EL JUEGO DE LA OCA
De Podemos a pudimos, y tiro porque me toca.
Lo que diferencia a Podemos de la izquierda clásica es que la izquierda se basaba en un fantasma real, el que recorría la Europa de las clases sociales y de la lucha de clases del Manifiesto comunista, a mitad del siglo 19, mientras que Podemos se basa en un fantasma ideal, que fue el Estado del Bienestar, de un siglo más tarde, que la vieja izquierda no supo criticar ni combatir. Hijos del Bienestar, del 15‑M y de la minoría mileurista (habiendo, como había, muchos más quinientistas y trescientistas), del Bienestar, le viene a Podemos lo mejor y lo peor. Lo mejor: ¡Stop desahucios! Y lo peor: propuestas del tipo que el rey se presente a elecciones a la corona (Pablo Iglesias), las tres condiciones para negociar con el PSOE de Susana Díaz (Errejón) o la sindicación de las putas (Ada Colau). A estas propuestas en vigor, podemos añadirles otras más, ya caducadas, como someter la Semana Santa a referéndum (Begoña Gutiérrez). Pero, sobre todo, y con tanta cagada, ha caducado el proceso constituyente que pusiera fin al Régimen de la Transición o a la España del bipartidismo y de la corrupción, con PP, PSOE y Casa Real, Trío Lalalá o Blablablá, por cómo nos quieren hacer bailar a su ritmo y por cómo dominan los medios de expresión. Esta renuncia a subvertir un orden (no el orden), ha marcado el fin del sueño de Podemos. Sus cabezas visibles han caído en la trampa del programa que les estaban tendiendo los medios afines al PSOE. Sus dirigentes hablaron y hablaron, y en poquísimo tiempo Podemos ha pasado de ser una marca única, a ser un producto más. ¡Qué lástima! Porque un fenómeno así necesita una nueva generación (quince años), para repetirse. Dentro de poco, tendremos una España a tres o a cuatro partidos que harán la misma escena que venía haciendo el bipartidismo. Si a alguien le parece eso excitante, adelante. Yo ya no los votaría (ni a los cuatro ni a los cinco). De oca en oca. De Podemos a pudimos, y tiro porque podíamos. Ya no podemos.
Daniel Lebrato, Ni cultos ni demócratas, 11 del 4 de 2015
