costumbrismo

 

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Julio Llamazares, Tremendismo[1], El País 16 de julio 2016

COSTUMBRISMO

No es plan hacer una tesis, que ya está hecha, sobre el costumbrismo. Basta recordar que, como hijo de la Ilustración y del “todo para/por el pueblo pero sin el pueblo”, el costumbrismo romántico y realista pecó siempre de lo mismo: criticar al pueblo como si el pueblo fuera gestor de sí mismo, dueño y señor de sus manifestaciones populares. [Del artificio se salvan pocos: Larra (1809‑37) y el costumbrismo crítico de José Gutiérrez-Solana (1886‑1945), el pintor de la España negra (1920).]

De estirpe costumbrista es el artículo de Julio Llamazares, construido con voluntad de estilo: mientras los mientras | este país seguirá siendo tremendista y tremendo | como en su historia y como ahora. Son 19 premisas que hemos reordenado y numerado por unidad temática. Quince se refieren al pueblo en general (1‑15). Tres a la clase alta o dirigente de la política y de la economía (13‑15). Una a la puesta en escena carcelaria (16) (?). Dos a las nuevas tecnologías (17‑18) (?). Y otra última a la literatura (19) (?). Ya la mezcla caótica y un poco absurda da que pensar a quienes creemos, a lo Manuel Machado (no se ganan, se heredan elegancia y blasón), que no se tienen, se adquieren, cultura y educación. Y al pueblo español se le está haciendo creer que es él, por herencia, quien tira de las llamadas costumbres o tradiciones que cristalizan en las fiestas. Cuando es al revés. Desde el Gobierno de España, desde el Ministerio de Cultura, desde las televisiones públicas, desde las concejalías de fiestas mayores, cultura o turismo a través de subvenciones con dinero público y declaraciones de fiestas de interés tal y cual, más o menos patrimoniales y bienes culturales, a veces también mediante escuelas de tauromaquia, instrucciones de uso y seguimiento de las fiestas (vean, si no, la exaltación de los sanfermines en la 1 de Televisión Española), es así, sin cuestionar las bases pedagógicas de la alienación, como tenemos el pueblo que tenemos.

Hay dos puertas y ninguna la abre Llamazares. Que los de arriba lo hagan todo por los de abajo, dando ejemplo, o que los de abajo tomen conciencia, lo que no pasa sin ayuda de las fuerzas de la cultura. Porque el pueblo solo qué sabe. Meterse con él es como meterse con los más pequeños. Que apunte Llamazares hacia arriba, que ya verá cómo arreglándose la moral pública de las clases dirigentes, el pueblo irá detrás quiera o no quiera. No es marxismo: es la pedagogía jesuítica. ¿Queremos que el pueblo sea consciente o queremos la vieja edición del pan y circo? ¿Interesa que el pueblo hable bajo o que siga hablando a gritos para luego decir que España es el país más ruidoso del planeta? Lo cual, decir España, es no decir nada, porque en palacios y sacristías bien que se habla bajito. Y bien que se genuflexan españoles ante sus majestades, como bien saben sus señorías.

 

 

Todos los mientras de Julio Llamazares en Tremendismo[1], El País 16 de julio 2016

–Premisas mientras (1.fiestas, 2.educación‑sociedad, 3.cultura, 4.política‑economía, 5.justicia, 6.tecnologías, 7.literatura)

fiestas

  1. Mientras[2] en España siga habiendo personas que mueren en las plazas de toros o corneadas en los encierros y las vaquillas que se celebran por todas partes.
  2. Mientras nuestra fiesta más internacional sean los sanfermines de Pamplona, exaltación de la testosterona y la manada, no solo en los encierros matinales, sino durante todo el día y la noche,
  3. Mientras nuestros festejos tradicionales consistan en arrojarse tomates unos vecinos a otros, tirar petardos, descabezar a gansos colgados por las patas de una cuerda para diversión del público, empujar toros al mar para lo mismo, bañarse colectivamente en vino, reventar caballos al galope en romerías a vírgenes a las que nadie visita luego[3] o participar en competiciones consistentes en ver quién come más huevos, más albóndigas o más kilos de fuet.
  4. [18] mientras la diversión se identifique con el exceso en cualquiera de sus manifestaciones,

educación, sociedad

  1. [19] mientras la vulgaridad se admire y mientras la manada mande.
  2. [15] mientras la mala educación esté bien valorada socialmente y al revés: la buena educación considerada un signo de debilidad,
  3. [17] mientras escuchar al otro se tenga por extraordinario,
  4. [6] mientras en la televisión y en los bares nadie escuche a los demás,
  5. [11] mientras continuemos siendo el país más ruidoso del planeta,

cultura

  1. [7] mientras la mitad de la población no lea el periódico ni un libro en toda su vida,
  2. [10] mientras la mayoría de los españoles se jacte de no tener el más mínimo interés por la ciencia (ni por las humanidades),
  3. [16] mientras se considere una excentricidad hablar y escribir con corrección,

política y economía

  1. [4] Mientras en nuestras instituciones sigan estando personas convictas o investigadas por corrupción a las que sus seguidores continúan votando,
  2. mientras la evasión y el fraude fiscal estén bien vistos por muchas personas, depende de quién sea el defraudador (“¡Yo haría lo mismo que él si pudiera!”, declaran con admiración algunos),
  3. [13] mientras seamos el primer país del mundo en piratería,

justicia

  1. [5] mientras nuestros estafadores más conocidos entren y salgan de la cárcel como si fuera su casa,

tecnologías

  1. [8] mientras las redes sociales sean una radiografía del odio, el insulto y la bestialidad,
  2. [12] mientras tengamos el mayor número de teléfonos móviles por habitante, todos sonando a la vez,

literatura

  1. [9] mientras el esperpento1 y la picaresca1 sigan siendo nuestros dos géneros identificativos,

–Premisas como: como a lo largo de toda su historia, por más retórica que le echemos, como ahora ante el torero muerto.

Tesis: Este no será un país normal. España no será un país normal. Este no será un país normal. Estaremos en las instituciones europeas, pero no somos un país normal. Este país será lo que sea, pero no será normal. Seguirá siendo tremendista1 y tremendo.

 

[1] Tremendismo, esperpento y picaresca : Pascual Duarte (1942), Valle‑Inclán (1920) y Lazarillo de Tormes (1554)

[2] El mientras más famoso de la literatura española sigue siendo el de Luis de Góngora (1561‑1627) en su soneto Mientras por competir con tu cabello.

[3] A las vírgenes, ¿por qué habría que visitarlas y con qué frecuencia, según él?

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