ni la Inmaculada. Si nuestra vida laboral, y a efectos de pensiones, fuera como un sistema de créditos y cotizaciones, trabajáramos todos y trabajáramos todos lo mismo, repartido el negocio, nos repartiríamos el ocio según nuestras creencias, intereses o aficiones. La bola de cristal va por ahí, no por rezos, limosnas, valores insignia de Europa, cruces, estampas, campanas, belenes, costumbres, tradiciones, nuestra cultura o Jesucristo. Todo eso está muerto. ¡Ah!, y no somos laicistas. Como el frío es la ausencia de calor, el laicismo es la ausencia de religión. Quítense ustedes, la Iglesia y las religiones, de nuestra vida, y se acabó el laicismo, qué tontería. De muestra de su intolerancia, un botón: el belén en el Ayuntamiento, en vez del arbolito, que abarca más ciudadanía. Y de fiestas de invierno y año nuevo, ni hablar, y se rieron del diputado republicano que lo propuso: aquí se celebra la Natividad del Señor. Y así. Otro día hablaremos de Israel y Palestina. eLTeNDeDeRo recomienda la lectura de Los creyentes.

LOS CREYENTES Y LA BOLA DE CRISTAL (1)

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LOS CREYENTES Y LA BOLA DE CRISTAL

§1. Dice Jesús Cotta. El Islam es peligroso para nosotros no por lo que tiene de religión, sino por lo que tiene de ideología. Es religión creer en un solo Dios al que hay que honrar rezando varias veces al día y dando limosna. No es peligroso que una persona rece a Dios en la calle. El laicismo es un falso camino que solo nos conduce a la pérdida de la libertad y los derechos humanos, que son los valores insignia de Europa. No cuenten conmigo si para que nadie lleve pañuelos en la cabeza hay que prohibir que los europeos lleven cruces al pecho y tañan campanas y pongan belenes y estampas de la Macarena donde les plazca cuando les plazca. No renunciar, en aras de una supuesta neutralidad, a nuestras costumbres y tradiciones, porque con ellas estamos más capacitados como anfitriones para integrar en nuestra cultura a los inmigrantes. No podemos evitar que una mujer se ponga velo en la cabeza. Creo que al Islam le ha faltado Jesucristo, que exaltó las figuras del niño y la mujer y los valores de amor, misericordia, fraternidad, conversión interior y dignidad de la persona. §2. Dice Daniel Lebrato. ¿La religión no es ideología? La religión es una cosa, como la lluvia de Borges, que sin duda sucede en el pasado. Para que se hagan una idea, y nadie se escandalice de por dónde va eLTeNDeDeRo, también suceden en el pasado la política profesional (no estadística, aleatoria y rotatoria), el arte de los artistas profesionales, la filosofía de los filósofos, la corona del Jefe del Estado, el ducado de la duquesa y las misas de Estado del señor presidente de la Conferencia Episcopal, privilegios que vienen de siglos, oficios todos que morirán matando, pero morirán sin duda cuando la justicia triunfe y la igualdad sea un hecho. El primer fracaso de la religión es del propio Dios, que ha sido incapaz de imponer su monoteísmo. Sin salir de las tres religiones del libro, de las demás ni hablamos, una religión espera a Dios (la judía), otra opina que ya ha llegado (la cristiana) y la tercera, que consiste en el Dios abstracto, en lo concreto resulta intolerable o intolerante. En puridad, todas las religiones monoteístas son politeístas, desde el momento que admiten que mi dios es mi dios, pero el tuyo es el tuyo. El verdadero creyente estaría siempre de guerra santa, lo cual ‑unos más conversos que otros, más radicales o dados a una vida muelle‑ distingue la religión de salón de creyentes acomodados, de quien no solo cree en Dios, sino que lo ve, lo siente, lo toca, lo llama, ingenuidad de creencias que nuestro creyente occidental, sentado en su vida cómoda, llama valores insignia de Europa. O sea, que usted, en nombre de esa marca registrada, lo que no está dispuesto es a tirarse al monte de la fe, pero, eso sí, que se lo den todo hecho y que la marca Europa esté unida a la marca cristiana. Mañana veremos en qué para todo esto.

