SEMANA SANTA en SEVILLA (SSS). No se crea tanto arte ni se crea usted tan artista. El noventa por cien de lo que sacan las cofradías a la calle es artesanía o composición reciente. Las fotos que usted haría ya están hechas. No pierda el tiempo queriendo hacer fotos de arte originales.
Un ejercicio de crueldad. El mapa del esfuerzo para sacar los pasos a la calle en Andalucía se divide en dos, costaleros y cargadores, y estos, a su vez, bajo faldones, como en Cádiz, o al aire en fila penitente, como en Málaga. En Sevilla, hermandades nobles y aristocráticas se encapricharon de invisibles costaleros que fueran cargando sobre el cuello, en vez de cargadores sobre el hombro que aliviarían la carga entre izquierdo y derecho lado, de donde las trabajaderas horizontales, en vez de las andas verticales, que todavía sobreviven en las maniguetas de las esquinas, ya sin función de carga. Al costalero cargador del puerto le quedaban unas heridas llamadas tomates y unas lesiones cervicales de las que las hermandades no querían ni oír hablar. Con ayuda de los faldones, se tapaba a la gente de abajo y con incienso y flores ya no olía a sudor. El resultado, jodido abajo y milagroso arriba, es que las imágenes ¡andaban solas! Esa estética, de la invisibilidad del esfuerzo y del sudor, se ha vuelto ostentación desde que los señoritos del gimnasio y de la dieta asumieron el trabajo costalero. La SSS empieza en por qué no sacan los pasos sobre ruedas y acaba en un ejercicio de crueldad.
El Martes Santo que fue el 17 de abril de 1973 (50 años pasados), treinta y seis universitarios de la hermandad de los Estudiantes sacaron en peso el paso del Cristo de la Buena Muerte. Empezó el orgullo costalero, que lo primero que cambió fue el uniforme, el costalero look: medallas, camisetas, costales y zapatillas pasan a ser el equipo de un grupo de élite dentro de la hermandad. Posan como una selección para hacerse fotos y carteles, el capataz como si fuera su entrenador. Ahora a sus criaturas en el carro de bebé los visten más que de niños nazarenos, de costaleritos, disfrazados los llevan con faja y con costal, donde la antigüedad es un grado. La ostentación costalera no está reñida, sino al contrario, con la trivialización del esfuerzo, todo es compatible con ligar y con el bar y con fumar, por ejemplo.
Dicho lo cual, la SSS gana con ventaja a cualquier otra que se le ponga por delante. No es penitencial, como los Picaos de la Sonsierra. No es severa, como la Semana castellana. No es legionaria, como la SS de Málaga. No es evangélica, como los misterios autos teatrales de la Pasión. Es apta para creyentes y no creyentes. Solo la supera, con menos cristos y con más orujo, San Genarín de León.
Este es el Pregón de Semana Santa por Sevilla que hizo Daniel Lebrato en el instituto La Paz vulgo Veinte de Sevilla el viernes veinticinco de marzo y de Dolores de 1994. #(Bocinas) COMENZÓ HABLANDO de otras pasiones, cruces de los trabajadores a la calle en Gillette, Santana, Santa Bárbara, Dragados. Aludió a la vieja cuestión del poderío y riqueza de las hermandades frente a las miserias de la gente y lo resolvió, por contraste, según los modos de la fiesta. Recordó a Machado, Cantando la pena, la pena se olvida, y al sur de Cernuda que llora mientras canta. Hecho el recordatorio de las cruces contemporáneas, usó la venia y se presentó a sí mismo como “capillita ateo, peor dicho agnóstico”. A continuación añadió sus reparos personales frente al pregón en sí, quiere decir como género. Se distanció de toda oratoria décimo nónica, del tono forzadamente apologético y de la abrumadora exhaustividad (: ombliguistamente sevillana) que obliga al pregonero a no olvidarse de ninguna de las ¡57 hermandades! que procesionan. Fue su lema: «Si yo no me parezco al pregón, que el pregón se parezca a mí», para luego seguir #(Cruz de Guía) DICIENDO CÓMO DE CHICO jugaba él a cofradías por el pasillo de su casa a base de cartuchos de papel con un palillo atravesado, que eran nazarenos, y un par de cajas de zapatos y algún muñeco, que eran los pasos. Sugirió a los fabricantes de juguetes la patente de pasos teledirigidos, al modo de esos coches que venden por navidad. Recordó su barrio del Arenal. Se imaginó niño de diez años un domingo de ramos. Trompetas y