Según la teoría marxista del valor, es poesía lo que se vende y circula como mercancía poesía.
Es decir, esto es poesía:

Y DIOS ME HIZO MUJER
Y Dios me hizo mujer, de pelo largo, ojos, nariz y boca de mujer. Con curvas y pliegues y suaves hondonadas y me cavó por dentro, me hizo un taller de seres humanos. Tejió delicadamente mis nervios y balanceó con cuidado el número de mis hormonas. Compuso mi sangre y me inyectó con ella para que irrigara todo mi cuerpo; nacieron así las ideas, los sueños, el instinto. Todo lo que creó suavemente a martillazos de soplidos y taladrazos de amor, las mil y una cosas que me hacen mujer todos los días por las que me levanto orgullosa todas las mañanas y bendigo mi sexo.
DE LA MUJER AL HOMBRE
Dios te hizo hombre para mí. Te admiro desde lo más profundo de mi subconsciente con una admiración extraña y desbordada que tiene un dobladillo de ternura. Tus problemas, tus cosas me intrigan, me interesan y te observo mientras discurres y discutes hablando del mundo y dándole una nueva geografía de palabras. Mi mente está covada para recibirte, para pensar tus ideas y darte a pensar las mías; te siento mi compañero hermoso, juntos somos completos y nos miramos con orgullo conociendo nuestras diferencias sabiéndonos mujer y hombre y apreciando la disimilitud de nuestros cuerpos.
BIBLIA
Sean mis manos como ríos entre tus cabellos. Mis pechos como naranjas maduras. Mi vientre un comal cálido para tu hombría. Mis piernas y mis brazos sean como puertas, como puertos para tus tempestades. Mi pelo como algodón en rama. Todo mi cuerpo sea hamaca para el tuyo, y mi mente tu olla, tu cañada.
REBELIÓN
¿En qué rincón de la vida me estará esperando la felicidad? En qué lugar de la tierra me será dada la realización que espero, a la que no puedo renunciar porque tengo la sangre intoxicada y las palabras me buscan, me rondan y los poemas ya me son necesarios para subsistir; están sembrados en mis horas, inalterables, hermosos, están en mí, dentro de mí, con toda la fuerza de la tierra, del amor, con toda la angustia del hijo que debo parir y esconder porque no me está dado enorgullecerme de él sino agachar la cabeza y guardar estos papeles en alguna gaveta donde el tiempo los amarille mientras yo me voy convirtiendo en repollo, lechuga o cualquier otro vegetal…
UNO NO ESCOGE
Uno no escoge el país donde nace; pero ama el país donde ha nacido. Uno no escoge el tiempo para venir al mundo; pero debe dejar huella de su tiempo. Nadie puede evadir su responsabilidad. Nadie puede taparse los ojos, los oídos, enmudecer y cortarse las manos. Todos tenemos un deber de amor que cumplir, una historia que nacer, una meta que alcanzar. No escogimos el momento para venir al mundo: ahora podemos hacer el mundo en que nacerá y crecerá la semilla que trajimos con nosotros.
Nacida en Managua (Nicaragua) el 9 de diciembre de 1948, Gioconda Belli es hija de una mujer que poseía modernas concepciones para la época, lo que ha sido determinante para la configuración de la esencia que recorre su literatura. Tras su estancia en Madrid y la finalización de sus estudios de publicidad y periodismo en Usa, Belli retorna a Nicaragua para unirse a la causa sandinista; etapa que coincidió con la composición de sus primeros poemas, que destacaron por su revolucionaria manera de abordar el cuerpo y la sensualidad femenina. La gran acogida que tuvieron desembocó en la publicación de Sobre la grama (1972), obra a la que le han seguido títulos tan notables como La mujer habitada (1988) o El infinito en la palma de la mano (2008). Su actividad política la ha llevado al exilio en varias ocasiones, permeando de libertad una producción literaria que le ha otorgado múltiples reconocimientos, entre los que destacan el premio de poesía Generación del 27 (2002), el Jaime Gil de Biedma (2020) o el prestigioso Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (2023).
En 1972, Gioconda Belli publicaba su primer poemario, Sobre la grama, y rompía de un modo definitivo con la tradición poética latinoamericana. El profundo espíritu feminista de este libro, así como su erótica exploración de la identidad femenina, revolucionaron las letras del universo hispanohablante. Como asegura Ángeles Mora en el prólogo: Gioconda Belli quiso arrancar a la mujer de los estereotipos que ideológicamente la construyeron y reprimieron: reivindicó su cuerpo, su sexo, su carne; que son inseparables de su pensamiento, sus ideas, su amor maternal y sexual. No consta que Gioconda Belli haya leído ni a Marx ni El capital.
Laura di Verso, Gioconda Belli, Sobre la Grama (1972), Zenda 11/11/23