HORA Y AHORA DE LA RELIGIÓN (2) CUESTIÓN DE TIEMPO

Hipócritas 5

HORA Y AHORA DE LA RELIGIÓN (2)
CUESTIÓN DE TIEMPO

eLTeNDeDeRo no entra en ideas particulares, ni de Jesús Cotta ni de Daniel Lebrato. eLTeNDeDeRo entra, por si interesa, en cómo estamos en 2015 desde que los bloques del siglo 20 fueron sustituidos por bloques religiosos, geopolítica por teopolítica. En esta escena, el Islam es la fuerza emergente (no la cristiandad, que se ha crecido, pero por efecto rebote, reflejo o defensivo) y el Islam ganará la guerra porque posee una nueva y decisiva arma, el combatiente suicidista, fenómeno de cuyo alcance nadie quiere hablar. Correspondencia: el suicidio forma parte de la violencia sexista, lo que pone en jaque la política contra el maltrato (básicamente, que las mujeres denuncien), cuando en un porcentaje altísimo de agresiones no había nada que denunciar, porque se trata de primeros casos y porque la ley no puede contra quien asesina y se suicida: la mujer ya está muerta. Otra correspondencia se da entre el actual Islam y el cristianismo primitivo, que también fue inmune a las leyes romanas por su teoría de la salvación, la aceptación de la propia muerte, el martirio. Los mártires y protomártires de la leyenda áurea fueron hombres y mujeres de todas las edades que iban cantando al sacrifico. Contra la terquedad de aquellos cristianos, la muelle sociedad romana, instalada en la dolce vita, no salía de su asombro. ¿Los torturaban?, les daba igual. ¿A los leones?, encantados. Y en tres siglos la impregnación del cristianismo fue tan grande, como Constantino, que el Imperio no tuvo más remedio que admitir la libertad de cultos (Edicto de Milán, 313), de hecho, la victoria del cristianismo. Al presente que hablamos, la sociedad muelle, la dolce vita, la pone el Occidente cristiano y la sociedad rebelde, con mártires dispuestos, el islamismo arraigado en sociedades pobres. Que la cristiandad acaba rindiéndose, está cantado. Y ante eso, que la Iglesia lave sus vergüenzas públicas y privadas, sus bancas vaticanas, sus pederastias, con todas las encíclicas del papa Francisco que usted quiera, todo es asunto menor. También en la antigua Roma hubo moralistas de la religión del Estado que llamaron al rearme ético de una sociedad podrida. Como también es asunto menor seguir pregonando mi libertad de colegio para mis niñas, comparado con lo que pasa de Melilla para abajo. Con su pasado colonial, la Unión Europea ha fijado el limes y los bárbaros presionan la frontera. Son sirios y más que sirios. Son refugiados y más que refugiados. Son millones. Y los que no tienen mentalidad de mártires tienen mentalidad de espermas. Morirán miles en el camino pero uno de cada mil fecundará Europa. Hablamos de fanatismo y de población, y de gente que no tiene nada que perder. Nos han visto por sus pantallas, saben cómo vivimos y una de dos: o vienen contra nosotros o vienen a vivir como nosotros, y ni para el encuentro frontal ni para la integración tiene Europa respuesta suficiente. A nivel estatal, si algo se puede hacer es denunciar la dichosa alianza de culturas y civilizaciones y cambiar las bases para la adquisición de la nacionalidad española. Declarar España país laico y no alineado, neutral en el concierto de las naciones y de las religiones, con renuncia expresa a la guerra como modo de resolver conflictos, y renuncia a Ceuta y a Melilla, ciudades de las que habría que desprenderse cuanto antes, no traen más que problemas sin rentabilidad humana, económica y diplomática, y regular la inmigración sobre la base constitucional de España territorio de igualdad (de sexos) y coeducación, empezando por indumentarias no sexistas ni diferencias sexualmente. ¿Qué usted que viene se empeña en su pañuelito, en su burquita? Tan amigos, pero, para usted, ¿España?, ¡país de paso! No habrá nacionalidad española que valga, ni empleo, ni sanidad, ni educación ni cobertura social de ningún tipo para quien no cumpla las normas de igualdad y coeducación. No es tan difícil. No quedaríamos al margen de cómo van Europa y el resto del mundo pero respiraríamos una atmósfera más saludable. No que, ahora, la política demográfica y diplomática española da bandazos ridículos, en gran medida por la implicación del Psoe y de cierta izquierda en contentar el voto católico (política de familia, de educación, guiño a tradiciones), implicación demagógica que puede resultar fatal. Al catolicismo, que atravesó el Renacimiento y la Ilustración con éxito, se le pide que se neutralice de buena gana, para poder entre todos neutralizar al Islam, una religión feroz y salvaje, de nómadas y pastores de otra época, a la que llevábamos 622 años de ventaja y que a laicos y creyentes, tal como éramos y a nuestra manera, nos está comiendo la moral. Que nos coma enteros es cuestión de tiempo.