tambores vinieron en su busca. Acude entonces como aquel niño de las Soledades de Machado y se pierde entre el gentío y el aire polvoriento y las candelas acaso también buscando a Dios entre la niebla. Pero no vio cruz de guía, sino estrella como rey mago, estrella, sublime Estrella de Montañés y San Jacinto. En el procesionar que va hasta la Campana se ejemplifica luego la sociología de una ciudad. Menestrales y clases medias de Triana, nueva burguesía de Reyes Católicos, ricos y pobres del embudo de San Pablo, comerciantes y funcionarios de Magdalena y Campana (aunque este más parece análisis neo marxista, que propio de un niño de diez años). En fin: DUALIDAD (GÉMINIS : DOS) dentro del casco antiguo y dualidad casco antiguo / barrios. Viene después la Borriquita, hermandad de madres que meriendan en Ochoa, y el Amor. El niño quiere crecer, parecerse a los de negro, más esbeltos y serios. Los borriquillos no le interesan. Para multiplicar el prodigio, le falta un guía callejero, y lo encuentra en el Pograma (del ABC, que cualquier otro es más caro). (APRENDIZAJE URBANO:) Descubrir entonces que la calle Tetuán es como Dios, una y tres: Tetuán, Velázquez, O’Donell; que Odreros no es Boteros; que si Alemanes, Placentines, Chicarreros; en San Bernardo, Gallinato, Almonacid, Demetrio de los Ríos; nombres, en fin, mágicos y dolientes: Cabeza del rey don Pedro, Santa María la Blanca, Levíes o esa insólita plaza dedicada al malo, a Pilatos. Y aprende uno las horas del día, que no son doce ni veinticuatro: Mañanas blancas el Domingo de Ramos, ocres el Jueves en San Lorenzo y el Arco; mañanitas bullangueras del Tiro Línea, del Cerro. Mediodía en San Gonzalo donde Casimiro viéndolas venir echando una cerveza, y los amigos. Las tardes de San Esteban, Santa Marta y Buena Muerte, única vez que los Estudiantes se recogen temprano. Noches, las de el Salvador. Madrugadas del que con Gran Poder y Silencio carga la cruz hasta el Calvario. Despuntar el sol por Sor Ángela y, si el cuerpo aguanta, unos churros en el Puente frente al Barranco y el día ya, y Triana en su Pureza. Para todo tiene esta semana Siete Palabras: Aurora, Anunciación, Salud y Buen Viaje, Sed, Cena, Oración, Buen Fin. #(Ciriales: Todas las semanas santas del mundo, agrupadas en doce como apóstoles para una Cena) Primera (Simón Pedro): La exhaustiva y callejera (=PODER CATÁRTICO DEL CANSANCIO) contra la guardería infantil de los palcos. Segunda (Andrés) La hermandad de uno, el barrio (=EL EQUIPO). Tercera (Santiago Zebedeo): Salir de nazareno. Mesura penitencial: prohibido flagelarse o ensangrentarse los pies; de mal gusto cargar cruces tan tan pesadas que parezca el penitente el peor de los mortales: rompe la uniformidad y cae en soberbia. Ver sin ser visto y elegancia (=CARNAVAL VENECIANO= DUALIDAD CON LA FERIA DE ABRIL= capirotes para los niños / volantes para las niñas). Cuarta (Juan): La del creyente. Hubiera sido uno cristiano de base o de liberación. Objeción: la semana es contrarreformista y juanpablera, aunque se lo trague todo, también al ateo antes dicho agnóstico. He ahí la [Anti]saeta de Machado, quien no entendió a su pueblo y a quien no entendió Serrat. Lo mismo da: sobre los dos se inspira el himno de los Gitanos, nunca por desenclavar, como pensó el poeta, porque nunca fue crucificado, sino con su cruz a cuestas. Sevilla es la ciudad del ir uno detrás de otro a por igual singularizarse y protegerse en el grupo (=LOCOS POR EL DESFILE = CORPUS, ROCÍO, HERMANDADES DE GLORIA). Quinta (Felipe): La semana del arte: Haberlo haylo, pero con tendencia a la uniformación, al canon anacrónico y, por tanto, a la ARTESANÍA (OMNÍVORA, DE BUEN GUSTO Y METABÓLICA). Pero son lamentables los pasocristos torpemente reconvertidos a de misterio a base de romanos, caballos y otros sayones, pasos de dudosa obediencia estética, si no bíblica, como el del Buen Fin, o el Desamparo del Cerro, crucificado del siglo 17 al que la hermandad se empeña en amparar con imágenes de ningún mérito y entre sí contradictorias, pues no se sabe dónde apunta cada uno. Como el caballo (¿del Cid?) de las Tres Caídas de Triana, a propósito puesto para eclipsar al Cristo y que este a su vez no eclipse a la Esperanza, que es de lo que se trata. Al revés, se agradecen el Cautivo de