
CHIÍES CONTRA CHIÍTAS
Coplas por la muerte de la religión y las religiones
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Chiíes contra chiítas,
sunnitas contra sunníes
de la Meca
pusiéronse en las mezquitas
los puntos sobre las íes
del Profeta.
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Cuán presto se va el rezar,
cómo, después de pasada
la oración,
viene esgrimir el Corán
los viernes frente a la cámara
de ira y ¡pon!
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Unos, mirando a los kurdos,
Afganistán, Irak, Siria
Túnez, Congo;
otros, Arabia, los turcos,
Libia, Israel, Palestina,
o al petróleo.
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¿Fatuas de imán o de Al‑Qæda,
boko harám, talibanes
o del Isis?
Vamos a ver. La receta
para los occidentales
no es difícil:
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se baten unas con otras
las sectas con el mortero
de los vascos:
–Pudiendo darnos de hostias,
¿vamos a perder el tiempo
dialogando?
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Wahbíes contra sunnitas,
sauditas contra iraníes
y ayatolas
proféticos, yihadistas,
por ver qué sharía allí es
la que mola.
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Y en tanto que allí se dan
sus barbas y sus tapadas
sus tiritos,
nosotros, la fiesta en paz:
Cuaresma, Semana Santa,
y al Rocío.
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Cumplidos con ser París,
cansados de Charlie Hebdos
incendiarios,
allá que se pudran y
la madre que los parió
por pintarlos.
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Ese dios era el camino
para el nuestro que es morada
sin dudar.
Qué importan mil beduínos
que se maten a pedradas
por Alá.
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Ser varón, ser tres en uno,
bueno, sabio, omnipotente,
cielo, infierno;
no el laicismo inoportuno
que nos deje sin belén ni
nazarenos.
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Si a la izquierda le preguntas
las razones, de las mil y
un del Psoe,
te dirán las tres culturas,
la alianza de las civi‑
lizaciones.
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Cosa fue de Zapatero y
su zapato, Condoleezza
Rice, o arroz,
de la India hasta Marruecos
desde las Torres Gemelas,
con amor.
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Con amor, los musulmanes,
lo mismo que en la Edad Media
los cristianos,
católico y protestante:
–Pudiendo ir uno a la hoguera,
¿qué esperamos?
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Así que no hay más que ver
que todas las religiones
son iguales:
opio de iglesia. Y ¿la fe?:
cosas de Dios y cuestiones
personales.
