¿RELIGIÓN? NO, GRACIAS.

¿RELIGIÓN? NO, GRACIAS.

Aplicándonos a España y al catolicismo, la religión nos divide en:

  1. Personas que creen en la existencia de un ser que llaman dios.

  2. Personas que creen en Dios y pertenecen a la Iglesia.

  3. Personas que asisten a los oficios periódicos, misas y fiestas de guardar, y aplican en sus vidas el catecismo, la doctrina.

  4. Practicantes sociales. Personas que acuden y ocasionalmente convocan a bodas, bautizos y comuniones (la BBC, que dicen los fotógrafos) y funerales.

  5. Practicantes pasivos. No creyentes educados en la religión que acuden con conocimiento a citas o fiestas religiosas (BBC, procesiones de Semana Santa, Rocío).

  6. Público no iniciado. Mirones, curiosos y turistas de fenómenos religiosos, a los que asisten sin cultura religiosa previa.

  7. Personas que ven en la religión y en actos religiosos una fuente de ingresos o de negocio o un banco electoral donde ganar votos.

  8. Agnósticos. Teóricos que ni saben ni contestan sobre la existencia de dios.

  9. Teóricos que niegan la existencia de dios.

  10. En política, partidarios de la separación Iglesia Estado con la privatización del fenómeno religioso y el sometimiento de las iglesias a las leyes del Estado (educación, derechos de reunión, manifestación, etc.).

  11. Postura radical partidaria de prohibir cualquier signo externo de la religión (medallitas, crucifijos, velos o burcas) que añade a la privatización la privacidad más absoluta, para que sea cierta la vuelta al creyente original (número 1 de esta lista de 11).

Es fácil ver que estamos ante una gama muy amplia de posturas y grupos. Estos grupos son espacio y son tiempo: el que ha pasado por nosotros desde que éramos chicos y nada más nacer nos pusieron el nombre de un santo (no podía ser de otra forma), nos bautizaron sin consultarnos y a partir de ahí la evolución que cada uno haya ido teniendo. En la reciente historia, Franco y la Constitución de 1978 han dado amplios poderes a la Iglesia, omnipresente en la vida civil y en nuestra vida social. Movimientos de signo contrario, teóricos o practicantes de una religión laica o progresista ha habido dos: bajo el franquismo, el movimiento cristianos por el socialismo (Alfonso Carlos Comín), rama española de la teología de la liberación, y, en los ochenta, la antropología de la religión, estudios y ponencias de enfoque laico con justificación social y ánimo de integración en el fenómeno religioso: sociología de Semana Santa y Rocío, búsqueda de las raíces paganas del calendario y fiestas religiosas, lo que a la larga llevaba al sostenimiento intelectual del fenómeno religioso y de quien lo administraba, la Iglesia. Este experimento progresista se fue enfrentando a partir de 1982 con el papado de Carol Wojtyla y con los mandatos del PP (1996‑2004; 2011‑), y en ello estamos: contra el aborto, contra el matrimonio homo, objeción de conciencia, defensa de la familia numerosa, lemas ultraconservadores de que se han hecho eco hermandades y cofradías que han dejado a los progresistas de la antropología y de la sociología religiosa con el culo al aire. Justificar hoy el Rocío por el culto a Mitra o la Virgen del Carmen como culto de agua no tiene el mínimo sentido. Es hora ya de ponernos en nuestro sitio (laicos y radicales) primero como personas, después con el colectivo de nuestra área de influencia y, en política, votando en consecuencia. En estos años el rearme de la Iglesia ha ido al rebufo del radicalismo islámico y a nosotros ya no nos queda más que ¿religión? no, gracias, ninguna, game over, se acabó el partido. Ni que sea el día de la patrona de mi pueblo ni los barquitos, qué bonitos el día del Carmen. Tolerancia con la intolerancia, cero, cero.


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