Hora y ahora de la religión (1)

Jesús Cotta y Daniel Lebrato: polémica sobre la religión

tres religiones

A PROPÓSITO DE ¿QUÉ ES POESÍA?, de Daniel Lebrato, escribe Jesús Cotta:

[Entre corchetes y apostillas, DL]

[Religión y política:] Desechar todas las religiones como abominables es lo mismo que desechar todos los regímenes políticos por abominables. Igual que no es lo mismo la democracia que la dictadura, no es lo mismo [Religión y testimonio, imposición o tolerancia:] la religión de una persona que crea que debe amar al prójimo sin imponerle nada que la religión de una persona que crea que debe obligar al prójimo a creer lo mismo que él. El hecho de que la religión, históricamente, se haya pretendido imponer no es un problema de la religión, [Dios y hombre:] sino del hombre, que lleva la mezquindad en su corazón, y esa mezquindad se manifiesta tanto en la religión [Hombre y religión, política, deporte, arte, poesía:] como en la política, el deporte, el arte. La religión es tan humana como la poesía, es más, tiene mucho que ver con ella, [Religión y JC:] al menos como yo la concibo. Igual que la poesía rescata de su aparente insignificancia lo cotidiano y lo transfigura, [Religión y belleza:] la religión también transfigura la realidad dándole un sentido que la embellece y ayuda a vivir.

Apostillas a Jesús Cotta.

[Religión y política:] Religión y política no son nociones comparables. En sociedad vivimos y en sociedad estamos a la fuerza. La religión es opcional y voluntaria.

[Religión y testimonio, imposición o tolerancia:] Todas las religiones del libro son testimoniales, obligan a sus fieles a dar testimonio de su fe. Si no, ¿cómo sabríamos los demás su religión?

[Hombre y religión, política, deporte, arte, poesía:] ¿Problema del hombre? ¿El problema del faraón fue mi problema? ¿El problema del de Nazaret y sus seguidores, las Cruzadas, la Inquisición, todo eso fue mi problema, que soy hombre? Y no soy mezquino.

[Religión y JC:] Nada que objetar.

[Religión y belleza:] Materia de historia del arte. Y tan cierto es que la historia no la podemos cambiar como que no la podemos repetir. Todo es pasado. La belleza, como canon, ha muerto y lo que a cada quien le guste ya no es cuestión de historia, ni de historia del arte, sino cuestión de gustos.

