¡GUERRA!

1. Dos axiomas. 1º Todas las religiones han generado guerras de religión. 2º Gana la guerra quien tenga un arma superior. El fuego, el caballo, la rueda, los metales, la navegación, la pólvora, la aviación, la química, la energía nuclear: cada nueva tecnología fue utilizada como arma. Esto es así desde la quijada de burro de Caín contra Abel, hasta la bomba atómica sobre Hiroshima y Nagasaki.
   

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2. Arma contra armas. La última tecnología bélica consiste en el suicidio del guerrero, de probada eficacia después del 11 de septiembre de 2001. Antecedente fue el suicidio de los primeros mártires del cristianismo primitivo contra la holgada sociedad romana. El yihadismo encuentra en el suicidismo su arma invencible. Y quien se enfrenta al yihadismo no se enfrenta a un enemigo convencional ni a un territorio aprehensible, cuya conquista pondría final a la guerra.
   

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3. Estado contra Estado. A Occidente le convendría dejar de llamar presunto o supuesto Estado al Estado Islámico. Si el yihadismo tuviera una personalidad diplomática, podría hacerse con él lo que se hizo con el sionismo al término de la SGM: pactar y darle un territorio como se dio Israel a los judíos en 1948.
   

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4. Política exterior. Sin descartar esa solución territorial, la victoria vendrá por acabar con el fanatismo de raíz, y no un poco de fanatismo, no este o cierto fanatismo sino acabar con las bases de todo fanatismo que dan justificación al uso de la fuerza, lo que significa la vuelta a casa y la inmediata retirada de todos los ejércitos que hay ahora mismo en operaciones bélicas internacionales. Seguiría habiendo guerras, pero serían guerras locales, civiles, tribales, lejanas.
   

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5. Política interior. Visto el gran fracaso de lo que se viene haciendo, que es distinguir entre religiones buenas y religiones malas y entre creyentes buenos y creyentes malos o fanáticos, habría que prohibir la religión en público o las religiones públicas. Seguiría habiendo fanatismo, sectas, iglesias o confesiones pero sucederían en un ámbito doméstico, estrictamente privado (como sucede con el voto, que es secreto, o son secretas otras creencias que hay derecho a tener): ninguna fe, ninguna religión, ningún creyente saldría perjudicado por el Estado de religión cero cero.
   

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6. Creyentes y laicos. Ojalá nuestros amigos los cristianos y católicos de España fueran primeros en sacar su Iglesia del Estado para que, con la Iglesia, salgan otras religiones que nunca debieron entrar en nuestra vida.

Los creyentes, 16 11 2015