
La controversial relación entre los tatuajes y la moda
El tatuaje ingresó a Europa hacia 1700, cuando luego de una expedición a Tahití, los barcos regresaron a Londres con aborígenes repletos de tatuajes, incluso en el rostro, para luego ser exhibidos en la ciudad. Tan llamativo fue ver los cuerpos de estas personas, que no tardaron en surgir los imitadores, y el tattoo, como todo lo que comienza marginal, terminó siendo asimilado hasta llegar a hacerse novedoso el tatuaje artístico. A principios del siglo pasado, los tatuajes eran usados entre marineros, en resumidas cuentas, para expresar su trabajo. Se podría decir que, para ellos, llevar esas insignias era sinónimo de largos viajes en el mar. Entre los diseños, por ejemplo, las golondrinas representaban navegaciones extensas y las anclas significaban resistencia. En esa época, era común que aquellos considerados como marginales: gente de circo o pandilleros, llevaran tatuajes. Pero también se extendía a algunas mujeres que decidían tatuarse el rostro como alternativa al maquillaje, que era realmente caro en esos años, aunque por cuestiones de status no lo decían públicamente.
Casi en la mitad de siglo, empezaron a surgir artistas del tatuaje que fueron imponiendo el género tradicional que conocemos hoy día llamado Old School. Los marginales se convirtieron en símbolo de la masculinidad, construyendo la idea de chico malo o bad boy. Los tatuajes se empezaron a hacer más frecuentes en la sociedad y empezaron a abarcar a otros grupos, aunque no lograban salir del todo de lo socialmente mal visto. Pero hacia los años 80 la escena del rock cambió todo. Si bien, en el llamado rockabilly la moda del tatuaje estaba vigente, con el glam, el rock y las chaquetas de cuero, los tattoos acompañaron una moda en auge y empezaron a ser considerados, de otras maneras, más decorativas incluso. Y en los 90 ya la moda del tatuaje estaba muy instalada y los diseños ya no le pertenecían solamente a los marginales, sino que muchos jóvenes incluso decidían tatuarse. El boom sin dudas se dio al final del siglo 20 y principios del nuevo milenio, cuando grandes celebridades e íconos globales empezaron a lucir con tatuajes. Y los tatuadores empezaron a considerarse artistas y a vender diseños originales. En los cánones de la belleza y la moda, la discusión sobre los tatuajes ha sido extensa.
Hasta no hace mucho tiempo, la alta costura prefería modelos sin marcas en la piel, como un lienzo blanco inmaculado. Hasta que en 1971 el diseñador Issey Miyake presentó en NY una colección que cambiaría esta mirada. En ella, su intención era reivindicar el tatuaje japonés pero con una mirada inclusiva y un poco combativa hacia las clases altas. Esta colección se basaba en transparencias tanto para varones como mujeres y tenía una gran carga política, ya que desafiaba en cierto punto las reglas de la alta costura y su visión respecto de lo marginal. Con este ejemplo, muchos otros diseñadores como Martin Margiela o Jean-Paul Gautier pasaron a incorporar el tatuaje en el exterior de los cuerpos y ahora no solo estaría en las pieles, sino que serían parte de un diseño de indumentaria y una tendencia muy fuerte hasta convertirse el body art en algo vistoso y vendible en las tiendas de a pie. La intención de estas prendas es mantener los tonos nude o colores apagados en el grueso de toda la tela y que por encima estén impresos los diseños, generando una ilusión visual como si estuviesen realmente en el cuerpo y no poder determinar bien dónde empieza y termina la prenda. Así que si no te animas a pincharte, puedes optar por elegir prendas similares a estas y jugar con los diseños que más te gusten en tu cuerpo. Parece que con el correr del tiempo, los tatuajes se han ido aceptando paulatinamente hasta llegar a las pasarelas. Quizás haya sido este solamente un guiño frívolo de la moda al tomar un movimiento cultural muy importante para algunos grupos sociales y llevarlo a ser tendencia. O que se empiece a pensar al tatuaje más ligado a una cuestión estética, y ver que en realidad llevar tatuajes también pueda referir una declaración de belleza de la propia persona. Con estas propuestas, podemos ver que no es necesario pincharte, si es que no quieres y, por el contrario, puedes optar por llevar tatuajes en tus prendas. Esta versatilidad es lo que a muchos diseñadores les está abriendo las posibilidades para volver a pensar los tatuajes, ya no como algo peyorativo, sino para pensar en un público más amplio sin la necesidad de responder a cánones antiguos. Hoy en día, la mayoría de las personas se tatúan más por una cuestión artística o estética y las tendencias en la moda no se quedan atrás, ya que parecen animarse a jugar con lo permanente de los tatuajes o lo temporal de las impresiones en las telas.

La controversial relación entre los tatuajes y la moda. El cambio histórico de los tatuajes y su influencia en la moda. La controversial relación entre los tatuajes y la moda. 28 05 2024.
La práctica del tatuaje se remonta a más de 5 mil años de antigüedad. Según se cree, puede pensarse que esta práctica existe incluso hace más tiempo. Los orígenes del tatuaje tienen muchos sentidos y han sido por mucho tiempo marginados. Pero hoy en día se los considera hasta en el mundo de la alta moda. Hacia principios de los años 90, se encontró una momia de una persona que falleció en -3200 que presentaba tatuajes en todo el cuerpo. Esta momia tiene el nombre de Ötzi y se trata de un hombre de aproximadamente 46 años que presentaba líneas tatuadas en la parte baja de la espalda, tobillos, muñecas y rodillas que son las partes que empiezan a doler al envejecer, por lo que se cree que tenían un fin medicinal. También se encuentran datos de mujeres egipcias de hace -4300 años talladas o pintadas en estatuillas con tatuajes en el cuerpo, que por lo general eran una serie de puntos alrededor del abdomen. Asimismo, podemos dar cuenta de muchas comunidades milenarias que también realizaban estas prácticas de tatuaje.
