1º.
Desde todos los puntos de vista (en sincronía o diacronía, por géneros personales, realistas o imaginarios) la humanidad nunca ha querido trabajar.
2º.
El escenario o campo de juego es en todas partes el capitalismo. Quien quiera hablar de países comunistas o de la Otan como defensa, arteramente habla y arteramente esconde sus cartas. El capitalismo es por fuerza desigual e irá por grupos, grados o bloques, pero esos tramos no son ni serán Soviética contra la democracia cuando la guerra fría. Tampoco tiene mucho recorrido la inmigración mano de obra donde falta. Antes o después, el mundo querrá ser igual tal cual igual se entiende como ser global.
3º.
Los sapiens del primer mundo tienen la obligación de acudir a un reto anti marxista y marxista a la vez: abolir el trabajo tal cual es percibido. Con que el obrero gane más que el ingeniero, ya estaríamos hablando de una escena diferente. Los fáber tienen que burlarse o que reírse o que vengarse de los sapiens. La sociedad del espectáculo tiene que cambiar de estrellas. Que el trabajo se pague por su desagrado y por su peligro o por su esfuerzo, y no por su titulación. Que el obrero gane más que el universitario y que el rey y la princesa y el poeta. Es todo.

