
He hurgado, ya se sabe, como un ladrón los viejos libros
y las páginas que faltan buscado codicioso
pues piensa el descreído que todo libro es sagrado
y toda obra, incompleta
Si no me interesó la conversación de los hombres
sí en cambio su escritura
Perdí mi luz
por entre líneas de polvo de luminosa fábrica
Memoria confusa guardo de larga arqueología
a veces sólo un versículo, cuatro palabras, ruido
Nunca descifré los renglones de El que todo lo escribe
y hace tiempo que aprendí
la dulcísima piedad de la mentira
De quien mata a un gigante (1987)