Santa Genoveva y el crucificado de la Sed, que procesionan exentos. Vienen a colación las vírgenes y los desaguisados de Castillo Lastrucci: esa trianera que vemos ni es de Astorga ni es de 1815, como la del Rocío del Beso de Judas plagia descaradamente a la Macarena. Y aunque esta imitatio no es nueva (el Calvario se le exigió a Ocampo a hechuras del de los Cálices de Montañés), no vale lo mismo lo antiguo que lo moderno. Hoy en escultura lo que se considera es Chillida, por ejemplo, y ya se ve cómo entiende el pueblo su vanguardismo A la Tolerancia en el Muelle de la sal: para urinario público o muro de las lamentaciones, es decir, pintadas y grafitis suburbanos. Como anacrónico y artesanal es, por último, el agitanamiento de las vírgenes, se diría bronceadas con rayos infrarrojos, que responden al modelo matalascañero años sesenta y no al tópico de mujer rubia y pálida de los siglos de oro, antigüedad, por cierto, que las hermandades se esfuerzan en reclamar. Verdad que el anacronismo tampoco es nuevo: ya los sanjuanes del 1600 se parecen al galán de moda en la época de los Austria y nada al que acompañara a la Virgen caminito de la Amargura. #(Las edades del hombre) Sexta (Bartolomé): El costalero como catecúmeno y la trabajadera como INICIACIÓN masculina igual que la prueba bajo las andas del Rocío para los almonteños. Exaltación de la virgen madre, no esposa (a la que cabe menospreciar) ni mucho menos “la otra”. Edipo colectivo. Cada año destacan más esos tronos de luz y flores que son los palios, y menos el primer paso: Sevilla, ciudad mariana, sí, pero ¿cristiana? Séptima (Tomás): Mujeres: a) Nazarenas: está por ver qué modifican; de momento, nada: engrosar las filas procesionales y dar imagen conciliar a las cofradías. Ya eran admitidas en b) las bandas de música, primeras piernas y blusas. c) De mantilla: mucho luto y velo negro para luego esas pechugas descotadísimas, aunque eso sí: un joyel crucífero disimulará oportuno la generosa canal. d) Novias: del costalero o del nazareno a quien dan conversación o bocadillo. e) Madres (maris o marujas), muchas veces detrás de los pasos como cediendo matriarcado al infantilismo de la capita o de la fuerza masculina. Paciente grupo que declina por unos días la religión en los varones, son las que llenan, si se llenan, las iglesias. Por incultura y marginación de siglos, para ellas sigue siendo cierta la devoción iconográfica del “ojos que no ven, corazón que no siente” que explica la semana. En la procesión acarrean a cara descubierta la intrahistoria de los barrios, las miserias de un año: el hijo que se fue, la que se quedó preñada, el marido que bebe, el otro con la droga. El paro. f) Mariquitas, a menudo camareros o vestidores de vírgenes (=eunucos para el tabú de la imagen desnuda). Y g) las putas, también ellas con un sitio por un día. Octava (Mateo): Los niños caramelos y bolas de cera (=CABALGATA y DAME ALGO tan de esta tierra). Penitentes en carrito y con dodotis (=ASOCIACIONISMO Y TRADICIÓN: =bautizo o filiación a Sevilla o Betis sin contar con el interesado). Novena (Santiago Alfeo): cocacolos y pandillas: la Madrugá de madrugada, ¡tanta virginidad perdida yendo a ver vírgenes! (=TRANSGRESIÓN Y LIBERTAD = Nochevieja, Inmaculada, Lunes de Feria). Décima (Tadeo): Los viejitos con sus sillas en la calle y los balcones. Undécima y terrible (Simón Cananeo): enseñarle la semana a un forastero que no se entera de nada. Ese compromiso nos obliga a ir un poco de enteraos, lo que nos acerca peligrosamente al grupo de capillitas pitagorines, gregarios en sus tertulias y grupos jóvenes cofrades, cuya semana es ya la Duodécima y por ventura pasajera (Judas Iscariote): con sus nombres geminados «Sombra y Luz», «Luz y Cera», «Incienso y Cruz» y ese afán por saberlo todo, hasta lo que no tiene gracia ni mérito. Sarampión primerizo, la pelea de esos gallos habrá de fatigar nuestros oídos y ondas radiofónicas. #(Primer Paso) Lo que se sabe: LA GRAN FIESTA DE PRIMAVERA COMO TOTALIDAD: Se explica, o no, por vía instintiva o emotiva y racional. La Semana Santa SE VE, SE HUELE (azahar, incienso, ocasión única en que el sudor huele a flores), SE COME Y SE BEBE: Bares como la Antigua Casa Ovidio, por la trasera de San Lorenzo, donde no sirven tapas de carne los