
LA IMAGINACIÓN
La humanidad ha dejado de creer en la revolución. Es lógico. Las revoluciones traen un recuerdo de sacrificio y muerte. Lo que no entiendo en generaciones educadas entre dibujos animados, ciencia ficciones y videojuegos, donde todo es posible, es que hayan perdido la imaginación, la facultad de soñar. Por ejemplo, un mundo sin clérigos y sin soldados. Otro día será sin políticos, sin periodistas sus transmisores, sin profesores como yo. Pero para empezar no estaría mal que nadie toque las partituras de dios ni de la patria. Unos, por no creer y, otros, porque, creyendo, cómo se puede confiar la fe en lo sagrado a semejantes intérpretes. Agradecerles los servicios sería suficiente revolución.
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