NI CULTOS NI DEMÓCRATAS
Ni tontos ni marxistas, la serie de ElTendedero, levantó la suspicacia de una amiga marxista y cliente de Media Markt. En todo caso ella quería ser no tonta y seguir siendo marxista. Hubo que explicarle que Ni tontos ni marxistas, lema discutible a la luz de la coeducación, no era más que una secuencia absurda que, sin embargo, tecleada en Internet, arroja todos los resultados posibles, con independencia de la web o de los retuiteos posteriores. Ni cultos ni demócratas presenta el mismo inconveniente femenino para quienes querrían ser no cultas, pero quien manda es Google. Si Ni tontos ni marxistas se dedicaba a las supersticiones de la clase dominante, Ni cultos ni demócratas se orienta a la gente dominada, dominada por las trampas de la cultura y de la democracia, del Estado del Bienestar o del I+D, por este Occidente interminable donde se cuecen tópicos que habría que tirar abajo como se tiran las estatuas de los tiranos el día de la liberación. Liberarnos de tener que ser cultos y demócratas por miedo a que nos tomen por salvajes o terroristas. Miren: una civilización puede ser buena en comparación con otra (la cristiana puede parecernos mejor que la musulmana, por ejemplo), pero no es plan de caer en relativismos que salven la parte por el todo. Si fuéramos capaces de liberar a la religión, de los obispos; a la política, de los políticos; a la filosofía, de los filósofos; al arte, de los artistas y de la Sociedad de Autores, lo que son el hecho religioso, la vida civil, el pensamiento o las bellas artes lucirían libres de las castas que monopolizan y administran las actividades más divertidas de la vida (asociadas al ocio, y no al negocio, o al trabajo, que es joderse más o menos). A quien lo dude o le parezca este un pensamiento meramente materialista, que le quiten el traje que le cubre y la mansión que habita, el pan que le alimenta y el lecho en donde yace, a ver qué queda del artista de turno. Somos Ni cultos ni demócratas no por ser anti sistema sino porque el sistema, sencillamente, no nos lo creemos.
Como número cero, proponemos dos lecturas de dos páginas de El País del viernes 27 de febrero. En la página 39 se ve una pancarta estudiantil que dice “Pagadnos las becas con vuestras tarjetas”. Y en página 42 y 43 la noticia es Arco 2015. Dense un tiempo para visualizarlas yendo a los vínculos 39 y 43.
Ni cultos ni demócratas, al estudiantado universitario hace tiempo que habría que haberle dicho la verdad: Nenes, el Presupuesto del Estado, que no alcanza ni para cubrir la enseñanza obligatoria, no tiene por qué pagaros la carrera. Al menos, no a fondo perdido, para que luego abráis despacho de pago o vuestra consulta privada. ¿Lo hablamos? ¿Hablamos de quién paga y a quién los estudios universitarios y qué revierte luego, de toda esa inversión, al Estado o a los más necesitados de vuestra acción social?
En cuanto a Arco, no se pierdan el Vaso de agua medio lleno, de Wilfredo Prieto, un señor que, a estas alturas, no ha leído a Duchamp y que pide por su gracia de agua, vaso y estante 20 mil euros, como si eso se pudiese patentar como obra de creación. Yo también tengo en un estante un vaso medio vacío a la espera de las flores que suelo poner. ¿Yo estoy plagiando a Wilfredo Prieto o es él quien me plagia a mí? En la otra página de El País, la 43, se ve al Rey y a su consorte visitando el sitio de Liliana Porter, una buena mujer pero de las que viven del cuento. Y el cuento esta vez se llama Sin título con lector, un montaje de un montón de libros sobre el que pululan unos cuantos hombrecillos como soldados de plomo. O sea, que mientras usted y yo estábamos currando o buscándonos la vida, Arco y Casa Real allá que andaban viendo, según El País, el mundo de los hombres que intentan sobrevivir ante la inmensidad del mundo, abrumados por la imposibilidad de absorber el flujo del conocimiento, simbolizado por las pilas de periódicos y de libros, entre los que se encuentran Los viajes de Gulliver. Lo explica Porter con sus palabras: “En la instalación Sin título con lector uno va descubriendo pequeñas narrativas. En general, es el hombre que está leyendo cosas del presente, del pasado y del futuro, pero que nunca acaba de entender del todo, porque la vida no da para estudiar y saber todas las cosas”. Y yo, que creía que esa idea ya la expuso Borges y antes que él los enanos encaramados en hombros de gigantes. Pues nada, a ver si nos vamos haciendo todos reyes y con consorte, Arcos, Lilianas o Wilfredos, o sea de la cultura y la democracia. Iba a decir la demosgracias, pero el corrector me lo ha echado para atrás.
Daniel Lebrato, Ni cultos ni demócratas, 28 de febrero de 2015.
Vínculos relacionados: La democracia, Demócratas y La pública y la privada.