viernes de guardar. Bares palco donde cargar otra Cruz[campo]. Está por hacer la Guía Gastronómico Estratégica de la Semana de Sevilla. SE TOCA: a) a las imágenes en besapiés y manos (pañolitos exagerados frente al contagio del SIDA, b) a los respiraderos del paso y c) al que está a tu lado en una bulla (=INICIACIÓN Y EXPERIENCIA ADOLESCENTE). No es malo retranquearse delante de las imágenes: soluciona en parte el problema de la masificación y añade a la fiesta el morbo del pisotón, la claustrofobia, el verse arrollado (=PELIGRO =SANFERMINES). SE OYE: Músicas militares (Abel Moreno, la Guzmán el Bueno), villancicos («Campanilleros»), flautas rocieras, gaitas, palillos, pasodobles, sinfonía y regionalismo («Soleá dame la mano», más bolero y más sensual, imposible); saetas heterodoxas como las de «San Juan con el deo tieso y la cara de coraje, parece que está diciendo Salida de carruajes» o esa Sagrada Cena según un pueblo matriarcal que pasa hambre, en que Jesús a su madre (ni apóstoles ni nada) «de cenar muy bien le dio; fue la cena tan colmada que en ella nada faltó». O el lenguaje de capataces, contraguías, cuadrillas («A esta es», «Tos por igual», «Al cielo con Ella», el «menos paso quiero» o el enigmático «¡Antonio, escúchate!») Los tres toques del llamador. El muñidor de la Mortaja, insólito asomo de las maneras de Valladolid en Sevilla. Y quien dice VER Y OÍR DICE CALLAR, callar mucho, callar. #(Paso de palio) Hay que buscar el duende, el pellizco y, más exactamente, los VELLOS DE PUNTA =EL MISTERIO= lo que no entiende el extranjero cuando pregunta «¿Por qué no los llevan, los pasos, con ruedas?» Para que no se escape el misterio hay dos inconvenientes propios, intrínsecos a la fiesta: la ubicuidad imposible (¿Quién ve a la vez las entradas incompatibles de Estrella y Amargura?) y lo efímero (=LAS FALLAS) multiplicado, como la Feria o el Rocío, por esa tendencia sevillita a que el prodigio, la juerga, dure una semana. Las hermandades alegres corrigen en parte lo rápido que pasa todo con esos conatos de entrada o entradas falsas de sus imágenes que ya dentro del templo salen y entran y vuelven a salir como no queriendo irse. Es algo también teatral, como el bis o el tris que reclama el público y se concede desde la escena. Inconvenientes extrínsecos, evitables y corregibles: la estandarización de las hermandades, que en exceso se copian unas a otras según muy pocos cánones, Macarena y Gran Poder sobre todo. Peligro también en la no pertinencia de algún público que no sabe cómo, cuándo, por qué. PARA LOS VELLOS DE PUNTA conviene MÁS QUE la Paz por la Plaza de España, la primera cruz de guía en la puerta. MÁS QUE la virgen del Museo en el andén (siempre acera) del Ayuntamiento, la Vera Cruz por la esquina de calle Baños. MÁS QUE la cruz de carey de las Penas o El Corte Inglés de fondo por Virgen de Buenos Libros, la entrada en San Vicente, todo a oscuras. MÁS QUE los lugares recomendados y MÁS QUE la Candelaria por los jardines Murillo, esa misma virgen por San Gregorio y contra las murallas del Alcázar. O la Bofetá por Cardenal Spínola. San Gonzalo en las hermanitas de los pobres. MÁS QUE los figurines natalicios del Cerro, la bullilla del Cerro esa misma mañana. MÁS QUE el palio de la Virgen de la Cabeza, el Cristo de Burgos por San Pedro. ANTES Montesión por su plaza, que las Cigarreras por Sebastián Elcano. La Quinta Angustia y Valle. ANTES QUE los cocacolos con su lata de Cocacola ajenos al Silencio, el silencio del Cristo del Silencio. MÁS QUE las bullas de la Macarena, la gente por San Bernardo, la Triana por el Pópulo, Manuel por San Román. Y las alpargatas negras y las sandalias, mejor que botines y relojes digitales. Y el Cachorro… #(El Aguador) NO el alcalde que preside y todo el mundo sabe que es el alcalde. NO el arzobispo que más o menos lo mismo. NO en las juntas de hermandad. NO en el resucitado que sabe la gloria que le espera. SÍ en la gente que todavía ese segundo domingo, octavo día, sigue con ganas de pachín pachín y atiborra calle San Luis. Misteriosa entraña que toda la ciudad es la misma y no es igual. NO en este ni en ningún pregón de los posibles. SÍ en vosotros y en el hombre que al día siguiente va y apunta en la pizarra: quedan 364 días para Semana Santa. Dios lo quiera.
