
YO, PROFESOR
Yo, profesor, me confieso a Dios
que he pecado mucho
de pensamiento, estudio y de lección.
Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa,
se han multiplicado errores de bulto de la cultura
y manipulaciones ideológicas de toda educación.
Por eso ruego a mi alumnado y a ustedes mis colegas,
que aviven el seso y despierten
contemplando
cómo se reproduce el sistema,
cómo se enseñan mentiras
por verdades,
cómo se queda el alma dormida
de profesores y alumnos
tan campante
y cómo después, de graduados,
da dolor.
