Semana Santa

El otro día nuestra amiga nos preguntó por qué nos gustaba la semana santa. No supo uno qué contestarle. La semana santa es como el rocanrol para los Rollins: it’s only rock and roll, pero me gusta. Estamos de acuerdo en que, desde hace mucho, lo peor que le ha pasado a la semana santa son los intentos de apropiación por los distintos grupos que la tienen como suya: cofrades, creyentes, jerarcas de la Iglesia y de la política, periféricos de una cultura tenida por cultura, arte, exaltación de los sentidos, costumbre o tradición, además de negocio, vacación y hostelería.

Desde el papa al cristianillo de base, quienes se creen con más derechos, son los círculos de la Iglesia, hábil como siempre para tragarse lo que sea y con la cara que sea con tal de seguir siendo Iglesia. Hoy con el aborto, mañana con lo que venga, lo peor de este círculo integrista y cerril lo hemos alimentado los laicos, estetas y diletantes que creíamos que lo multiculti era posible. Después nos dieron con la Alianza de Civilizaciones y con las Tres culturas en la cabeza. Si el Islam puede tapar a sus mujeres, el resto (ultracatólico) está servido. Y ahí nos fundieron los plomos.

Hoy, no nos queda más que pedir la privatización de la semana santa (ninguna participación en público de la política) y la financiación de las cofradías con cargo a sus cofrades. Bastante es que se las deje procesionar con cargo al derecho de manifestación y que dejen luego las calles bien limpitas. En cuanto al calendario, ya está bien que las fiestas móviles desestructuren el calendario y los trimestres laborales y estudiantiles. Con la lógica de sus tres culturas, no digo nada si, encima, prefiriéramos el calendario musulmán. ¡Ah, y arte no hay tanto!

La reproducción en serie de un modelo (pasos, imágenes) se llama artesanía. 

Un comentario en “Semana Santa

  1. Qué bien estaría, Señor Jesús, que te dieras una vuelta por aquí, de vez en cuando, y pudiéramos rozar tu túnica también… Falta nos haces, pero no rebozado en oro.

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