La enfermedad del islam.


Abdelwahab Meddeb (Túnez 1946-2014 París) fue editor del diario literario internacional Dédale y profesor de literatura en la Universidad París Nanterre. Suyo es La Maladie de l’islam, La enfermedad del islam (2002), libro que despertó considerable interés y ha sido multitraducido. Meddeb discute la relación histórica entre el islam y Occidente frente al islam político. También publicó Contre-Prêches, Contra sermones (2006), crónicas a la comunidad franco parlante en África del Norte.


He aquí algunas crónicas contra sermones sobre la enfermedad del islam, de Abdelwahab Meddeb:


De chico, en Túnez, en los años cincuenta, vi mujeres que se quitaban sus velos incluso en mi círculo más tradicional. Imagínense qué sorprendido estuve de evidenciar el regreso del velo en París, ciudad de luz y libertades. Hay un mundo entre el velo tradicional y el velo ideológico de Yakarta hasta París. Solo en el Magreb podemos ganar la batalla cultural mundial gracias a la influencia francesa.

Gran Bretaña está pagando y hace pagar el precio de su tolerancia hacia estos sembradores de disensión, de problemas y de condena apocalíptica. La tradición democrática del país que dio el habeas corpus, no se discute. Pero este principio no debería ser implementado hasta socavar el derecho de otras personas a la vida. Ningún criminal peor como el que no siente culpa después de cometer su crimen, sino que alberga la ilusión de que ese crimen le traerá recompensa divina.

Imagínense representantes de varias civilizaciones sobre el presente y el futuro de la humanidad. ¿Qué puede ofrecer el árabe musulmán? Nada, salvo el sufismo, quizás. A menos que tomen una nueva dirección, la civilización árabe se unirá a las grandes civilizaciones muertas.

No depende de Europa el adaptarse al islam. Depende del islam aprender a aceptar la crítica, incluso la crítica más ofensiva, sin revertir actos sangrientos de venganza.


La sociedad islámica solía ser una sociedad encantada en el placer, en el amor a la vida. Hoy día, se ha convertido en una sociedad puritana con odio hacia la sensualidad. La tradición de exaltar el cuerpo parece haber desaparecido de tierras devastadas por gente medio analfabeta afligida de resentimiento, mientras que los occidentales han liberado sus cuerpos de las represiones. Quienes se adhieren al islam no son conscientes.

Sobre la inferioridad de las mujeres, la única solución es reconocer que todos los versos del Corán respecto a las mujeres están obsoletos. Qué pueden hacer ante un verso del Corán que establece la superioridad de los hombres sobre las mujeres (verso 34, Sura 4): “Los hombres tienen autoridad sobre las mujeres porque Dios ha favorecido a uno por encima del otro”. Hoy día, muchas mujeres claman estar regresando a sus orígenes islámicos. Esto solo puede implicar que aceptan su condición de subordinadas. Se nos dice que las mujeres que se ponen el velo son responsables de sus decisiones y desean tomar parte en la islamización del mundo moderno. Este fenómeno es otro nudo en la cadena y hay que cortarlo sin la esquizofrenia de buscar la libertad mientras se refuerza el estado de subordinación.

En cuanto al velo, se está tornando universal, ya que los canales de televisión por satélite árabes toman parte en propagar esta costumbre esparciendo sentimientos de culpa. El velo es la encarnación de leyes que legitiman la desigualdad de los sexos. Mujeres musulmanas, ¡quemen sus velos!


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