Segundas apostillas de Jesús Cotta en su blogpost

Religión y nacionalismo

La religión después del 11‑S


HORA Y AHORA DE LA RELIGIÓN
por Daniel Lebrato

En nuestro civilizado primer mundo la religión iba por la senda del laicismo y de la inserción: monjas y curas vestidos de seglares, papas pidiendo perdón por los abusos intelectuales del pasado. Hasta la pederastia, valga la burrada, es un síntoma de que la Iglesia era humana, humanidad que Pepita Jiménez o La Regenta ya habían puesto en letra. Los mismos movimientos sociales alentaban dentro de la Iglesia, desde la teología de la liberación hasta cristianos por el socialismo. Agnósticos y ateos convivíamos con los creyentes. Fuimos capillitas laicos o antropólogos de andar por casa por el Rocío, la Inmaculada o la devoción a la Virgen del Carmen. Todo era paz y armonía, salvo una espina clavada: la prepotencia de la Iglesia en la vida pública y en la enseñanza, a través de la Ley de Educación que consagraba la privada y la concertada. ¿Qué rompió aquella armonía? El rearme de la religión cuando el Pentágono y servicios de inteligencia aliados tuvieron la ocurrencia de jugar con fuego sagrado, inculcar la fe en Dios en países en vías de emancipación. La historia sucede en los 70 en el interior y en la periferia de la Unión Soviética (Polonia, Irán, Afganistán) y tuvo su expresión en el sindicato Solidaridad, en el papa Juan Pablo II y en la irresistible ascensión de imanes y ayatolas, hasta Al Qaeda de Osama bin Laden, ex agente de la Cía, y hasta el Estado Islámico. ¿Qué postura adoptaron mis amigos los católicos tolerantes y de amor al prójimo, los estetas, los poetas, los arqueros finos de los seises de Sevilla, los del gozo de las fiestas de primavera? Callaron o se dijeron: cuando las barbas de los musulmanes veas crecer, pon tus cruces a merecer. Fueron ustedes, los creyentes, mis amigos, quienes dieron crédito al reparto: de Oriente próximo hacia allá, para el Islam, pero Occidente es nuestro. ¿Nuestro? ¡Hasta las Torres Gemelas!, odisea 2001 por la que ustedes quieren pasar de puntillas, como pasaron por Atocha, en 2014. Con todos sus ejércitos y tribunales, ¿qué podía Occidente contra los pilotos suicidas? Absolutamente nada. En vez de mirar de frente esa paradoja espantosa, los católicos rezaron por las víctimas con Wojtyla y Benedicto 16, imitaron el totus tuus de las iglesias protestantes, y, encima, se permitieron preguntarnos a los laicos si estábamos bautizados para salir en su procesión, donde veníamos saliendo sin problema. Se habían vuelto ustedes intolerantes. Lo único que toleraron fue un reparto envenenado de religiones por cuotas en los colegios donde antes era la cristiana sola y verdadera. Por ahí se colaron familias de mujeres tapadas (cuando la tendencia era en España que hasta las monjas se soltaran el pelo) y, con las tapadas, sus varones barbas a quienes la política pelotilleó con alfombras rojas de cultura y civilización. Tremendo. Fueron ustedes, además de temerarios, soberbios. Les tentó el antiguo dominio de la Iglesia, aquel por el que un papa había pedido perdón a Galileo. Así que, al presente, cuando uno de los suyos invoca el amor, la belleza o la poesía para hablar de religión, ahora ya es tarde. Ustedes quizá podrían volver al decoro razonable, a ser las vírgenes prudentes, pero ¿qué hacemos con las vírgenes necias? ¿Qué hacemos con el orgullo barba, con el orgullo burka, con el suicidismo terrorista? No hay manera de viajar a Túnez como viajábamos antes, a Egipto, a Jordania. Las oenegés vuelven del África, porque hay miedo, y lo de Siria cuela, de momento, por la presión de los Estados Unidos, que, si no, de qué, iban a abrir ustedes, Rajoy o Merkel, las puertas de la confortable Europa. ¡Siente un sirio a su mesa por Navidad! Pues siéntenlo, pero entre unos y otros al pensamiento laico le queda corta la separación Iglesia Estado, que parecía tan progresista. Porque la separación garantizaría los protocolos del Estado, no el de las ultras confesiones religiosas. ¿Tienen ustedes o el ministerio de Interior un detector de extremismos religiosos, un escáner del Islam pacífico? Pues entonces, justos por pecadores, no queda otra que pedir al Estado la progresiva y pacífica prohibición en público de toda manifestación religiosa, empezando por las indumentarias personales. Por último, las apariencias no engañan, los hábitos han hecho al monje y nadie de nosotros dejaría hoy con tranquilidad a una hija en el aeropuerto o en el tren a donde un barbas venga a sentarse a su lado con su sonrisa y con su mochila. En eso ha quedado el amor al prójimo.

Jesús Cotta para el libro De quien mata a un gigante, de Daniel Lebrato

Jesús Cotta. Junio de 2008.

Para Daniel Lebrato sobre De quien mata a un gigante.

Los poemas de la primera parte me han gustado mucho más que los de la segunda, especialmente aquellos que hablan del amor erótico. Me recuerdan a Kavafis, con un toque de Píndaro y de poetas helenísticos. Lo mejor del poemario es la unidad del tono, la voz que adopta el poeta. Es elegante, brillante, vehemente. Es una mezcla curiosa y feliz de tradición griega, arábiga y española. Mirto y arrayán, dos nombres de la misma planta, el primero de origen griego y el segundo de origen árabe. Hay hallazgos felices al romper palabras (aunque en algunos poemas creo que se abusa de este recurso). Me encanta lo de Oh exterminador y el poema dedicado a Jesús. Ha sido un gozo leerte. Tu compañero Jesús Cotta. Sevilla, junio de 2008.